Seré tu cómplice [saga Arévalo #5]

Capítulo 3

- ¿Has hecho que?- levanté una ceja al ver la sorpresa en Lena.

- Acepté ayudarlo - me encogí de hombros.

- Pero hacerte pasar por su esposa, creo es ir demasiado lejos -me crucé de brazos.

- Has insistido en que luché por él.

- Tienes razón sólo que no quiero que salgas lastimada - extendi mi mano y tomé la de ella.

- Se cuidarme, esto lo hago por mi misma, quiero saber que lo intenté y si no resulta no me quedaré con el pesar.

- Eloise te apoyo, solo deseo de todo corazón que no salgas lastimada.

Seguí doblando mi ropa y guardandola en la maleta.

- ¿Crees que su padre se crea que de la noche a la mañana dejo de querer a su novia?

- Todo depende de Adrián - suspiré 

- Entiendo a su padre, ella no ha sido buena para él, lo cambio para mal.

- Eloise, no quiero que sufras, es una relación nociva la que tiene con ella.

Abracé a Lena, mamá permanecía en silencio escuchando toda la conversación.

- ¿Qué opinas mamá?

- Tú eres muy inteligente hija y de buen corazón, si has decidido ayudarlo no me opondrr, lo único que no me gusta es la mentira a su padre, pero estas luchando por la persona que amas.

- Si mamá, sino resulta no viviré con la duda de que hubiera pasado.

- ¿Él viene por ti?

- Si - me até el cabello en una cola alta, tomé mis gafas y me las coloqué.

- Eloise no te escondas más.

- No será por mucho tiempo - frunci el ceño - Quiero a alguien que se vuelva loco por mi, como Max por Elena, alguien que me ame como Sébastien te amó sin poder verte.

Lena asintió.

- Te amo hermanita - me entregó una maleta pequeña - Usala cuando la necesites.

- Lena... - ella me interrumpió.

- Por favor, aceptalo - asentí.

- Adrián me dejó escrita la dirección de la casa de su padre - tomé la libreta y se la tendí a mamá - Cualquier cosa aquí estaré, se la dan a Elena cuando ella regresé.

Mi madre se puso de pie y me estrechó entre sus brazos.

- Lucha por tu sueño mi amor, no olvides que está es tu casa - sonreí.

- Gracias mamá - nos separamos cuando escuchamos el timbre.

Miré mi cuarto, iba a extrañar mi espacio pero tenía que intentarlo

- Debo irme, ¿ me acompañas? Así te presentó a Adrián - miré a Lena esperando su respuesta.

- Eh, odio las despedidas - me encogí de hombros.

- Nos vemos hermanita - salí de mi cuarto, Adrián me esperaba, apresuradamente tomo mis maletas y se fue a guardarlas a su auto.

- Cuidate mamá.

- Igual tú mi amor, aunque Adrián me acaba de asegurar que te cuidará con su propia vida.

Suspiré y me dirigí al auto, Adrián tenía la puerta abierta, era un caballero eso no lo podía negar.

- ¿Estás  bien? -me miró mientras arrancaba el auto.

- No te preocupes - el asintió.

Todo el trayecto lo hicimos en silencio, yo iba disfrutando de las vistas, íbamos dejando atrás la ciudad.

- Eloise, la casa de papá queda afuera de la ciudad, le gusta la privacidad - asentí - Espero te guste -asentí.

-¿Qué le dijiste a tu padre?

Él apartó un momento la mirada del camino y me miro.

- Que has trabajado conmigo desde que asumí el restaurante y no me había dado cuenta de la maravillosa mujer que tenía a mi lado - me mordí el labio, cuanto deseaba que fuera verdad - Y es cierto, me he quedado pensando que nunca te he agradecido por tu lealtad, he sido egoísta Eloise, el restaurante es lo que es hoy por el esfuerzo de todos, no sólo el mio.

Sonreí, un día lejos de Alexa y él estaba despertando.

- Gracias, amo mi trabajo.

- Lo sé.

- ¿Cómo se llama tu padre?

- José Santos, estoy seguro le agradaras - enarque una ceja, el sonrió ante mi gesto - Dices las cosas de frente y no finges, así es papá.

Asentí, cuando llegamos a la casa me quedé maravillada era hermosa en medio de la campiña, me gustó el porche, con su silla mecedora donde sabía me iba a sentar a ver el atardecer cuando estuviera en la casa.

Adrián me detuvo antes que yo abriera la puerta, saco una cajita de su bolsillo y miré un sencillo anillo de boda.

- ¿Te gusta? - asentí, deseaba de todo corazón que fuera real este matrimonio, extendi mi mano y cuando sus dedos tocaron los míos,  sentí una descarga, y por su mirada de sorpresa estaba segura que Adrián la había sentido, se aclaro la garganta y deslizo el anillo en mi dedo y creo fue un impulso, pero beso el anillo ya puesto en mi mano.

- Por nuestro matrimonio - extendió el anillo que él llevaría y con mano temblorosa se lo puse.

Ambos nos miramos por un momento, me moví al escuchar que tocaban mi ventanilla, sonreí al señor vestido con ropa de trabajo que estaba ante mi, supuse era el jardinero.

Baje del auto y dirigí mi mirada al rosal que estaba enfrente de la casa y por las rodillas manchadas de lodo del pantalón del señor me imagine que estuvo trabajando todo el día.

- Buen día - le sonreí, lo vi asoleado, me apresuré a sacar mi botella de agua que no había abierto y se la tendí - Debe estar hidratado, puedo ver que tiene unas rosas preciosas, pero debería descansar un momento.

Adrián estaba sacando las maletas, pero se acercó y me miró con curiosidad.

- Adrián el señor se ve que es un buen jardinero, sus rosas lo demuestran, pero debería descansar un momento, el sol está muy fuerte - Adrián miro al señor que se estaba tomando el agua.

- Gracias señorita, puedo ver que tiene buen corazón y será una muy buena ama de esta casa - sus ojos se dirigieron a mi anillo - Dejeme que me presente- se quito el sombrero, sus ojos verdes como las esmeraldas me resultaban conocidos, pero no sabia de donde- Mi nombre es José Santos.

Abrí los ojos sorprendida, era el papá de Adrián y lo llame el jardinero.

- Con mucho gusto te doy la bienvenida a mi hogar que desde hoy es tu hogar, me doy cuenta que esta vez mi hijo eligió muy bien.

Adrián tomó mi mano y la besó, en su mirada había algo que no pude descifrar, se inclino y me susurró al oído.




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