¿será un amor efímero? +18

Capítulo Veinte: La llamada de Elsie.

 Lunes, 19 de diciembre de 2022.

 

06:45 horas.

 

 Keaton salió de su departamento dejando a Ruby durmiendo en su casa con una sonrisa en su rostro, lo que hizo que el saliera complacido. Le alegraba tener a Ruby con él, pero sobre todo lo hacía inmensamente feliz el hecho de que la hacía feliz.

 

 —Te amo... —susurro una adormilada Ruby mientras cambiaba de posición en la cama.

 

08:10 horas.

 

 Ruby se había levantado por la insistencia de su teléfono el cual no dejaba de sonar, de a poco estiró su mano hasta agarrar el aparato y contesto, llevándoselo a la oreja sin ver quién llamaba. 

 

—¿Aló?

—Ruby. —la nombrada bufó al escuchar la voz femenina del otro lado.

—¿Qué quieres? —escupio con cierto asco.

—Quería saber cómo estabas, verte, hace un tiempo que no nos vemos 

—¡Ja! —Ruby se rió, dándose la vuelta, quedando boca arriba en la cama —Ahora resulta que eres una madre ejemplar, ¿no? ¿Qué es lo que te pasa? 

 

 Escucho a su madre suspirar del otro lado de la línea.

 

—Eres mi hija, Ruby 

—No, no lo soy, soy un juguete que cumple tus caprichos, un juego al que le inyectabas mierda siendo solo una niña —su voz detonaba cierta rabia —Ya déjate de juego y dime qué es lo que quieres antes de que me ponga de mal humor.

—Se trata de Ariana —su voz salía nerviosa —Debes hablar con ella, está tomando muy malas decisiones de las cuales se podría arrepentir luego.

—Claro... Elsie. No voy a hablar con ella —colgo la llamada.

 

 Ruby había aprendido que tomar una mala decisión era bueno, hayas hecho lo que hayas hecho, mientras no perjudique a Elsie Higgins.

 

 —Agh. ¿Cómo vine a tener una madre así? —unas lágrimas producto de la rabia se deslizaron por sus mejillas.

 

 Tenía puesta una camisa de Keaton, busco sus llaves y salió del departamento de Keaton al suyo con solo llaves, teléfono y la camisa de Keaton puesta.

 

 —¡Agh! —llego dándole un golpe al mueble de la sala principal con con el pie —Ni siquiera pregunta por sus hijos que no tienen mucho de nacer —cayo de rodillas al piso llorando.

 

 Con los ojos llorosos marco una llamada en su teléfono.

 

—¿Qué pasó? —habia llamado a Keaton y él no se veía muy feliz de escucharla, siempre estaba feliz, pero tenía un tono preocupado. ¿Razón? Aún era temprano para que su Ruby estuviera despierta. 

 

 Escuchar los sollozos de Ruby no ayudaban.

 

—Voy para allá —anuncio Keaton, pero antes de colgar Ruby hablo en un pequeño hilo.

—Mi madre... —logro decir —Me llamo... —dejo que Keaton colgará.

 

 Al colgar se fijó que tenía un mensaje de su madre.

 

Te quiero mucho, hija. Es una lastima que hayas decidido no hablar con tu hermana.

 

 Ruby no entendía aquel mensaje, parecía esconder algo, pero ella estaba presa en sus lágrimas. Keaton no tardaría en llegar, lo conocía bien y siempre la había tenido de primero número uno.

 

 Se tapo las manos con el rostro, quedando con las rodillas flexionadas. Se quitó las manos al escuchar un disparo y la puerta de su departamento abrirse.

 

 —Hola niña... —entro un hombre adulto, era rubio, con muy poco pelo, de tez blanca, alto, llevaba un actuando de oficina.

 

 Ruby no le había prestado mucha atención a los asuntos políticos de Nassau, pero si algo conocía era la cara de quién mandaba en Las Bahamas y ese era aquel hombre, el presidente.

 

 —Usted...

 

 —Ruby. Yo soy el esposo de tu madre, Duncan Cole —se quedó mirando a Ruby en su posición.

 

 —Pues has tomado una mala decisión eligiendo a la mujer con la que pasarás tu vida 

 

 El hombre le sonrió y le dió una patada que la hizo caer al suelo.

 

 —Retiro lo dicho. Los dos son la misma calaña —Ruby era la que estaba rodeada de aquellos hombres armados y con ese hombre que era el más poderoso del país, pero no se sentía intimidada.

 

 —Escucha. Es sencillo —se sentó en el mueble y Ruby se hubiera puesto en pie si no fuera por la patada que sintió en la columna que la hizo mantener en el piso 

 

 —Deberias investigar más con quién te metes 

 

 —Niña, te he investigado, se que no tienes ningún medio ni ninguna información para dañarme —espanto las palabras —Seria muy grave que saliera a la luz que él presidente tiene una hijastra lesbiana 

 

 —¿Qué? —Ruby abrió los ojos al escucharlo.

 

 —Tu hermanita es lesbiana —se agachó agarrando a Ruby de la barbilla, lastimando la en el proceso —Tienes agallas debo admitir. Mujeres tu no son muy comunes y valen oro. No agachas la cabeza por más que estás rodeada, estos hombres y yo podemos hacerte lo que se nos antoje 

 

 —Entonces hazlo —le reto con la mirada 

 

 Duncan la jalo del pelo, poniendola en pie y le quiso dar un puñetazo que fue detenido por la mano de Ruby.

 

 —Ya no eres muy machito —se burló Ruby y le dió un puñetazo haciéndole sangrar la nariz.

 

 —Maldita perra —le quiso dar otro puñetazo a Ruby que ella quiso detener, pero está vez si le dió por el hecho que dos hombres la sostuvieron para que no se defendiera.

 

 Ruby sentía golpe tras golpe, en su rostro, en sus hombros y en sus senos. No sé quejaba y era lo que más atormentaba al hombre.

 

 —Ya es suficiente —se escucho la voz de Keaton por todo el lugar y los hombres que sostenían a Ruby la soltaron para enfrentarse a Keaton quien se lo cargo en un momento —No es muy caballeroso meterse con una mujer y mucho menos MI mujer —le hizo una llave al tipo haciéndolo quedar en el piso.




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