Será porque te odio

8. Salida misteriosa

—No puedo creer que muriera el protagonista —dice Eric con un leve tono nostálgico.
Aparto la mirada de la ventana y volteo para fijarla en él.
—Y yo no puedo creer que sigas fingiendo que viste la serie —digo molesto.
Katy y Lisa también apartan la mirada de la ventana, cada una a un lado de Eric, y se fijan en nuestra conversación con expresiones divertidas.
—Si no la hubiera visto, ¿Cómo sabría el final? —sonríe como si fuera un vencedor.
—Quizá porque viste el primer capítulo, te moriste y recibiste justo cuando estaba comenzando el último —replico.
Las chicas se echan a reír y Eric me mira ceñudo, negando levemente con la cabeza. Sonrío victorioso, girando de nuevo hacia el frente para observar el camino que recorremos.
—Bueno, pero al menos me ahorre las lágrimas —agrega.
—A nadie le importa que muriera, era el protagonista con quién menos se lograba congeniar en la vida —comento.
—¿Y porqué estaban llorando? —pregunta confundido.
—Porque es el poder de una buena edición —digo burlón.
Ahora los tres se están riendo de mi, hasta creo que alcanzo a ver una sonrisa en el rostro del señor Rodríguez, el chófer personal de nuestro compañero millonario.
—Entonces, ¿A dónde vamos señor Rodríguez? —intento hablar en voz baja.
La verdad es que desde que fui obligado a ir adelante, prácticamente a empujones por parte de las chicas, no le he dirigido la mirada de frente al señor chófer, solo intento verlo de reojo. Sobretodo cuando se presentó, no solo como conductor del millonario, sino también como su guardaespaldas.
Estoy intentando ser lo mas amable posible con Eric para no terminar siendo expulsado del vehículo aún en movimiento.
—No tengo autoridad para decirle nada señorito —responde en voz alta.
“Señorito”, escucho la vos de Lisa burlándose y Katy no se queda atrás.
—¿Por qué soy el único que no puede saber? —observo desde el espejo retrovisor a Eric, quién está sumido en su celular.
—Deja de ser tan dramático, por favor —se queja Katy, acercándose al asiento, dado que está sentada detrás de mi.
—¿A dónde vamos? —insisto, volteando a verla.
Sonríe ampliamente, acercándose más a mi rostro.
—Es un secreto —susurra.
—Si no me dices, salto del vehículo en movimiento —amenazo.
Mis planes se ven arruinados al oír el sonido que indica que las puertas han sido aseguradas. Miro al señor Rodríguez con un leve puchero pero me ignora cruelmente.
—Te tocará pelearte con el chófer si planeas salir huyendo —Katy se devuelve a su asiento entre risas.
Volteo a observar al señor Rodríguez, con su traje elegante y su expresión que indica que ha asesinado tanta gente que ya hasta ha perdido la cuenta de ello. Viéndolo bien, hasta podría haber sido un modelo en un catálogo de perfumes, como los que aparecen en los que suelen darle a mi mamá.
—Si le tomas una foto, durará más —Eric habla muy cerca de mi boca, dado que tengo la cabeza girada en dirección al chófer.
Me sobresalto, mirándole enfadado.
—Estoy analizando mis opciones de escape —miento.
—Te lo resumo: no tienes oportunidad —dice con una sonrisa de lado.
El señor Rodríguez también deja ver una y me encuentro alternando la mirada entre ellos dos.
—Largo —le empujó de vuelta a su asiento.
—La única razón de que sea un secreto para mí, es que estamos yendo a un lugar que odio y esto contaría como secuestro, dado que es en contra de mi voluntad —razono, obteniendo una rápida mirada de reojo del señor Rodríguez.
—No puedo creer que pienses tan mal de nosotros —replica Lisa.
—Bueno, es mejor sorprenderse que decepcionarse —volteo solo para sacarle la lengua y reírme de su expresión.
—Lo que yo no puedo creer es que estés siendo tan negativo con respecto a este viaje —agrega Katy.
—Creo que la razón es por mi, ¿O me equivoco? —pregunta Eric con sarcasmo.
—Te equivocas —dicen Lisa y Katy, como si la pregunta hubiera sido dirigida a ellas.
—No Eric, eres muy inteligente —respondo.
Las chicas lucen sorprendidas pero Eric suelta una risita.
—Bueno, creo que comienzo a entender la razón de que tengas pocos amigos —comenta.
—Que tú solo conozcas dos, no quiere decir que sean los únicos que tenga —digo divertido.
Desde el espejo retrovisor veo su expresión pensativa. Me muerdo levemente la lengua para no comenzarme a reír.
—¿Tienes más amigos aparte de Katy y Lisa? —pregunta muy sorprendido.
—Son un grupo de cuatro tontos que van a comer comida chatarra y hablar de libros de romance —se burla Lisa.
—Cuatro vírgenes que intentan conquistar chicas, mientras pelean por personajes ficticios y van por la calle cantando canciones aleatorias entre risas —agrega Katy con malicia.
—Que bueno que solo las invite una vez —mascullo.
—Fue suficiente —dice Katy riendo.
—En realidad me cayeron súper bien —Lisa sonríe—. Pero igual este señor quedó de no invitarnos nunca más.
—Las soporto lo suficiente diario, como para incluirlas en mi otro círculo social —explico, masajeando mi sien.
—¿Entonces yo no puedo conocerlos? —pregunta Eric.
—No, ya eres parte de esas dos arpías, así que asumiré que ya los conociste —volteo a verlo con una sonrisa.
—No estoy de acuerdo —se queja, cruzándose de brazos.
—Que bueno que no te pregunté —me burlo.
Katy y Lisa se ríen a carcajadas.
—¿Por qué no puedo conocerlos? —insiste.
—Son de la misma universidad que Alex y creo que les sentará mal compartir una noche con el capitán del equipo que los elimino —miento a medias.
—Ni siquiera les gusta el baloncesto, era más como apoyo moral —Katy tenía que agregar.
—Bueno, no quieren toparse con gente como Eric… sin ofender —me apresuró a añadir.
—No pues, gracias —Lisa se burla—. Lo que quiere decir, pero su ego no se lo permite, es que eres demasiado increíble y popular, además de guapo, como para poder estar juntos a ellos.
Ruedo los ojos al escucharla.
—Jamás iba a decir eso Lisa —replico.
—Lo sé, por eso acabo de hacerlo por ti —se ríe junto con la traidora de Katy.
No puedo decidir cuál es peor que la otra
—Las odio —murmuro.
—¿Entonces puedo ir? —Eric le coloca la cereza al pastel.




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