Será porque te odio

13. Preguntas

—¿Por qué me estás siguiendo?

Ni siquiera tengo que darme la vuelta para saber que Eric se encuentra detrás de mi. Desde que salí de mi tercera clase, en la cual al parecer estuvo esperando todo el tiempo afuera, me ha estado acechando como un vil acosador.

—Estaba algo aburrido.

Volteo a verlo incrédulo y sigo mi paso hacia el baño. Definitivamente no puedo dejar solas a esas dos con el millonario porque siempre logran convencerlo de algo nuevo y que muy probablemente me haga enfadar. Prueba de ello es la salida del sábado.

—Lo que sea que te dijeron Lisa y Katy es mentira, no se cuántas veces debo repetirte que dejes de tomar en serio casa cosas que dicen —recrimino, entrando a un cubículo.

Definitivamente no voy a orinar afuera con Eric al acecho. Levanto la tapa del inodoro y procedo a internar liberar mi vejiga.

—No me dijeron nada —miente.

—Como sea, creo que hay mejores cosas por hacer que estar siguiéndome —me quejo.

—No estoy de acuerdo, me he divertido mucho —dice, y sin necesidad de verlo puedo saber que el muy idiota está sonriendo.

—En serio Eric, ¿Qué te dijeron las chicas? —pregunto con un tono de voz más serio.

—Ya te dije que nada, ¿Acaso no puedo acompañarte al baño? —pregunta de vuelta, haciéndose el tonto.

Aunque no sé si realmente solo se hace o ya es algo que evolucionó.

—Si me hubieras preguntado antes, obviamente te diría que no, pero ya estás aquí —respondo molesto.

—Bueno, es que nuestra relación ha avanzado tanto que hay cosas para las cuales siento que no debo preguntarte nada —comenta.

Doy por culminada mi visita al baño y siento un alivio enorme.

—¿Cómo espiarme y seguirme? —abro la puerta del cubículo de golpe.

La verdad si le escuchaba demasiado cerca, pero creí que el sonido del pestillo le haría alejarse lo suficiente aún si la puerta abre hacia el lado de adentro. Pero no imaginé que el muy idiota estaría recostado en la puerta con tanta confianza como para irse hacia atrás sin tener siquiera tiempo para reaccionar.

Menos mal yo sí puse hacerlo y lo sostuve de la espalda, escuchándolo reír levemente pero con la certeza de que si estuvo asustado. Sobretodo porque hasta yo mismo lo estuve, pensando en todo ese peso que iba a empujarme de vuelta al inodoro, pero esta vez para ir sentado y quién sabe el dolor que me ocasionaría o el accidente más grave que hubiera podido ocurrir.

—¿Eres idiota o qué? —me quejo, empujándole para salir del cubículo.

—¿Qué? —dice, sonriendo nervioso.

—Eric deja de actuar, eres pésimo y hace que me caigas peor que de costumbre —comento, caminando hacia el lavabo para limpiarme.

—Pues hace un instante, casi caigo de forma literal —agrega.

Resoplo, volteando a ver fijamente su rostro mientras procedo a secar mis manos. Evita mi mirada, recorriendo con sus ojos todos los rincones del baño como si esto fuera algo fascinante para ver.

Siento unas inmensas ganas de ahorcarlo, pero prefiero dar media vuelta y salir del baño a paso apresurado.

No tarda ni un segundo en venir detrás de mi.

—Si realmente me consideras tu amigo, necesito saber la razón por la cual me persigues —comienzo a aminorar mis pasos.

—¿Tu me consideras tu amigo? —se coloca a mi lado.

Guardo silencio un momento.

—No estábamos hablando sobre mi —replico.

—Solo contestare tu pregunta, si tú contestas la mía —afirma.

Se escucha muy serio al respecto.

—Si, te considero un amigo —respondo.

—Mentira —dice con firmeza.

—¿Qué es esto? ¿Una prueba de polígrafo? ¿Cómo sabes que miento? —cuestiono

Detengo mis pasos y me giro a observarlo con el ceño fruncido. Expresión que él imita, incluso cruzándose de brazos.

—El sábado, en medio de tu borrachera, dijiste que nunca podrías considerarme tu amigo si continuaba entrometiéndome en tu vida como venía haciéndolo las últimas semanas —parece que recitara un libro.

—No lo recuerdo y sabes lo que dicen sobre eso —hago una pausa—... si no recuerdo, no paso —culmino con una sonrisa de lado.

—Estoy hablando en serio —su tono de voz me confirma sus palabras.

—No sé qué quieres que te diga entonces, Eric —mi voz suena baja.

—¿Nunca vas a considerarme siquiera un amigo? —pregunta.

—Eric, ya eres parte de todos mis grupos de amigos, ni siquiera puedo opinar en tu contra o todos se van sobre mi —explico.

—Esa no es la pregunta que hice.

Bueno, parece que no podré escapar de esto.

—Por supuesto que sí Eric, pero no soy como mis amigos de sociales o muy amistosos, necesito tiempo para conocer a las personas. Pero aún así ya tú estás y has estado en un montón de lugares y salidas que considero sagradas, así que creo que no hace falta decir nada más —expulso una parte pequeña de mi pensar.

—Si hace falta decir más.

Suspiro.

—Pensé mucho en que intentaba quitarme a mis mejores amigas y por eso soy tan receloso, al fin y al cabo hemos sido por mucho tiempo, desde antes de entrar en la universidad, solo nosotros tres y Alex, que iba y venía, o los chicos, que nunca hemos estudiado juntos pero aún así somos, por alguna extraña razón, muy unidos y confianzudos —explico, sin apartar mis ojos del piso.

—Yo jamás podría apartarte del lado de las chicas, ellas te aman... ¡Todos los hacen! Y si tengo un lugar en casa espacio, es solo por ti y es principalmente por eso que quiero conocer a todos tus amigos, por ti —Eric habla muy serio.

Sonrío con un deje burlón al escucharlo.

—Lo sé, soy muy especial —arreglo mi cabello como diva, escuchando a Eric reír.

—En serio lo eres —agrega.

—Al final está conversación funcionó para responder a la pregunta inicial que te hice —comento.

Eric me observa confundido.

—Las chicas te dijeron que aún falta algún grupo de amigos por conocer, ¿O me equivoco? —pregunto.

—No te equivocas —susurra, mirando al piso.




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