Ser Madre

Capitulo 27

Jaime Rodríguez:

Después de hablar con Paulina, me quede pensando en la situación de los gemelos, pobres creaturas yo mejor que nadie se lo que es sentir que solo eres alguien que usan para alcanzar un beneficio, mi padre embarazo a mi madre y luego se casó con ella para administrar la empresa de mi abuelo, por suerte mi madre lo descubrió a tiempo, sino en estos momentos ella y yo viviéramos en la pobreza más absoluta, nadie me quita de la cabeza que ese hombre todo lo que quiere es el dinero de mi madre, pobre iluso ella lo sabe desde hace tiempo, pero no se divorcia solo por no compartir la mitad de sus bienes.

El día de su boda mi abuelo les hizo firmar un acuerdo prenupcial, donde nadie podría serle infiel al otro, y si ocurriese esa persona perdería todo lo que adquirieran en el matrimonio, la compañía no entraba en ese acuerdo, pero con la muerte repentina de mi abuelo, mi madre tuvo que hacerse cargo de la farmacéutica, y ahí la compañía formo parte de los bienes matrimoniales.

Mi nana me conto que mi madre quería que yo la herede en vida, pero no se atrevía a decirme nada porque yo andaba con Camila, y ella le caía mal porque la encontraba falsa recordándole a mi padre, por ese motivo se mantuvo enfrente del negocio.

Por suerte yo tengo a mi madre que me ha cuidado y defendido de todo y de todos, pero esos niños la perdieron, pero por suerte para ellos tienen a Paulina y su familia ellos los defenderán con uñas y dientes.

Me levanto de mi cama, no puedo dormir a quien engaño, estos recuerdos se arremolinan en mi mente, no puedo entender como las personas entierran su corazón todo por ambición.

Mi padre siempre fue frio y distante conmigo, pero cuando mi abuelo y mi madre estaban cerca era todo miel, siendo pequeño este tipo de comportamiento me mantenía en zozobra, ¡no entendía por qué!, luego en lo que crecí comencé a darme cuenta que este comportamiento de él, hizo que yo formara un apego emocional muy fuerte, no sé si él lo hizo a propósito o solo se dio, pero hizo de mi un niño carente de amor paterno.

Suerte que mi nana siempre estaba pendiente de mí, y comenzó a decirme las cosas de frente, como dice ella tomando el toro por los cuernos, haciéndome ver que yo no tenía nada malo, el problema era de mi padre, no mío ayudándome a formar una alta autoestima, donde el ser importante era yo, ¡no el!, porque si uno no se ama primero quien te va amar, solo cuando tú sabes lo que vales te darás el valor necesario, para que otros lo vean.

Por eso me gustaba Paulina, ella era alguien fiel y noble, no tenía ínfula ni se creía mejor que nadie, para ella nadie estaba por encima de ella y menos por debajo, todos eran iguales.

Con eso me dio el trabajo de enamorarla poco a poco, fue poco a poco, aun lo recuerdo como aquel día.

Paulina se encontraba en el patio del colegio, ella estaba sentada debajo de un árbol de tamarindo, que estaba rodeado de pequeños arbolitos de mango que recién estaban comenzando echar flor, la observe un rato antes de tener valor, y sobre todo tener tiempo suficiente, antes de que tocara el timbre, imagínense llevaba días planeando confesarle mis sentimientos.

Camino a pasos rápidos pensando que pronto terminara el recreo y yo todavía no le había dicho nada.

Cuando estoy a pocos pasos de ella, levanta la cabeza parece que estaba sumergida en la lectura, ese era su pasatiempo, me dice –Ven que te cuento la historia esta entretenidísima, -ahora no, tengo algo serio que decirte, -dime te escucho.

Y ahí en ese momento, me olvide de lo que tenía preparado, estuve tentado en sacar el pequeño papel de mi bolsillo delantero de mi pantalón, que oso seria eso, pero aun así con ese dilema tome una respiración profunda y le dije, -espera tengo que buscar el papel, -ella me quedo viendo desconcertada, pensando que era algún trabajo pendiente porque lo buscaba con tanto afán, porque para mí desgracia con los nervios olvide donde lo había guardado.

Le sonreí algo nervioso, saque el papel de mi bolsillo, lo abrí ya que estaba hecho una bola, que vergüenza ahora que lo pienso, en ese momento ella me miraba desconcertada, -que dice ese papel, es la respuesta del examen de matemática, que tendremos mañana dime Jaime, -no es otra cosa espera y te lo digo, ojeo rápidamente lo que dice y vuelvo a respirar antes de comenzar, -Pauli quiero decirte que me gustas mucho, quieres ser mi novia, -eso era todo lo que tenía escrito en ese papel y se me había olvidado, sonrió para mí en verdad que patético me vi.

Los recuerdos de ese momento me hacen sentir feliz, sobre todo cuándo justo que ella me iba a decir que si, cuando suena el timbre, yo estaba frustrado quería gritar y llorar al mismo tiempo.

Ella tomo mi mano entre las suyas mirándome directo a los ojos dijo –si porque te tardaste tanto en pedírmelo, -solo pude poner mi cara de idiota enamorado diciéndole ¡si me aceptas Pau!, mira que no hay vuelta atrás, -si tonto pero después hablamos no se si no escuchaste el timbre termino el receso, vamos que nos retan.

Había olvidado como comenzamos siendo novios, son los más dulces recuerdo de mi juventud.

Pero a pesar de que han pasado los años, todavía siento esas pequeñas mariposas revoloteando dentro de mi ser, eso es claramente la señal de que nunca la olvide, solo que los sentimientos estaban guardados, cuando ella apareciera otra vez ellos resurgirían con mas fuerza.




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