Ser Madre

Capitulo 48

Beatriz León:

Después que Julio se fue, decidí ir a conversar con la señora Hilda y don Alejo, ellos son un par de personas únicas, se aman y discuten al mismo tiempo.

Yo no podría estar más orgullosa de llamarlos amigos, porque eso son para mí.

Abrigue un poco a Emilio y me coloque un abrigo también, porque está haciendo algo de frio, cogí mis llaves y subí rumbo para la casa de la linda pareja de ancianos.

Pero en lo que iba subiendo las escaleras algo llamo mi atención, y era como si hubiera visto a alguien escondido detrás de una farola de luz, es de lo más extraño, porque esas cosas no cubren a nadie.

Como me pareció extraño, volví a mirar pero no había nadie, será que mi imaginación me estará jugando una pasada.

Seguí subiendo, y salude para que me escucharan y me abrieran la puerta, como siempre don Alejo me recibió muy alegre de vernos, lo primero que hizo fue levantar a Emilio a sus brazos, ellos dos son inseparables cuando están juntos, yo desaparezco de la vida de mi hijo.

Me hizo pasar y después que entre, pude divisar a la señora Hilda acostada en su hamaca, ese es su lugar favorito, estuve pensando ahorrar algo de dinero para comprarle otra, esta se ve bastante desgastada.

Ella levanto la cabeza, y me vio para sonreír después.

-Pasa hija, ven a conversar conmigo, ya Alejo me esta hartando con sus quejumbres, que hombre más insoportable, ¿hasta el día de hoy me pregunto qué le vi?, porque está bastante feo, ahora que lo veo mejor.

-Deja de decir tonterías Hilda, que tú no ves bien, recuerda tu diabetes, que te tiene bien jodida la visión.

-Entonces estoy diabética desde que te conocí, porque mira que no te vi bien en ese entonces tampoco.

Sonrió agachándome un poco para que el pobre de don Alejo no me viera reírme de él.

En verdad la señora Hilda es bastante cruel con el pobre, pero sí sé que lo quiere mucho, lo molesta todos los días, pero ella se preocupa de que coma bien, este limpio y sano, sobre todo cuando no llega, está en la ventana esperándolo.

De pronto sentí que mi nariz comenzaba a picarme, como cuando queman algo o alguien está fumando cerca de mí, esta sensación de que ¡algo está por pasar y no sabes que es! De pronto sentí que lo bellos de mi brazo se erizaron esto no era nada bueno.

Trate de que no se me notara mi ansiedad, pero de pronto don Alejo dijo, -Hilda tienes algo en la cocina todavía en la hornilla, huele como a quemado.

Yo también sentí ese olor, pero nop sé de donde viene.

-Yo no huelo nada, será porque estoy resfriada, ve a ver Alejo, por lo general apago todo antes de venir para acá, pero como me estoy haciendo vieja, se me olvidan las cosas.

Yo lo acompaño don Alejo, -no como vas a creer yo voy solo, quédense conversando un rato mientras yo voy a revisar.

Me vuelvo a sentar y veo a la señora Hilda como dormitándose, -¿qué le pasa?, tiene sueño, -este medicamento me da somnolencia, me tiene como tonta, parezco pollo con peste.

Ese término es muy común en este sector verdad.

-Si es una frase muy común en mi tierra, se lo aplica cuando uno está todo gacho, si has visto a los pollos cuando están enfermos, te has fijado que colocan su cabeza debajo del ala, se ven todos a letones y pálidos.

Ja ja, es verdad, entonces deberíamos irnos para que descanse, -ni se te ocurra, igual no debo dormir temprano sino me despierto a las dos de la mañana, y eso sería peor.

¿Cuántas horas duerme, usted? -Por lo general de cuatro a cinco, con los años se duerme poco.

Pero según tengo entendido, usted no tiene tantos años, inclusive es menor que don Alejo con doce años.

-Si pero he estado enferma, desde que murió mi hija, y antes de eso tampoco tenía una salud de hierro que digamos, se puede decir que soy una hermosa flor delicada del campo.

-Hilda en la cocina esta todo apagado, talvez alguien está quemando alguna basura, por aquí cerca, tu sabes como son, estamos en zona urbana y aun así queman, sabiendo que está prohibido.

-Si es verdad, la gente es terca, pero si uno llama a denunciar que están quemando, le dicen vieja sapa.

-Si así es, nuestros vecinos son seres muy difíciles, pero lo que pasa que el ser humano en general, no le gusta que le digan lo que tiene que hacer.

De pronto escuchamos fuego, alguien gritaba en la distancia, alguna casa se estaba quemando, y de la nada comenzó a salir humo por todas partes, encerrándonos a los cuatro, comencé a sentirme como si me asfixiaba, y pensé en mi pequeño, Dios cuídanos.

Don Alejo que tenía a Emilio en los brazos corrió hacia la ventana, para abrirla y de esa manera ver ¿de dónde provenía ese humo?, y este saliera por la misma.

-Vamos Hilda, Beatriz salgamos de aquí, se está quemando el departamento donde se están quedando ustedes Beatriz.

Eso es imposible, yo deje todo apagado y desconectado.

-Entonces alguien le prendió fuego,

,-Decía él mientras nos dirigíamos a la puerta, pero sería imposible salir por ella, el humo estaba dejándonos sin visibilidad y sin aire puro.




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