¿será solo un Sueño? (la historia de Alexandra)

Capitulo 32 Algo cambio

El amanecer se colaba tímidamente por las cortinas de la habitación, trayendo consigo un aire fresco y una sensación de calma extraña, casi inquietante. Abrí los ojos lentamente, tratando de recordar dónde estaba. El aroma a madera envejecida y café seguía presente, y la estantería repleta de libros era un recordatorio constante de que no estaba en mi hogar.

La noche anterior parecía un sueño borroso, pero todo seguía ahí, en mi mente, como un eco persistente. Zacarías, la amenaza que se aproximaba, Matt y su calma desconcertante. Me incorporé, sintiendo la rigidez en mi cuerpo como si no hubiera descansado realmente, y dejé que mi mirada recorriera la habitación.

Había algo en este lugar que me resultaba familiar, pero no podía precisar qué era. Era la clase de familiaridad que no puedes explicar con palabras, como un recuerdo olvidado que sigue rondando en el fondo de tu mente. Me levanté de la cama lentamente, mis pies tocando el suelo frío, y caminé hacia la ventana. Cuando aparté las cortinas, la vista que se desplegó era tranquila, pero imponente. Árboles altos, el cielo despejado y una brisa que movía las hojas con suavidad.

Decidí explorar un poco más.

Salí de la habitación, abriendo la puerta con cuidado, como si el silencio del lugar mereciera ser respetado. El pasillo estaba iluminado por la luz natural, y al fondo se podía escuchar el ruido suave de pasos. Me dirigí hacia el origen del sonido, sabiendo que era Matt. Cuando lo encontré, estaba en lo que parecía ser una sala de estudio, rodeado de más libros y una taza de café en la mano.

Él levantó la vista al verme entrar, y una sonrisa tranquila apareció en su rostro.

—Buenos días —dijo, como si todo lo ocurrido la noche anterior hubiera sido algo completamente común.

—Buenos días —respondí, aunque mi voz llevaba una carga que no podía esconder.

Matt me indicó con un gesto que me acercara, señalando una silla frente a él. Me senté, sintiéndome algo fuera de lugar pero decidida a entender más.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, mientras tomaba un sorbo de su café.

—Confundida —respondí sinceramente—. Todo esto... todo lo que pasó anoche. Zacarías, la amenaza, tú. Nada de esto tiene sentido.

Él dejó su taza en la mesa y cruzó los brazos, mirándome con una paciencia infinita.

—Es natural —dijo—. Has visto cosas que van más allá de lo que pensabas posible. Pero estás aquí porque hay algo que necesitas descubrir. Algo sobre ti misma.

Mis manos se tensaron sobre mis piernas, y lo miré directamente.

—¿Descubrir qué? —pregunté, aunque ya sabía que no me daría todas las respuestas.

Matt inclinó ligeramente la cabeza, como si estuviera evaluando cuánto podía decirme.

—Eso lo decidirás tú —respondió—. Pero el primer paso es aceptar que este no es un camino que puedas evitar. Lo que enfrentaste anoche es solo el comienzo, Alexandra.

Sentí un escalofrío recorrerme, pero no era miedo exactamente. Era algo más, una mezcla de anticipación y incertidumbre. Matt parecía estar seguro de que yo tenía un rol que cumplir en todo esto, pero todavía no entendía cuál era. Y aunque sus palabras no resolvían mis dudas, había algo en su presencia que me hacía querer confiar.

—¿Y Zacarías? —pregunté finalmente, mi voz más baja ahora.

Matt mantuvo la mirada fija en mí.

—Él es fuerte. Más de lo que imaginas. Pero lo que enfrentará... no es algo que puedas compartir con él ahora. Hay momentos en los que proteger significa mantenerse alejado. Este es uno de ellos.

Sus palabras me dejaron pensando, pero también sabía que no podía quedarme en este lugar de incertidumbre por siempre. Si realmente tenía un rol que cumplir, necesitaba saber más. Necesitaba entender más.

Y Matt era el único que podía darme ese inicio.

Respiré profundamente, dejando que las palabras de Matt flotaran en el aire. La certeza con la que hablaba era casi desconcertante, como si supiera cosas que yo apenas estaba empezando a entrever. Pero, a pesar de todo, no podía negar que algo dentro de mí resonaba con lo que estaba diciendo, como si las piezas de un rompecabezas empezaran a alinearse, aunque todavía faltara mucho para completarlo.

Matt se levantó de su silla, dejando la taza de café sobre la mesa con un movimiento suave. Se acercó a uno de los estantes y tomó un libro, uno diferente al que había dejado en mi habitación la noche anterior. Su cubierta era oscura, con un diseño intrincado grabado en relieve, y lo sostuvo en sus manos como si contuviera algo importante.

—Hay algo que necesitas entender antes de continuar —dijo, volviéndose hacia mí.

Sus palabras me hicieron enderezarme en mi asiento, sintiendo una mezcla de curiosidad y aprehensión.

—¿Entender qué? —pregunté, intentando que mi voz sonara más firme de lo que me sentía.

Matt se acercó y colocó el libro en la mesa frente a mí. Sus dedos tocaron la portada con delicadeza, casi como si estuviera marcando su presencia en el objeto.

—Tu vida no es como la de los demás —comenzó—. Todo lo que has vivido, todo lo que has sentido, ha sido parte de algo más grande. Algo que siempre ha estado ahí, pero que ahora está empezando a mostrarse.

Fruncí el ceño, mis ojos moviéndose entre él y el libro.

—¿A qué te refieres? —insistí.

Matt sostuvo mi mirada, y en su expresión no había dudas.

—Hay fuerzas en este mundo que no son visibles para todos, pero tú siempre has estado conectada a ellas. Es por eso que estás aquí. Es por eso que Zacarías está en tu vida.

Sentí que mi respiración se aceleraba, pero me obligué a mantener la calma.

—¿Y qué tiene que ver Zacarías con todo esto? —pregunté, mi voz baja pero cargada de intención.

Matt tomó aire, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.

—Zacarías no pertenece a este mundo en el sentido que tú conoces —dijo finalmente—. Él es parte de esas fuerzas, fuerzas que están en constante conflicto. Y tú... tú eres el vínculo que las conecta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.