Viernes, 02 de diciembre de 2022.
—Es viernes y el cuerpo lo sabe, ¿no? —se dijo Keaton, recordando las palabras de Ruby luego de su beso.
Los momentos con Ruby para cuando empezaron a beber eran en saltos de tiempo, en un momento estaban besandose en la playa, en otro casi se desnudan en el carro de Ruby, en otro en la cama de él, en otro él exploraba su cuerpo.
—Estás loca... —susurro con una sonrisa, acariciándole el pelo —Y todo esto está vuelto un desastre
Quería pensar que fue un sueño, que Ruby no estaba ahí, metida en su cama, completamente desnuda, solo tapada por una sábana que cubría sus partes íntimas, porque no sabía cómo iba a reaccionar cuando se parará y posiblemente lo iba a matar.
—Será mejor que me busque una armadura —se paso la mano por el pelo.
Toda sus prendas estaban regadas por el piso, la cama estaba desacomodada y Ruby se movía cada tres segundos, dándose vuelta de un lado a otro, en un momento estaba boca arriba, en otro acostado del lado derecho, y sin importar cuánto se moviera y que a él no le gustará el desastre y que fuera un obsesionado con el orden él amaba cada detalle de Ruby.
Keaton estaba enamorado de Ruby desde que era un niño, pero conociendo el como era ella en esa época, ella nunca lo hubiera aceptado, o más bien era su miedo al ser rechazado y luego paso, Ruby al cumplir los catorce años consiguió un novio, un novio que según él no valía la pena, que la destruyó por completo y que era el responsable de que ella no creyera en el amor, la próxima pareja de Ruby fue un ella, una chica que conoció en su primer año en la universidad, duro un año y luego Ruby la dejo porque no sentía chispa, desde ese punto Ruby no ha vuelto a salir con nadie, se volvió en alguien que no cree en el amor de pareja.
Ring... Ring...
Bzz... Bzz...
Los teléfonos de Keaton y Ruby sonaron al mismo tiempo, él recibió una llamada y ella un mensaje.
—¿Bueno? —contesto la llamada, sin despegar su otra mano de la cabeza que, parecía que le iba a explotar en cualquier momento.
—¡Holmes, ¿Dónde estás?! ¡Hay un caso que no podemos dejar escapar! ¡Vente a lo de ya! —como si ya su cabeza no fuera a explotar, le llamaba su jefe gritándole. Bravo, aplausos —¡Apúrate, tú eres el mejor, no se lo puedo encargar a nadie más!
—En seguida estaré allí, señor
Cortó la llamada, dirigiéndose a su armario para buscar ropa limpia y aceptable para presentarse a trabajar, se dirigia al baño por una ducha rápida cuando el teléfono de Ruby volvió a sonar.
Bzz... Bzz...
¿Quién la llamaba tanto? Ruby no era tan apegada al teléfono, casi no usaba las redes, solo usaba el Instagram para subir fotos acerca del paisaje de vez en cuando, no hablaba con ninguna colega, todos los chats de la empresa en dónde trabaja los tenía en silencio para que no la molestarán, ya la habrían despedido de no ser porque es la que más proyecta ideas a la empresa.
Sin darse cuenta sus instintos y drama le jugaron una mala pasada. Él era así, excesivamente dramático, Ruby no lo tenía apodado el rey del drama solo porque sí.
Número desconocido
Ni siquiera estaba agendado, ¿Alguien la estaría acosando? ¿Podría estar Ruby en peligro?
Con esos pensamientos en la cabeza, se mordió el labio antes de abrir los mensajes.
El primer mensaje decía:
Saludos, señorita Gallegher, habla la cardióloga Kayla Potter, disculpe el atrevimiento de escribirle a su teléfono, pero es indispensable que hablemos de su estado de salud. Me imagino que se ha de encontrar nerviosa y asustada, pero debe venir a verme, la cardiopatia isquémica no es algo sencillo de llevar y debe tener un control médico, además de realizar entrenamiento físico así sea tres días a la semana para que su estado cardíaco se vaya estabilizando. En el transcurso del día le estaré enviando unos medicamentos que debe ingerir, por favor, sigalos al pie de la letra. Tenga buen día y disculpe las molestias.
El segundo mensaje era un documento que contenía un informe médico y un recipe de los medicamentos que debía ingerir y el como debía ingerir los.
—Mierda... —se paso una mano por el pelo, soltando el teléfono —¿Por qué ella?
Se dirigió al baño a darse una ducha rápida antes de que su jefe lo volviera a llamar.
Al salir del baño, ya vestido, le dejo un vaso de agua y una pastilla para la resaca a Ruby para que tomara en cuanto se despertará.
—Cof... Cof...
El cuerpo de Ruby salto antes de que él pudiera procesar algo y en el proceso escupió un poco de sangre. Era lo único que le faltaba para confirmar el mensaje que recibió Ruby, su persona más preciada si estaba enferma.
Ring... Ring...
Su teléfono volvió a sonar, era su jefe, puso el aparato en silencio mientras reenviaba los mensajes de la doctora a su teléfono.
No se fue sin antes dejarle un beso en la frente a Ruby.
—Te quiero mucho...
☃️☃️☃️
—¡Holmes, por fin, me temía que no fueras a venir! —su jefe lo recibió con los brazos abiertos cuando llegó a la empresa.
—Señor —le hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo.
—Ven, vamos rápido, te daré toda la información para que resuelvas el caso lo más pronto posible —Keaton asintió, sin embargo tenía la mente en Ruby, llena de preguntas.
¿Cómo era posible que a ella le diera una enfermedad como esa? ¿Cómo iba a lograr que a alguien tan terca como ella hiciera ejercicio? ¿Y si ya no podía ir a fiestas? ¿Cómo iba a lograr que no tomará? En caso de que ya no pudiera tomar. No, no, no, él necesitaba hablar con esa doctora lo antes posible, porque sabía que Ruby no iba a ir ni porque la amenazaran con pegarle un tiro.
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Editado: 22.12.2022