Ser Madre

Capitulo 34

Jaime Rodríguez:

Me despierto debido al sonido de mi celular, suena insistentemente, quien sea que me llama, debe tener una urgencia de hablar conmigo, -¿hola quien me llama? e interrumpe mi hermoso sueño, -disculpe señor, pero es algo urgente.

¿Qué paso Carlos?, -intentaron secuestrar su vehículo, con el señuelo adentro, cuando íbamos camino a la Fundación hace como media hora señor.

Me lo esperaba, pero no pensé que se movieran tan rápido, atraparon a alguien.

-No señor se escaparon cuando vieron que estábamos armados.

Entonces son personas improvisadas, sin conocimiento de lo que están haciendo, -me temo que no señor, al mismo tiempo que nos estaban interceptando a nosotros, intentaron ingresar a la casa, ¡no sabemos con qué intención!, tenemos nuestras conjeturas, talvez en busca de dinero o de raptar a la nana.

Me temo que la segunda, querían a uno de los dos, o en el mejor de los casos a ambos.

-Si lo mismo pensamos nosotros, y ahora que hacemos, -tranquilos quédense en casa, ¡ahora no tienen por qué salir!, ellos cometieron un error, no pudieron lograr su cometido, ahora tendrán que retirarse a buscar otra oportunidad, y para eso les tomara tiempo.

No salgan quédense en la casa cuidándose uno a los otros, recuerden no se pueden confiar, y por nada del mundo dejen entrar a mi padre y a Camila a la casa, ellos deben “creer que estamos ahí”, para que caigan en nuestra trampa, si llegan me llamas por teléfono que yo hablo con ellos, no digan nada, solo que ya me los pasan, y nada más, mientras menos digan es mejor, aunque no lo crean mi padre es bien astuto.

-Si señor así quedamos, ¡ah! Otra cosa más, estamos cuidando a la señorita Paulina como nos dijo, para ese trabajo nos estamos turnando tres personas a la vez, igual como cuando salía usted.

Igual, no dejen la casa con poco personal, ellos nos vigilan y están esperando un descuido para ingresar.

-Así lo aremos señor, -bueno si eso es todo, hablamos después, voy a ver si duermo un poco más, ¡eh! Carlos muchas gracias, -de nada señor.

Cierro la llamada, y me acomodo mejor en la cama, estoy seguro de que no volveré a conciliar el sueño, respiro para calmarme varias veces, pero no lo logro, y recuerdo lo que me menciono Carlos, querían que mis hombres se movieran a donde me encontraba, porque su finalidad era ingresar a la casa, ¿Qué buscan ahí?, esa es mi interrogante, ellos han estado varias veces en la casa, y no se han movido de la sala.

A mi mente llega, el recuerdo de la última vez que estuvo Camila en mi casa, observaba con detenimiento, donde se encontraban las cámaras, si supiera que son solo señuelos, las verdaderas están bien ocultas.

Con eso aumenta más mi curiosidad, que buscan ese par en mi casa.

¡Ah! ¡Ya caigo!, ahora sé lo que quieren, ellos quieren tener acceso para colocar sus propias cámaras y tenerme vigilado, saber que hago, con quien converso hasta lo que como, pero no se les dará, y después de pensar en comida me dio hambre.

Decido bajar a comer algo, me doy un baño rápido me visto, y salgo rumbo al ascensor, cuando escucho a mi nana, -¿A dónde vas? –A comer algo, tengo hambre nana, -pues te aguantas, ha llegado visita.

¿Quién? –tres socios de la Farmacéutica, son unos viejos feos y pipones, creo que son Cáceres, Quijije y Mera.

Esos son los enemigos acérrimos de mi madre, todo lo que ella quiere emprender, ellos le ponen un pero, ojala que vendan.

-Lo aran, solo tienen en mente la intención de molestar a tu madre, y porque creen que Leo es un total inútil, y va arruinar la Farmacéutica, sigo pensando que hacen las cosas, para que la compañía no siga adelante sino quiebre.

Lo mismo pienso yo, según mi madre los mafiosos están detrás de todo, como ella no se ha rendido, la están tratando de arruinar y comprar la Farmacéutica como pollo con peste.

Y después de todo, ¿Cómo te enteraste de que están aquí?, -a porque Lion me coloco ese pequeño televisor, que me deja ver quien llega y quien se va.

¡Qué bonito!, a ti te dan la mejor habitación inclusive te dan un ¡que, como le dijiste! –televisor, estas celoso mi niño, recuerda que aunque ellos me den una mansión tú serás siempre mi niño más querido, no te preocupes.

No sé si reír, o gritar de frustración, la nana no entendió nada, mejor así.

Entonces, espero que se vayan para comer algo, -claro que no, ya llamo a la chica, para que te prepare algo y te lo suba a tu habitación, como crees que vas a pasar hambre.

Gracias nana, eres la mejor.

-¡Como vas a creer que te voy a dejar pasar hambre!, igual será un pequeño bocadillo, ya mismo está el almuerzo, y no quiero que después no comas, -nana ya no soy un niño, soy un hombre adulto, -y que para mí siempre serás un niño aunque tengas barba y te llegue al piso, -respiro y me resigno.

La veo que toma el teléfono fijo que tiene en su cuarto y llama, ordena un jugo de naranja y dos sanduches de pollo para mí, -¡solo dos!, -claro te dije que era un bocadillo.

¡Pero nana!, porque eres así.

-Haber te dije, un bocadillo, y te pedí “dos sanduches”, así que eso o nada.




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