Ser Madre

Capitulo 40

Beatriz León:

Cuando llego Julio, él se había enterado de lo que había pasado por los chismes de algunos vecinos, como decía mi madre pueblo chico infierno grande, la gente nunca cuenta las cosas como son en realidad.

Y como era de esperar, cada persona le agrego algo de pimienta, para sazonarlo a su gusto, y ya no era solo un par de piezas de ropa interior, sino toda mi ropa, casi y nada me deja desnuda.

Julio me miro con algo de preocupación, cuando cruzo esa puerta, -Beatriz estas bien amor, te hizo algo a ti o al niño.

No, justo cuando llegábamos el salto por la ventana, y ahí fue que don Alejo, con todos sus años encima lo atrapo, fíjate lo ágil que es.

-Es verdad que te robo toda la ropa.

No, solo unas piezas, pero lo preocupante es que era ropa interior.

-¡Ropa interior!, ¿para que querría tu ropa interior?, ¡que es maricon o que!, eso no es normal.

Quise decirle, lo que la señora Hilda me dijo, pero sé que es por gusto, él no me va a creer, solo va a decir que yo se la tengo montada al pobre hombre, y en verdad que ha sido un largo día, y no tengo ganas de discutir.

No sé, -eso fue lo único que salió de mi boca.

-Pero es preocupante, imagínate que ustedes hubieran estado aquí, y lo peor es que yo tengo que trabajar en la noche, como vamos hacer.

El señor policía dijo que iba a dar más rondas por el sector, igual me indico que trancara bien las puertas y ventanas.

-Esa fue su gran solución.

Sip, solo eso y que no podía hacer nada más, pero también hay buenas noticias, ya mandaron los resultados de los exámenes de Emilio de la Fundación, y casi todos están en el promedio normal, solo dos están un poco altos, pero igual la Doctora se imaginaba que saldrían así, pero para confirmar los mando hacer.

-Bueno algo bueno entre tantas cosas malas.

¿Qué paso? Además del ladrón, tienes una cara.

-Alguien robo, unas herramientas en la casa del señor que estamos trabajando, y nos la van a descontar a todos.

Pero eso es injusto, tras que les pagan poco, ahora les van a quedar debiendo, estos me huele a auto robo, es una especie de esclavitud.

-Así es preciosa, y lo peor es que no puedo votarme, porque parecerá que fui yo.

Creo que tú en ti vida pasada, fuiste el que flagelo a Cristo, porque solo nos llueven desgracias.

-¡Que cosas dices mujer!, no seas tan trágica.

¡Trágica yo! eso te parece, mira como estamos viviendo, y no es porque no le pones empeño, porque trabajas como negro, pero aun así estamos en la lona.

-Sé que estas cansada y nerviosa, pero no discutamos por favor, mira a Emilio esta todo nervioso, si quieres más tarde lo hablamos con calma y más tranquilos, si amor.

Está bien, pero esta conversación no ha terminado recuérdalo.

-Lo sé, ahora dime como les fue en la Fundación, llegaron a tiempo y como se portó mi muchacho.

Si llegamos a buena hora, una enfermera muy amable me guio hasta el laboratorio, aquí mi campeón se portó por todo lo alto, demostrando que lo Venezolanos somos fuertes y valientes, ¡di que sí!, -lo último lo digo mirando a Emilio, y él me sonríe -yo no podría estar más orgullosa de mi muchacho carajo.

-Si vez que también tenemos cosas buenas mujer.

No me vengas con tus cosas Julio, que tú sabes a que me refiero, desde que llegamos solo nos han robado, te han pagado miseria, y cuando te han pagado, otros solo se hacen los locos y no pagan.

-Yo mejor que nadie soy consciente de eso Bea, pero no podemos dejarnos vencer, por algunas malas personas, que por nuestra desgracia se han cruzado en nuestro camino amor.

Pero como quieres que me sienta, estamos viviendo en la inmundicia Julio.

-¡Sé que para ti es difícil, esta situación!, haya en Venezuela bien o mal tenías un trabajo como enfermera en una de las mejores Clínicas de Caracas amor.

No es eso, es ver que trabajas y no progresamos, ver que mi país, cada vez está peor, me vine con la idea de que cuando todo mejorara volveríamos, pero la realidad me golpea en la cara, diciéndome que eso no sucederá.

-No pierdas la fe, eso es lo único que nos mantiene en pie, si dejas que todo te sobre pase, simplemente dejaras de luchar, y si eso ocurre yo también dejare de hacerlo, ¡no creas que yo, no sé qué todo va mal!, pero si sigo adelante es por ti y Emilio, ustedes son mi faro en la tempestad, en la que estamos sumergidos.

Me acerco a Julio y lo abrazo llorando, por las palabras que me dijo, a veces me comporto como una niña caprichuda, olvidándome que quien sale cada mañana y noche a trabajar es el, partiéndose el lomo, para que Emilio y yo tengamos alimento y un techo sobre nuestras cabezas.

-Todo va a estar bien, no te lo había querido decir, pero la señora Hilda el otro día, me ofreció el departamentito pequeño, que hay debajo de su casa, yo le dije que no, porque tú sabes no quiero abusar de ese par de viejos.

-Te lo digo por si te quieres mudar haya, sé que vas a estar mejor, porque estarás acompañada de la señora Hilda y don Alejo, cuando yo no este, lo vine pensando después de que escuche lo que paso aquí hoy.




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