SER MADRE
BERTHA GARCIA.
Pensé que llegaría tarde, a la cita médica que tenía señalada para el día de hoy, mi niña la necesita mucho, estoy casi segura, que tiene un grave problema de desnutrición, está demasiado delgada, y la veo que se cansa de la nada, es una niña muy alegre y también muy inteligente la he observado muchas veces, sacar cuentas con cantidades bastantes altas y ellas las resuelve solo usando, su cabeza nada de calculadoras, espero que el doctor me ayude, mi Noro merece crecer y ser una niña sana, con todas las oportunidades que le de la vida y en lo que cabe y este en mis posibilidades, lograre que ella sea feliz, aunque su madre me vea como una mujer metiche, que no tiene nada más que hacer, que meterle en la cabeza de su hija, estúpidos sueños que ella nunca podrá realizar, todo por la pobreza en la que su familia vive, son ocho personas viviendo en un pequeño departamento, que mucho tiene 40 metros cuadrado.
Salgo de mis pensamientos al ver que mi Noro, me dice que han llegado unos mellizos idénticos, que tienen alrededor de cinco o seis años, ella es una niña muy sociable, empática y soñadora, con sus nueve años ella cree que todo el mundo es como ella, sin malicia con un alma muy pura, que todavía no está contaminada, por esta sociedad en la que vivimos, - Bertita puedo ir donde los niños, me dice con su linda carita, es una muñequita morena, tiene unos hermosos ojos negros, una nariz respingada y unos labios carnosos, con un rostro ovalado con su largo cabello negro azabache.
-Está bien pero no te alejes mucho, recuerda que pronto nos llamaran, para ingresar donde el doctor, - Si Bertita no lo olvidare estaré pendiente, no se preocupe, es que lo que pasa que los niños se ven muy tristes y voy a jugar con ellos, lo prometo estaré pendiente.
La veo irse donde los niños, y en verdad recién me fijo, en lo que mi niña me dice, se ven muy tristes esos pequeños, la mujer que los acompaña, les habla con amor y mucha paciencia, pero ellos solo le respondiente con su cabecita, sí o no, pero hay llega mi Noro, toda sonriente, como un sol después de un día de lluvia, iluminando todo por donde ella pasa, la observo desde la distancia, cuando ella trata, de entablar conversación con los pequeños y la señora, pero ellos se asustan, ante el pequeño torbellino, de preguntas que mi Noro les hace que la señora sonríe, de ver como esa niña ni siquiera respira, solo habla y habla sin cansarse, me lleno de satisfacción, viendo la escena que pasa frente a mis ojos, Noro se llevó a los niños a la zona de juego, y ellos por primera vez sonríen genuinamente, lo dicho esta niña es un sol.
Escucho el nombre de Nora Sánchez por los parlantes, y me levanto para llamar a Noro como le digo de cariño, para ir al consultorio del Dr. Jiménez, que es un pediatra en nutrición infantil, y es lo que mi Noro necesita, camino hasta la zona de juegos, y le digo – Noro es nuestro turno cariño, despídase de sus amigos, y acompáñeme, por favor, ella se incorpora y se despide de los niños, los cuales le dicen que ellos se van a ir donde la Tía Paulina, a lo que mi Noro me observa con su carita de corderito, diciéndome – puedo llevarlos Bertita, yo se los pedí a su tía, y es mi obligación dejarlos con ella no demoro porfi, - está bien pero no demores, le enseño la puerta del consultorio para que me alcance allá, ella asiente con la cabeza se lleva a los niños donde la tía, yo camino hacia donde el Dr. Jiménez para no hacer esperar al Dr. Voy llegando a la puerta y mi Noro está a mi lado sonriéndome, yo daría todo para ver siempre esa sonrisa en su lindo rostro.
-Pasamos al consultorio, el Dr. Jiménez apenas nos ve entrar. Levanta la mirada, de su computadora portátil, y nos saluda y pide que tomemos asiento el hombre es joven, como de unos treinta y cinco años, cabello y ojos oscuros, nariz aguileña, labios bien finos, tez morena como mi Noro, hacemos lo que nos indicó, esperando que termine lo que está haciendo, después de unos minutos, levanta su mirada y hace a un lado, la laptop, nos pide disculpa por hacernos esperar, y le veo que le sonríe a mi niña con una cálida sonrisa, volteo hacia ella, y le sonríe pícaramente, la observo y le pregunto –¿ se conocen?, - si Bertita él es el nuevo vecino que vive al frente de mi edificio justo al lado de su casa, - ¡Oh! Lo siento, no lo sabía, mi trabajo no me da mucho tiempo libre para socializar.
-No se preocupe señorita, yo tampoco tengo mucho tiempo libre uso mi casa solo para dormir, la mayor parte del tiempo la paso en el consultorio, o en la casa de mis padres, bueno cambiando de tema, ¿en qué puedo servirles?, -Lo observo y me dedico a explicarle lo que me preocupa, - lo que pasa Dr. Jiménez, es que he venido con Noro, para que usted la chequee, porque a pesar de que ella se ve una niña muy sana, me preocupa su extrema delgadez, - lo veo que se levanta y le dice a mi Noro, que se suba a la báscula, la pesa y mide luego llama a una enfermera, esta se ve joven de unos veinte dos años llenita y muy sonriente, se ve que le gusta tratar con niños, eso es bueno porque la mayoría de pacientes son niños y mujeres en estado de gestación, ella toma algunos apuntes, mientras él se concentra en atender a la niña, la dedicación con que hace su trabajo, me hace pensar que ¡en lo que dijo!, que pasa muchas horas aquí, y le gusta lo que hace, escucho que le dice a Noro que eso es todo, que se puede sentar junto a mí, que ya regresa y lo espere un momento, con la cabeza me hace señas que ya regresa y le dice a la enfermera que lo acompañe, ambos se retiran, y mi niña comienza a contarme que el doctor, es alguien muy bueno, que la primera vez que lo vio fue el jueves en la mañana y estaba lloviendo, y él le regalo su paraguas para que ella fuera a comprar plátanos y huevos para el desayuno, su madre estaba apurada porque llegaría tarde al trabajo, y la nevera se había dañado, y no tenían nada conque comer ese día, así que fue a comprar, pero cuando salió se dio cuenta de la lluvia, así que ella igual salió tenía que hacerlo por sus hermanitos pequeños, y cuando cruzo la calle el Dr. La vio y le regalo su paraguas, al principio no lo quiso aceptar, pero el, le explico que no había problema, él tenía un auto, y no se mojaría, en cambio ella era una niña y se podía resfriar, así fue su primer encuentro, sonreí viéndola como si ella hubiera conocido al amor de su vida, ella era una romántica incurable, parecía muy fuerte, pocas veces se ha permitido llorar, según me conto ella no lo hace porque eso la mantiene fuerte, si llora ella se siente aliviada y ya no lucha, en cambio sí retiene sus sentimientos lucha hasta el final, y además las lágrimas solo son agua salada y no sirven de nada, me duele que una niña tan dulce y amorosa tenga una vida tan dura, pero yo voy a estar para cuidarla siempre, esa fue una promesa que me hice cuando la conocí, y supe su historia.
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Editado: 14.11.2024