¿será un amor efímero? +18

Capítulo Trece: Castigo.

Martes, 13 de diciembre de 2022.

 

09: 34 horas.

 

 Ruby iba vestida con un pantalón rosado ancho, una camiseta blanca y unas pantuflas rosadas. Se las había comprado Keaton para que saliera del hospital.

 

 Ambos llegaron al edificio, Ruby caminaba lentamente, Keaton se dió cuenta, los médicos se lo dijeron, su Ruby iba a durar algunas horas, quizás días en que la presión en el pecho se le quitará por completo.

 

 Se calmaba diciéndose que pronto haría pagar a aquellos que causaron eso en su Ruby.

 

Juro que mientras yo viva nadie te tocará, y quién lo intenté, pobre.

 

 Keaton agarro a Ruby en sus brazos, cargándola, no soportaba verla en ese estado.

 

 Ruby lo beso al llegar al departamento de ella, dónde al abrir la puerta se encontraron con Rage.

 

 —¡Rage! —Ruby se agachó rápidamente a acariciarla, dónde se tuvo que llevar la mano al pecho.

 

 Keaton espero a que Ruby jugará un rato con Rage en el mueble mientras le preparaba unos sandwiches acompañados de un vaso de leche.

 

 Antes de darle la comida a Ruby le dió una pastilla que ella paso con la leche. Quería negarse a la pastilla, pero la mirada que tenía Keaton no le agradaba nada, la ponía nerviosa.

 

 —Si te dije que te cuidaras, ¿Cómo es posible que hayas tomado sin darte cuenta que estaba drogada? —hablo cuando ella terminó de comer.

 

 —Keaton, yo lamento haberte preocupado, pero...

 

 —No tendremos intimidad por tres días a partir de hoy —anuncio —Ese será tu castigo, por decirlo de una manera —mentira, era para que Ruby se estabilizará más rápido.

 

 —¿Qué? Pero...

 

 —¡Pero nada! —le alzó la voz y Ruby bajo la mirada con un picor en los ojos —¡Tú no sabes por el miedo que yo pasé pensando que te iba perder! —se acercó a ella —¡Mi vida se acaba si tú te mueres, Ruby! —Ruby alzó la vista encontrándose a Keaton, ella estaba llorando, él estaba llorando y así ambos se abrazaron —Por favor, cuídate... —esta vez, ella asintió.

 

 —Lo prometo... Me voy a cuidar, pero... —él nego.

 

 —Es una decisión tomada, no estaremos juntos estos días —paso la mano por su mejilla.

 

 —Está bien... —Ruby accedió —¿Saldrás? —él nego —¿Podemos ver una película? De acción, preferiblemente —asintio.

 

 —Lo que mi reina me pida —la cargo, llevándola a la habitación mientras llenaba su cara de besos —Tú eres lo más hermoso que tengo, mi Ruby.

 

 Ella reía ante sus besos esparcidos por toda su cara.

 

 —Te amo —su voz salió firme.

 

 Keaton la dejo en la cama, poniendo netflix, revisando que película ver. Al final se decidieron por Carter

 

 —¡Espera! ¡Espera! —Ruby se recompuso en la cama —¿Qué te parecen unas galletas de avena con jugo de fresa? —Keaton asintió, levantándose de la cama.

 

☃️☃️☃️

 

 Después de una ronda de tres películas seguidas, Ruby se estiró acomodándose en el pecho de Keaton y dejando un beso en su cuello.

 

 —Ruby...

 

 —¿Qué? ¿A caso no te puedo besar? —expreso con una sonrisa «inocente».

 

Tú puedes hacerme lo que quieras —desearia decirle. En cambio a eso, le dijo:

 

 —Tú lo haces con segundas intenciones, ya yo hablé contigo —Ruby se sentó con las piernas cruzadas.

 

 —Amor, ¿De verdad no me follaras en estos tres días? 

 

¿Amor? Está mujer me va a matar —se paso la mano por la frente.

 

 —¿Qué? Es normal que te diga mi amor, mi vida y cosas así.

 

 —Tú... —se cayó al momento —¿Qué es lo que quieres?

 

 —Dijiste que no follariamos, pero no dijiste que no podíamos jugar —le sonrió con ese toque de malicia que solo ella poseía.

 

No puedes hacerme esto —sintio a Ruby ponerse de pie.

 

 —¿Por qué siempre le buscas la vuelta a todo? —la miró, grave error, su Ruby se estaba quitando el pantalón.

 

 —Porque me gusta ganar —se termino de quitar el pantalón y se sentó en la cama con las piernas cruzadas, sin nada de la cintura para abajo.

 

 Keaton no le quitaba la mano de encima, ¿Quién en su sano juicio se controlaría teniendo a la mujer que ama semi desnuda?

 

 —Ruby, ponte algo, por favor —Ruby ensanchó su sonrisa al escucharlo.

 

 —Tú dijiste que no me querías con nada abajo, ¿Recuerdas? 

 

 Sí, lo recordaba, se refería a las bragas, podía estar en una falda si ella quisiera.

 

Keaton, ¿Por qué no eres más específico? —se dijo tapándose los ojos.

 

 —No me hagas esto, Ruby, tú eres mucha tentación para mí —Ruby le agarro las manos, quitandoselas.

 

 —¿Tú crees que no lo sé? —se sentó en su regazo —¿Hay alguna frase que me dediques? —toco su pecho —O, ¿Qué me hayas querido decir siempre? —paro al llegar a su ombligo —Algo cómo que desde los once años estabas coladito por mí —Keaton se sonrojo al escucharla —¿Por qué nunca me dijiste nada? —deposito un beso en su pecho —¿Cómo guardaste durante doce años un sentimiento así? —lo miró a los ojos —Habla —le mordió el labio —¿A qué le temes que no me dices nada? —se separó de él dejando un hilo de saliva.

 

 —A qué esté soñando —Ruby paro sus caricias al escucharlo.

 

 —Esto es real, Keaton. Dime. ¿Hay algo que siempre hayas deseado decirme? Como una frase o algo. Haré algo con esa información —le sonrió. Keaton la tomó de la barbilla, vio sinceridad y nada de malicia, sin rastros de una travesura, veía cariño y entrega.

 

 Se mordió el labio antes de hablar:

 

 —Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Entre la vida o a ti, te elijo a ti. Tú eres mi sol, mi luz, mi luna, mi oscuridad. Eres mi más grande perdición y mi más anhelo deseo, y... Tenerte en mis brazos —la abrazo —Para mi es como un sueño del cual no quisiera despertar.




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