Esta mañana al despertar noté que el cielo era más hermoso de lo habitual, me cambie rápidamente y salí al patio, la vista era preciosa, había muchas nubes, el viento soplaba ligeramente y los pájaros cantaban, me senté bajo un árbol de naranjas donde los rayos del sol no podían llegar y comencé a leer un libro mientras comía mi desayuno.
-Señorita Alexandra que hace hay sentada se va a ensuciar.
-No te preocupes nana, todo esta bien, solo estoy disfrutando este día.
-Pero señorita, si la señora la ve, se molestará.
-Eso no me importa, hoy es mi mañana libre, mientras sea mi mañana libre hare lo que quiera.
-Señorita, pero…
-Nada de peros nana, si dicen algo, di que fui muy terca y no hice caso, así no te regañaran. Y eso es una orden- La mire directo a los ojos con una ligera sonrisa traviesa.
-Como usted ordene señorita.
Podía notar la preocupación en su cara, pero solo tengo una mañana libre de tareas y ensayos cada mes, no lo iba a desperdiciar por lo que dirá mi madre.
Al llegar la tarde me voy a mi habitación para cambiarme, hoy tengo una cita con mi prometido, la verdad es raro tener que casarse con una persona que no tiene nada de común contigo, sin contar que no le caigo nada bien, al principio tratábamos de entablar una conversación pero hace unos meses eso cambio, empezó a ser muy frio y descortés conmigo, y digo conmigo porque solo a mi me trata de esa manera, con todos los demás es muy amable y sonriente, en cuanto me ve, sus facciones cambian a desagrado, como si le estuvieran poniendo excremento de perro en la nariz, esta situación me molesta, pero no puedo cancelar el compromiso, ya que nuestro matrimonio no es solo político, fuimos escogidos por la santa iglesia, ellos recibieron el llamado de nuestra unión para la prosperidad del imperio, ya que el es el futuro emperador y yo seré la futura emperatriz, la santa iglesia nos pidió que hiciéramos la unión de sangre, es la unión más fuerte que puede existir y solo se puede hacer con las personas rebeladas por el dios de la santa iglesia, al igual que el matrimonio, se puede cancelar la unión, pero se dice, que se siente mucho dolor y el sufrimiento de la otra persona al cortar el lazo, claro que no estoy tan loca para terminar la unión, no pienso pasar por un sufrimiento que me puede provocar la muerte, solo espero mi vida no sea un tormento a su lado.
Al terminar, salí a tomar el carruaje que el príncipe mando para ir al restaurante, pero el conductor me informó que hubo un cambio de planes, ahora nos veremos en un evento social que el organizo al lado del estanque que está en el castillo del emperador, en donde asistirían muchos nobles importantes, lo bueno es que voy lo mejor vestida ya que a su majestad no le gusta que me vista tan sencilla.
Al llegar todos veían el carruaje, no sé porque me da un mal presentimiento, mi prometido no esta en la entrada esperándome como debería, de hecho, no lo puedo ver en ningún lado, bajo del carruaje con ayuda de mi escolta, todos me observan y mormullan a mi alrededor, me siento extraña como si algo muy malo fuera a pasar.
En eso, escucho al anunciante.
-El príncipe Ernesto y la señorita Angelina.
Mis ojos se abrieron de golpe, como si me aventaran un balde de agua fría, ¿Qué? ¿Mi hermana? ¿Por qué están juntos?, las piernas me empiezan a temblar, siento que algo comprime mi pecho, ante mis ojos solo puedo ver como él le sonríe mientras ella toma su brazo, nunca he recibido una sonrisa de su parte, me acerco a ellos sin decir una palabra, relajo mi cara para que no vean mi confusión, pero en cuanto el me ve toma a mi hermana de la cintura y la besa frente a todos, me quede congelada, no sabia que decir o que hacer, solo los veía mientras ellos se besaban apasionadamente, en cuanto recupere la cordura respire profundo.
- ¿Qué significa todo esto? -Pregunte con voz tranquila, no quería mostrar mi enojo.
-Hermana yo …
-No tienes que decir nada Angelina- Se puso frente a ella -yo estoy enamorado de ella y quiero que todos sepan que ella será mi esposa.
-Pero estamos comprometidos, incluso tenemos la unión de sangre. -Respondí inmediatamente sin alterarme.
-Eso no me importa, nunca te e amado, Angelina es la que tiene mi corazón y es con quien me quiero casar, no pienso seguir con esta tontería, ni mi padre el emperador, ni la iglesia, me obligara a casarme contigo, no pienso hacerlo, aparte le estoy haciendo un favor a mi imperio, Angelina seria mucho mejor emperatriz que tú.
Siento que mi corazón se quiere salir por mi garganta, me duele el pecho con lo que me dice, no tanto por el, sino por mi hermana, a pesar de no ser hijas de la misma madre yo la amaba, era mi hermanita y siempre la cuidaba, yo se que mi familia tiene favoritismos por ella ya que ella es de piel blanca y ojos azules como el cielo, con un cabello castaño y liso y yo soy lo contrario a ella mi piel es morena, mis ojos y mi cabello son negros, mi pelo es muy rizado y diferente a todos los demás. Pero ¿Por qué hacer esto? yo nunca le aria lo que ella me está haciendo, esto es la peor traición que puede haber recibido, mi prometido y mi hermana, que irónico, nunca me lo hubiera imaginado.
Mientras estaba perdida en mis pensamientos escucho que me llaman.
-Escucha bien Alexandra. Yo Ernesto Naverios Monarco, rompo contigo Alexandra Mercuin Nature todo tipo de lazo que nos una, nuestro compromiso se cancela al igual que nuestro lazo de sangre, no quiero volver a tener algo que ver contigo a partir de hoy, no quiero que te acerques a mi o a ella, no merodees por nuestro alrededor y ni se te ocurra hacer algo en contra de nosotros de lo contrario tomare medidas extremas en tu contra.
Lo dijo de una manera tan tranquila y despiadada, me di cuenta de que no le importaban mis sentimientos, mire el suelo y levante la mirada, mientras el sostenía la mano de la que se supone es mi hermana, sentía tanta rabia, no me importaba que me terminara, pero porque mi hermana menor se involucró con mi prometido. Mi pecho empezó a doler sentía mi cuerpo caliente, como si mi sangre hubiera subido de temperatura, caí hincada, podía sentir como fluía la sangre por mi cuerpo y sin darme cuenta empezó a sangrarme la nariz, era demasiada sangre, mi vestido era celeste y se estaba tiñendo de rojo, me empecé a marear sentía que me iba a desmayar, pero tome fuerzas, me levante mire a mi ex prometido directo a los ojos con una rabia que nunca avía sentido, podía sentir el miedo en su mirada, creo que nunca pensó que algo tan grabe pasaría. Con todas mis fuerzas tranquilice mis emociones y con voz pausada y tranquila le conteste.