¿será solo un Sueño? (la historia de Alexandra)

Capítulo 40 final: En nombre del amor

El aire de la habitación era pesado, cargado de emociones y energías que parecía que el universo entero había depositado sobre nosotros. Matt y Zacarías seguían a mi lado, inmóviles pero presentes, cada uno con una intensidad que hacía que sus presencias llenaran cada rincón del espacio.

Las figuras seguían frente a nosotros, emanando una luz y una sombra que se entrelazaban como un símbolo de equilibrio imposible. Pero en este momento, el equilibrio estaba roto. No por culpa de ellos, sino por mí. Por las elecciones que había tomado, por el amor que había dado, por las vidas que habían seguido este mismo patrón.

Respiré profundamente, cerrando los ojos mientras intentaba ordenar mis pensamientos. Pero cuando volví a abrirlos, las imágenes de mi madre, de los abandonos, de las heridas, seguían flotando en mi mente como fragmentos imborrables.

—No puedo más —murmuré, mi voz apenas un susurro que rompió el silencio.

Zacarías se giró hacia mí, sus ojos llenos de una mezcla de preocupación y determinación.

—Alexandra —dijo suavemente, su voz como una caricia—. Tómate tu tiempo.

Matt, siempre calmado, se acercó un paso, sus manos entrelazándose frente a él como si su propia postura estuviera en control de sus emociones.

—Lo que sea que decidas —añadió—, estaremos contigo. No te apresures.

Pero las palabras de ambos no hicieron que el peso se aliviara. Porque esta decisión no era solo sobre mí. Era sobre nosotros. Era sobre el amor. Era sobre el destino.

Giré hacia Zacarías, y mis labios temblaron mientras lo miraba.

—Te amo —dije, y las palabras salieron con una intensidad que me sorprendió incluso a mí—. Desde siempre, desde que te vi por primera vez. Pero no puedo seguir ignorando lo que esto significa.

Sus ojos se oscurecieron ligeramente, pero no había tristeza en ellos. Había aceptación.

—Alex —murmuró—. No tienes que elegir entre amor y deber. Puedes decidir desde lo que sientes. Puedes decidir desde tu verdad. Y si eso significa que debo dejar de ser lo que soy, si significa renunciar para que podamos estar juntos... lo haré.

Mi pecho se apretó, y las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos.

—No puedo pedirte eso, Zac. No puedo pedirte que renuncies a todo lo que eres por mí.

Zacarías negó lentamente, dando un paso hacia mí para tomar mis manos entre las suyas.

—No me lo estás pidiendo —susurró—. Estoy eligiendo hacerlo. Estoy eligiéndote a ti.

Las figuras se movieron ligeramente, como si la energía en el aire comenzara a cambiar de ritmo. Una de ellas, la que emanaba luz, habló.

—La renuncia de un guardián a su naturaleza es una anomalía. Pero no es imposible. Si esto ocurre, el equilibrio debe encontrar una nueva forma de sostenerse.

La figura de sombra continuó, su voz más firme pero no amenazante.

—Si el amor restaura lo que ha sido roto, entonces no puede ser destruido. Pero los dos deben aceptar lo que esto significa.

Giré hacia Zacarías, mis lágrimas ahora cayendo libremente mientras intentaba sostener la intensidad de su mirada.

—¿Estás seguro? —pregunté, mi voz temblando con la fuerza de lo que esto implicaba.

Zacarías sonrió suavemente, una expresión que contenía el peso de siglos de vidas y sacrificios.

—Nunca he estado más seguro de algo, Alex. Elegiré el amor. Elegiré ser humano, si eso significa que podemos estar juntos.

Matt, junto a nosotros, habló entonces, su tono sereno pero cargado de una emoción que nunca había mostrado antes.

—Si este es el camino, entonces lo aceptaré también. El equilibrio puede cambiar, pero el amor que ustedes comparten... eso es suficiente para sostenerlo.

Las figuras avanzaron entonces, su presencia envolviéndonos con una calidez que era imposible de describir.

—La decisión ha sido tomada —dijeron al unísono—. Y por ello, el equilibrio será restaurado de una manera diferente. El ciclo que los separó ahora los unirá.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras, y sentí cómo el aire en la habitación se llenaba de algo nuevo, algo que no era ni pesado ni doloroso, sino ligero y esperanzador.

—¿Qué significa eso? —pregunté finalmente, mi voz apenas un susurro.

La figura de luz respondió, su tono lleno de una certeza que me hizo cerrar los ojos por un instante.

—Significa que vivirán juntos todas las vidas que hayan, sin separación, sin olvido.

Mis labios se separaron, y una sonrisa temblorosa apareció en ellos mientras me giraba hacia Zacarías.

—¿Todas las vidas? —murmuré, buscando la confirmación en sus ojos.

Zacarías asintió, y antes de que pudiera decir algo más, me abrazó con una fuerza que parecía envolverme completamente.

—Todas, Alex. Todas las que hayan.

Matt, aunque no se movió hacia nosotros, sonrió suavemente, su mirada fija en mí.

—Esto es lo que siempre mereciste. Una eternidad compartida.

El aire alrededor comenzó a vibrar nuevamente, y las figuras comenzaron a desvanecerse, dejando tras de sí una sensación de calma que nunca antes había sentido.

Giré hacia Zacarías, mis lágrimas ahora mezcladas con una sonrisa que no podía contener.

—Lo hicimos —dije, apenas un susurro.

Zacarías asintió, su expresión llena de amor y de una paz que nunca antes había mostrado.

—Lo hicimos.

Matt miró hacia la ventana, hacia el sol que ahora iluminaba la habitación con una calidez renovada.

—Esto es solo el comienzo, Alex. Ahora, el amor tiene espacio para crecer.

Y mientras el aire se llenaba de una nueva energía, supe que finalmente habíamos encontrado lo que siempre habíamos estado buscando.

Una vida. Un amor. Una eternidad juntos.

Han pasado varios meses desde aquella noche en que la verdad nos envolvió y el equilibrio finalmente fue restaurado. Todo lo que sucedió después se sintió como un renacimiento, como si el peso de siglos hubiera sido arrancado de nuestros hombros y reemplazado por algo completamente nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.