Ser Madre

Capitulo 45

Beatriz León:

¡Estoy feliz! señora Hilda, ahora somos legalmente los padres de Emilio, nadie nos lo podrá arrebatar, ni siquiera su madre y abuela, ¡usted no sabe cómo detesto a esas brujas son tal para cual!, solo que la última sabe disimular muy bien.

-No hagas bilis hija, ellas no merecen que tu empañes, este momento con pensamientos negativos, fuera toda mala vibra, -lo dice moviendo sus manos, como apartando y votando todo por la puerta, para que no quede nada malo a su alrededor.

Sonrió viendo la actitud de mi amiga, ¡si mi amiga! esta señora es la única persona, que me tendió la mano sin esperar nada a cambio.

-Mira hija la felicidad son pequeños momentos, hay que disfrutarlos como una fruta que te gusta mucho, la comes despacio, saboreándola y llenándote de su sabor hasta la última gota, cuando hagas eso estarás satisfecha y feliz.

Tiene razón ya bastantes momentos malos hemos tenido, no debo preocuparme por lo que no ha llegado, aunque no demoran en aparecer esas brujas, eso téngalo por seguro.

-Claro, pero la diferencia es que ahora ustedes tienen Las de ganar, y ellas tendrán que tragarse su veneno y malas intenciones, porque aunque no lo creas, tu marido te quiere a ti y a su hijo en su vida, y es capaz de alejarlas a ellas, con tal de tenerlos a ustedes dos con el siempre, lo sé porque él me lo conto.

¡En verdad dijo eso!, aunque usted no lo crea, a veces me siento insegura, no sé si Julio lucharía por mí, ya que todas la veces que su familia me desprecio nunca hizo nada.

-Haber no seas injusta con él, tu no le contaste como te trataban, el hombre no es adivino, ¡si quieres que él sepa cómo te sientes!, tienes que decirlo directo y claro, además no aceptar nada que te haga sentir insegura, eso afecta a tu autoestima.

Lo sé, pero que hago mire trabaja en ese club nocturno, con tantas mujeres a su alrededor, usted cree que no me llegan ideas de que puede encontrarse otra y dejarme a Emilio y a mí.

-¡Estas celosa! ¡Una mujer tan bella como tú! No te has visto en un espejo hija, eres bellísima, ese hombre estaría siendo el hombre más bruto, donde te cambia por otra mujer, no lo digo por tu apariencia solamente, sino por tu ángel interno, que brilla y está lleno de luz, por ese motivo tienes que cuidarte, porque quienes siguen a la luz, las polillas y otros insectos.

¿Cómo es eso? No entiendo lo último.

Que debes cuidarte mucho, según tengo entendido José Sornoza ha puesto sus ojos en ti, ese hombre es muy peligroso, si no lo sabes le quito a la familia de la esposa a los niños, que ellos estuvieron cuidando, ¡porque el cuándo se enteró que estaba enferma la abandono!, a su suerte y un juez corrupto le dio la custodia de esos pequeños, que desde que llegaron solo han conocido la inmundicia y el desamor de ese despreciable escoria.

He escuchado que los tiene trabajando de sol a sol, casi no los alimenta y para colmo la novia de él, los maltrata también, si comen algo es porque alguna vecina que se conduele de ellos les da algo de comida.

-Entonces si te has enterado, ¡así es! lo malo es que José Sornoza, no se guarda en su boca que te desea y que cualquier momento serás suya, por las buenas o por las malas, por eso mi preocupación por ti, igual le dije a Alejo que si lo ve cerca le dé su buen planazo con el machete.

¡No me asuste señora Hilda! Me está asustando.

-Escúchame lo hago para que estés precavida, ese hombre es muy peligroso, ya perdió su humanidad, no le has visto los ojos, tiene una mirada fría y vacía como si no tuviera alma ya.

Si le he visto, y me erice los bellos del cuerpo se me erizaron, solo de recordarlo.

-Parece que si lo has visto, la expresión de tu rostro me dijo todo.

Si lo recordé, y usted tiene razón, se le ve la maldad en la mirada.

-Ahora me entiendes, porque me preocupo por tu seguridad, no salgas sola a ninguna parte, no des papaya me escuchaste.

Lo are, si salgo lo are con Julio, lo malo es que la próxima semana tengo la cita en la Fundación, y Julio ya no puede seguir pidiendo permiso, ya son dos días seguidos, y no creo que le den otro más.

-Todavía es la otra semana, veamos que pasa de aquí haya, no nos adelantemos a los hechos.

-Buenas llegue, ahí alguien en casa vengo por lo que me prometieron, y además traje una amiga, puedo pasar.

-¿Quién es, a quien invitamos y no recuerdo?, estoy perdiendo la memoria.

No es usted que debe un almuerzo somos Julio y yo.

-¿A quién? Le deben un almuerzo.

Al abogado que nos ayudó en el juicio de Emilio, solo pidió que le diéramos de almorzar.

Nosotras cuchichiábamos mientras el abogado estaba afuera esperando entrar.

Espere que ya salgo, -me levante de la hamaca para salir de la casa de la señora Hilda y bajar a mi departamento.

Cuando abro la puerta, me encuentro con el abogado y la jueza, me extraño verla a ella aquí, de todas las personas que él pudo traer a mi casa, ella fue la última que espere que viniera a nuestro humilde hogar.

Buenas tardes, disculpen la tardanza, vamos a mi departamento queda aquí mismo en la planta baja.




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