Eran las seis y media de la mañana de una primavera que empezaba a despuntar cuando Analía cruzó la calle para llegar a los tribunales de La Plata. Vestía su típica ropa sobria: pantalón de vestir beige, camisa de manga tres cuartos blanca, un abrigo negro acorde al frío viento de esa época y zapatos cerrados negro con cordones.
Al llegar tocó la puerta y esperó a que el sereno le abriera, lo saludó y se metió dentro del suntuoso vestíbulo de los tribunales, llegar a esas horas se le estaba haciendo costumbre y no era para menos, al juzgado había llegado un caso complejo y desde entonces estaban trabajando codo a codo con Su Señoría el Doctor Julio Desiderio Burlando.
Mientras el cielo comenzaba a clarear entró por la puerta que anunciaba “Juzgado N° 5- Fuero Penal”. Ingresó al despacho maloliente a humedad y cigarrillo, abrió las persianas desvencijadas y puso en marcha la cafetera, sabía que la necesitarían. Se sentó en su escritorio de caoba antiguo lleno de expedientes olvidados, como sus historias y sus involucrados. Sólo uno importaba ahora, estaba en boca de todos y en la tapa de los diarios hacía ya unos meses: el asesinato de Aurelia “Oreil” Catalina Briant, la profesora de inglés.
Se dispuso a retomar la tarea de la noche anterior frente a su máquina de escribir cuando la puerta se abrió, era Emilio, traía la correspondencia y el diario Clarín para el Sr. Juez, de seguro no iba a tener tiempo de leerlo, pero aun así lo recibió. Cuando miró la portada lo vió, “CASO BRIANT: DETUVIERON AL HERMANO Y A LA MADRE DE PIPPO”, <<Qué rápido que corren las noticias cuando quieren>> pensó Analía, pero no se detuvo, había mucho que hacer. Miró la correspondencia y una carta le llamó la atención. Era un sobre de color naranja dirigido al juzgado y a su jefe con letras recortadas, ella tenía permiso para abrir correspondencia, por lo que procedió. Dentro había una hoja de igual color con letras de revista recortadas de diferentes fuentes, tamaños y colores que rezaba:
“Luis Alberto Abas, con domicilio en La Paternal está involucrado en el caso de la profesora”.
En ese momento llegó el Dr. Burlando. Con su traje gris, su cigarrillo de la mañana ya encendido en una mano y el abrigo en la otra, entró con tranquilidad al juzgado.
- Buen día Analía. ¿Alguna novedad?
- Buen día Dr. Las detenciones que se dictaron ayer ya salieron en el diario y llegó esto. - le mostró el anónimo que había estado leyendo hasta hace un momento.
- Si, lo del diario me lo imaginé, tuve que entrar por atrás, los periodistas ya me tienen junado. - miró con detenimiento el papel que le extendía Analía- y esto… llama a la poli y mándalo a analizar, pero hace dos semanas llegó uno igual al 3, parece que hay alguien cobrándose venganza o haciéndose el gracioso con un pobre camionero y manda estas cosas. Por las dudas, hay que avisar. ¿Hay café? - dijo al dirigirse a la cafetera, la respuesta estaba en el aire.
- ¿Cree que llegaremos a la resolución de esto Doctor? - preguntó Analía mientras se mordía una de sus uñas prolijamente esmaltada de un rojo brillante.
- No se la verdad, habrá que ver que dicen los detenidos de ayer. – con aire desanimado, se me metió con su taza de café en su oficina seguido de una nube gris que emanaba de su cigarrillo, al que todavía no le había dado una sola pitada desde que había llegado.
Analía pasó el resto de la mañana tecleando órdenes en su máquina de escribir, firmando proveídos, rechazando los llamados que llegaban para el Doctor de parte de periodistas que se hacían pasar por policías o por agentes de justicia, tomando café y recibiendo correspondencia sobre el caso.
Al mediodía decidió parar para almorzar, pronto se dio cuenta que no podía tragar de la tensión acumulada en el cuerpo, decidió volver a trabajar. Abrió la ficha técnica que armaba de cada uno de los casos que llegaban:
Nombre: Aurelia "Oriel" Catalina Briant
Edad: 37 años
Residencia: City Bell
Estado civil: Casada con Federico Pippo, en proceso de divorcio.
Otros: Madre de cuatro hijos (Christopher, Martina, Tomás y Julián)
Dato del hecho: Secuestrada el 9 de julio del 1984, encontrada el 13 de julio de 1984 en ruta 2, cerca del cruce de Etcheverry.
Acusados/Detenidos: Federico Pippo (policía, profesor de literatura), esposo. Angélica Romano de Pippo, madre de Federico y suegra de Aurelia. Esteban Pippo (Sargento de la policía de la provincia de Buenos Aires), Hermano de
Federico y cuñado de Aurelia.
Carátula: Privación ilegítima de libertad seguida de muerte
Aún faltaban completar datos, decidió ir a buscarlos. Se asomó a la oficina del Juez y le pidió los resultados de la autopsia, eran los únicos datos que recibía primero él antes que ella por razones obvias de privacidad e importancia para los casos.
Leyó “el arma blanca empleada contra la víctima fue asestada varias veces hasta ocasionar la destrucción del aparato genital de la víctima, esa agresión se perpetró cuando la mujer estaba aún con vida” más adelante mencionaba que faltaban piezas dentarias. En total habían sido 3 disparos calibre 3 y 37 puñaladas. Notó como la bilis le subía por la garganta, tuvo que dejar de leer e ir a tomarse un té antes de seguir con tu tarea de fichar el caso. Se le encogía el corazón de pensar lo que estaría viviendo esos niños y esa familia al no saber qué había sido de su madre, hermana, hija.