2 - Alara - 2

Alara había extrañado el aroma de su padawan, especialmente desde que su chaqueta ya no olía a él. Shin los estaba paseando por un pantano, esquivando árboles y animales a toda velocidad en su speeder. Ella iba apretando la cintura de su padawan y se sentía bastante mal por estar disfrutando del paseo. El pantano era denso y se volvió salvaje rápidamente. Algunos árboles eran gigantescos y terminaron encontrando el lugar que Lira les había enviado. La jedi los recibió en su escondite, una gigantesca roca que los protegía de lo que parecía ser un gigantesco campamento en el medio de la nada. Lira se quedó mirando a Shin con detenimiento por un rato para luego guiarlos hacia un árbol.
“Esta es la situación.” Dijo con prestancia la jedi. “Encontramos un grupo de mercenarios vendiendo esclavos, Athos los estaba siguiendo en la distancia, pero terminó siendo una trampa. Uno de ellos parece saber cómo pelear.”
Alara iba a decir algo, pero Shin tenía otros planes.
“Yo haré de distracción.” Dijo con seriedad su padawan. “Ustedes liberen a Athos y a los esclavos.”
Shin no esperó por respuesta y encaró directamente por la entrada principal.
Lira miró a Alara para seguirlo desde las alturas, saltando hacia la empalizada que hacía de muralla. Desde allí vieron a Shin entrar al lugar sin ser detectadas. El jedi llamó la atención del lugar al desmayar a los primeros dos guardias con sus puños. Alara notó lo peculiar que era su estilo.
“¿Eso es Echani?” Preguntó sorprendida.
“Sí, hace un mes lo fui a visitar a Coruscant y lo encontré entrenando con una mujer de cabello plateado…” Respondió pensante Lira.
Shin derrotó a tres más otra vez solo con sus puños, las armaduras poco podían hacer ante su Bakuuni.
“Su Bakuuni ha mejorado…” Dijo sorprendida Alara.
“Lo único que hace es entrenar…” Dijo ofuscada Lira, sintiendo una mezcla de celos y envidia. “¿Qué rayos le hiciste?” Preguntó sin pensar demasiado.
“Yo…” Dijo apenada Alara.
“Perdón, no es mi problema… Rescatemos al testarudo de mi hermano.” Dijo la jedi para saltar hacia el campamento.
Alara tomó del hombro a Lira para caminar entre los mercenarios que iban en busca de su padawan. Nadie notó que estaban en el medio del camino. Ambas encontraron las jaulas de los esclavos y se pusieron a trabajar. Athos no estaba por ningún lado.
“¿El jedi?” Respondió uno de los nativos del planeta. “Estaba en la cabaña del jefe…” Agregó apurada buscando a alguien.
Alara les ordenó a todos que se ocultaran en una tienda mientras ellas buscaban a Athos. Lira se acercó para que su habilidad las escondiera del que parecía ser el líder. Parecía ser un mandaloriano. Su armadura era amarilla y se hizo completamente invisible frente a sus ojos luego de tocar algo en sus muñecas.
“Eso es nuevo…” Dijo sorprendida Lira mientras corrían hacia la cabaña.
Athos estaba colgado de los pies con la frente a un par de centímetros del suelo. Lira lo desató con prestancia para luego sentarlo frente a ella.
“Athos…” Dijo preocupada.
El jedi estaba bastante lastimado.
“Estoy bien…” Dijo ofuscado Athos mientras se ponía de pie. “Ese mandaloriano tiene mi sable.”
“No te preocupes por eso ahora.” Dijo pensante Alara. “Tenemos gente que salvar…”
“Gracias por venir, Alara.” Dijo con cuidado Lira. “Deberíamos ayudar a Shin.”
La cara de Athos cambió por completo.
“Primero la gente.” Dijo con seriedad la caballera.
Alara usó su sable junto a Lira para hacer una abertura en la empalizada. La gente se escapó con prestancia gracias a las indicaciones de Athos, que parecía conocer el lugar. Cuando terminaron, corrieron hacia la entrada en busca de Shin. Allí estaba su padawan, meditando en el medio de los mercenarios. Todos estaban gimiendo de dolor o maldiciendo su nombre. El sable de Athos flotaba frente a él. Cuando los sintió llegar, Shin se puso de pie para devolverle el arma a su compañero.
“¿Estás bien?” Preguntó con seriedad.
“Nada que lamentar.” Dijo con prestancia Athos. “No sabía que estaban en Pantora.”
“Llegamos hace un par de horas.” Dijo con seriedad Shin.
Alara revisó sus alrededores sorprendida, especialmente porque Shin no estaba lastimado y se percató de que nunca había usado su sable.
“¿Cuándo aprendiste Echani?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Todavía soy un novato.” Respondió con prestancia Shin. “Ya llamé a las autoridades.”
“Gracias por ayudarnos, Shin.” Dijo sonriente Lira. “Me gusta tu barba.”
“No hay nada que agradecer.” Respondió con seriedad el jedi. “¿Dónde escondiste tu nave?”
“La oculté con unas ramas.” Dijo pensante Lira mientras empezaban a caminar. “¿Cómo has estado? ¿Sigues entrenando en Coruscant?”
“No.” Respondió con simpleza Shin. “Estaba en una misión con Ceerk, pero tuve que interrumpirla para venir hasta aquí.”
“Ah, la Fuerza juntó nuestros caminos.” Dijo divertida Lira.
Alara volvió a sentir celos.
“A Alara siempre la veo en casa… ¿Vas a volver pronto?” Preguntó despreocupada la jedi. “Extraño entrenar contigo por las mañanas.”
“No lo sé.” Respondió con seriedad Shin.
Alara recordó algo que Lyrian había dicho. Lira estaba haciendo lo mismo que su alumno hacía con ella, queriéndola como una jedi podía.
“¿Cómo derrotaste a ese salvaje?” Preguntó de la nada Athos. “No he podido más caer en su trampa.”
“Él cayó en la mía.” Dijo con seriedad Shin. “Es el primer mandaloriano que veo usar un lightsaber.”
“No va a volver a pasar…” Dijo apenado Athos.
Era la primera vez que Alara veía algo como eso en la cara del padawan, se detuvieron frente a la nave de Lira.
“Gracias…” Dijo apenada Lira mientras miraba a Shin. “¿Podemos vernos en Boratis?”
“No hay problema.” Dijo sonriente Alara, arrepintiéndose al instante, ya que todavía no había podido hablar con su padawan.
Shin empezó a caminar sin decir nada, pero ella lo alcanzó rápidamente.
“Shin…” Dijo apenada Alara.
La caballera sintió una mezcla de vergüenza y ansiedad que nunca había sentido antes. No sabía que decir y no quería seguir lastimando a su padawan.
“Yo… quería…” Agregó avergonzada mientras jugaba con sus manos frente a ella.
“Lo sé.” Interrumpió con seriedad el jedi. “Deberíamos ayudar a esta gente.”
Alara iba a tener que encontrar otra oportunidad para hablar con su padawan.