Ser Madre

Capitulo 41

Julio Santana:

Esta noche el night club está lleno, parece que toda la gente joven del sector se volcó a este sitio, no han dejado de pedir bebidas, y la música esta que me vuelve loco, debido a un dolor de cabeza que he tenido todo el día.

-Oye amigo ¡cómo te fue, con el cambio de casa? Te pasaste al fin.

Si Lucas gracias por cubrirme, un tipo se entró ayer en mi casa, suerte que mi mujer e hijo no estaban, no me quiero ni imaginar, que algo malo les hubiera pasado.

-¿Cómo es eso mano?, pero que les roban, si ustedes son personas muy pobres y no es porque no le pongas empeño, sino que la gente es canija, te paga miseria, aprovechándose de tu necesidad.

Así es Lucas, pero me toca agachar el lomo, no me queda de otra, al menos hasta que Emilio se recupere, y de ahí veo si consigo algo de dinero, para que me envíen los papeles de la Universidad de Caracas, para refrendarlos y de esa manera poder estudiar aunque sea en línea, tengo que sacar a delante mi carrera.

-Lo aras hermano, no he conocido a nadie más constante que tú, bueno te dejo que tenemos que seguir trabajando antes que don Pedro nos vea.

Si y gracias hermano, te debo una, -de que si tú me ayudaste también.

Lucas se va, y aparece una mujer que creció muy rápido, porque la ropa no le queda, o la compro muy pequeña, ya que no le queda, se sienta toda coqueta, tratando de llamar mi atención, pero yo sigo en lo mío.

-Julio, atiende a la señorita, -me grita don Pedro desde la mesa donde esta con sus amigos, levanto la mirada para hacer contacto visual con él, y decirle si con el movimiento de mi cabeza.

Dígame señorita en que puedo atenderla, -quería una cerveza por favor guapo, -este tipo de mujeres me desagradan, se creen sexis porque andan casi desnudas, y se le ofrecen a los hombres sin más ni más, y si las rechazas se van ardidas, tengo igual que tener cuidado.

-¿Cómo te llamas? Es mi primera vez aquí, pero vine porque me lo recomendaron mucho.

Espero que le guste, aquí estamos para servirle, ahora que la observo mejor, es una mujer bastante madura, como de unos cuarenta años, raro ver mujeres de esa edad en este sitio.

Su cabello largo esta recogido en un moño en lo alto de su cabeza es de un color rojiso, se ha maquillado en exceso, para tratar de tapar las arrugas, pero lo que consigue es el efecto contrario, que se le acentúan más, su vestido negro ajustado, parece una talla más pequeña que la de ella, ¿no sé cómo puede respirar?, le sonrió para de esa manera ser cordial con ella.

-Parece que te gusto.

La observo, unos momentos para tomarme el tiempo necesario, para responderle de una manera donde no la insulte y no darle alas.

Lo siento si la quede viendo de esa manera, es que me recordó a una persona conocida, eso es todo.

-¿A quién, si se puede saber?

A una tía mía, a ella igual que a usted le gustaba vestir así.

-Me imagino que es de tu edad.

No tiene como unos cuarenta años, más o menos, pero se ve bastante bien para su edad, parece de treinta cuando se arregla.

-¡Me estás diciendo vieja!

No, claro que no, solo que me recuerda a alguien de esa edad, pero usted parece alguien bastante joven.

-Ya es tarde, sabes ya me insultaste, y ahora lo quieres remediar, pero no se te va hacer fácil.

Lo siento, si se siente ofendida por mis palabras, solo le respondí honestamente, usted me pregunto a quien le recordaba, y le dije que a mi tía, no la he insultado, sino también estuviera insultando a mi familiar.

-Mejor me retiro, no pensé encontrar personas como tú, que no saben valorar lo bueno.

Se levanta toda ofendida, y se va a encontrar con un hombre que la está esperando unas mesas más haya, y mi sorpresa es grande, se trata de nada más y nada menos que de José Sornoza, que hace esa lacra aquí, y lo peor con esa mujer, que vino directo hacia mí con intenciones claras de coquetear.

No me gusta, andar lanzando conjeturas en contra de las personas, pero esto está bastante sospechoso, recuerdo todas las veces que Beatriz, me dijo que ese hombre la miraba raro, y la ponía nerviosa.

Y si es verdad lo que me dijo Beatriz y este sujeto quiere hacernos daño, no me gustó nada lo que sucedió estos días, y si él tiene algo que ver con todo, lo que está pasando.

Estoy más tranquilo, ahora que mi Bea y Emilio, están donde la señora Hilda, al menos ahora no están solos en esa casa, y sé que don Alejo los cuidara mientras yo no este, pero ahora buscare la forma de descubrir a José, y sus verdaderas intenciones.

-Oiga joven, necesito dos cervezas, tierra llamando a cantinero, oye que te pasa estas laborando o soñando, que te fumaste.

Disculpe señor, es que vi a alguien y me perdí en mis pensamientos, disculpe nuevamente en que le puedo servir.

-Parece que a quien viste, no te cae bien, si tú quieres yo y mis hombre nos hacemos cargo de él, por una cómoda cuota de cien dólares, muerto el perro se acabó la rabia, tú me das los datos y yo me encargo.




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