14. ¿Cómo te llamas?

—¿Saben? Hay algo que lleva dando vueltas sobre mi cabeza desde hace mucho tiempo pero no había tenido el valor para preguntarlo —Eric habla, atrayendo la mirada de los que estamos en la mesa.

—Si, si quisiera devolver el tiempo y no haber apostado nada contigo —digo sin esperar a escuchar la pregunta.

—Si, se cayó de las manos del doctor cuando bebé y lastimosamente el golpe lo dejo un poco loquito —agrega Lisa, acariciando mi cabeza.

Le observo ofendido.

—Si, solía ser muy popular hasta que termine formando parte de estos dos personajes curiosos —Katy tenía que unirse también.

—Gracias por responder, aunque aún no habían escuchado la pregunta —dice el millonario con sarcasmo.

—Con gusto querido, estamos a la orden —me burlo.

Me mira a los ojos y respira profundo. Tengo que fruncir los labios para no reírme de su cara.

—¿Por qué él no tiene nombre? —me apunta groseramente.

Tengo que hacer un esfuerzo aún más grande para no reírme y volteo a observar a las chicas, quienes ya tenían la mirada puesta en mí.

—Es que él es sin nombre, el que no tiene nombre —responde Lisa, aguantando la risa.

—Y yo soy Julieta, la más coqueta —Katy si se echa a reír apenas termina de hablar.

No puedo creer que no olviden ese juego infantil. Aunque me extraña aún más el hecho de que lo conozca a la perfección a pesar de nunca haberlo jugado ni haber entendido sobre qué trataba exactamente.

—Por primera vez, al menos ante ustedes dos —apunta a Katy y Lisa—, estoy hablando muy en serio.

Katy deja de reírse de golpe y Lisa se coloca firme en su asiento, como si le hubieran ordenado corregir su postura. Y yo continuo con la risa retenida en mi garganta.

—Bueno, luego de un suceso malo, el señor acá presente decidió que no podemos llamarlo por su nombre hasta las vacaciones de este año —Katy ni siquiera pestañea mientras responde.

—Si perdemos, tenemos que tratarlo como un rey por todo el año escolar que vendría luego de las vacaciones. Pero si él pierde, pues va a hacer algo que sabe que debe hacer —Lisa culmina, observándome con cierta tristeza en su mirada.

—¿Y no pudieron acordar un apodo o algo así? No entiendo cómo tienen tanta fuerza mental como para no dejar escapar siquiera la primera inicial de su nombre —Eric luce aún más confundido.

—Es porque no falta mucho para que se acabe el lapso de tiempo que acordamos y ya nos resulta más fácil el no poder decirlo —explica Katy con una sonrisa.

—Yo al inicio hice una canción que solo era su nombre y de esa forma liberaba la frustración de no poder llamarlo así.

Volteo a ver a Lisa como si acabará de confesar que es un alienígena que poseyó el cuerpo de está pobre chica a mi lado.

—Tu nunca nos habías dicho eso —me quejo.

Se encoge de hombros, evitando nuestras miradas.

—¿Entonces yo tampoco puedo decirlo? —pregunta el millonario con el ceño fruncido.

—¿Cómo vas a decirlo si ni siquiera lo sabes? —replico.

—Puedo averiguarlo —contesto con obviedad.

—No, no puedes. Ya eres parte del grupo —aclara Katy.

—Pero ni siquiera me han dicho qué ganamos nosotros al no pronunciar su nombre hasta la fecha indicada —se queja el millonario, mirando a Lisa.

—Te debería bastar con un: hazlo y ya o esta vez no será este señorito el que quiera echarte —le amenazo.

—Si, mi querido amigo millonario, es algo ya acordado y no puedes arruinarlo a solo semanas de su final —Katy parece que estuviera hablando de una serie.

—Como sea, es más fácil si aplazas tu necesidad de saber su nombre y continuas viviendo en la ignorancia —Lisa le observa con diversión.

—¿Tu tampoco puedes decirlo? —me apunta. Niego con la cabeza— ¿Y cómo haces con los profesores?

—Nadie puede decirlo. Si vas a hacer algo, más te vale hacerlo en grande —Katy mueve sus manos como si tuviera un cartel frente a ella.

Lisa aplaude ante sus palabras y solo me queda encogerme de hombros en cuanto la mirada interrogativa de Eric cae sobre mi.