Cuando uno vive solo para uno mismo, se pierde lo maravilloso de la vida, eso me estuvo pasando, yo vivía solo para el restaurante, era mi vida, mi sueño, mi pasión, era capaz de hacer cualquier cosa por el restaurante y no miraba hacia mi lado, pienso que mi padre puso esa cláusula de darme el restaurante, el tener que casarme pero menos con Alexa para salvarme de mi mismo.
Miré a la mujer que dormía profundamente, yo estaba desesperado por que Eloise se levantará a descargar su vejiga, de todas las pruebas caseras que habían en la farmacia, elegí justo la que se usaba con la primera orina de la mañana, mi esposa no dejó de reír por mi mala elección de prueba. Miraba el reloj a cada rato deseaba que Eloise no soportará las ganas de ir al baño para que se despertará.
Estaba loco por ser padre, el tiempo que creí que Eloise estaba embarazada despertó mi paternidad y moría por tener una chiquilla como Eloise, aunque podía tener tres de ellas en miniatura, aunque quizás saldrían unos diablillos como sus tías pero no me importaba.
Me acerqué a Eloise y besé su hombro, pero ella estaba profundamente dormida que no se movió.
Me levanté de la cama, sentía que me volvería loco, me duché rápidamente y decidí bajar por una taza de café, necesitaba estar tranquilo.
Me pusé rojo de vergüenza al encontrar a mi padre en un profundo beso con la tía de Eloise, ambos en bata, necesitaba el café pero era perturbador ver a mi padre en el plan de conquistador y a juzgar por como se aferraba la tía de Eloise al cuerpo de papá me daba cuenta que él viejo no había perdido el toque.
Tosi escandalosamente al ver que Antonieta iba a abrir la bata de papá y él la había agarrado fuerte del trasero, no quería ver al viejo en acción en la cocina... mi santuario para prepararle deliciosa comida a Eloise aunque ella no se quedaba atrás, Eloise era una estupenda cocinera, creativa... honestamente ella ya estaba lista para ser chef.
- Buenos días Adrián - mi padre me veía con diversión mientras se cerraba la bata - Hoy madrugaste - enarque un ceja, me alegraba haber madrugado así evite que algo pasará en mi amada cocina, quien iba a decir que el viejo iba a ser apasionado que no temía usar toda la casa para su pasión.
- Deseo café - papá se aparto y vi que estaban preparando café, me senté no iba a dejar que usaran la cocina, Antonieta todo el tiempo que hable con papá me daba la espalda, me la imaginaba toda roja de pena, ella era una mujer muy tímida en nada parecida a la abuela Magdalena (gracias a Dios por eso, ya suficiente tenía con la abuela Magdalena)
- Adrián - escuché la voz de Eloise, sin pensar en mi amada cocina, me levanté como un rayo y salí hacia el cuarto. Me detuve al ver a Eloise de pie en las escaleras, era tan linda, llevaba puesta una camisa mía, descalza y con su cabello suelto y lo mejor... era mia, toda mia.
Subí las escaleras y la abracé no me cansaba y esperaba no hacerlo nunca, decirle cuanto la amaba.
- Buenos días cielo - ella me sonrió, tomó mi mano y me guió hacia la habitación.
Entramos en silencio y seguimos hasta el cuarto de baño, ahí en la encimera descansaba la prueba.
Eloise la miraba y luego a mi, la abracé por detrás.
- ¿Ya la hiciste?- ella asintió.
- Solo esperamos el resultado.
- Bien - la giré entre mis brazos y la besé con pasión, adoraba sus labios, cuando pasaba sus brazos alrededor de mi cuello, sonreí sobre su boca al recordar que debía estar de puntitas, yo era alto, la solté cuando escuchamos la alarma que puso Eloise para ver el resultado.
- ¿Tú la miras? - negué con la cabeza.
- Juntos mi amor, hemos dedicado tiempo a nuestros deberes así que la miraremos juntos.
La escuché reír, me tomó de la mano y nos acercamos, sentí mi corazón acelerado cuando nos miramos y a la cuenta de tres dirigimos nuestra mirada hacia la prueba.
Nos quedamos en silencio cuando vimos el resultado, tomé la prueba entre mis manos para estar seguro, corroboré y la volví a poner en la encimera, sin decir palabra, me giré y cargue a Eloise hacia nuestra cama.
Cuando la deposité sus hermosos ojos me miraron con curiosidad, sonreí y besé sus labios. Cuando el besó término, Eloise me preguntó.
- ¿Estás bien?- estiré la mano hacia mi mesita de noche, agarre aquel paquete y se lo tendí.
- Pero no tengo náuseas - soltó el aire y lo abrió para comer las galletas - Jurame que no me harás comer toneladas de comida, cuando el bebé nazca no podre ni pasearlo de tan gorda que estaré.
Yo seguía escribiendo en mi libreta personal.
-¿Adrián? - levanté el rostro.
- Lo siento mi amor estaba preparando el menú de hoy - puso los ojos en blanco - Prometo no darte toneladas de comida.
Ella sonrió y se abalanzó sobre mi.
- Te amo Adrián y sé que serás un gran padre.
Cerré los ojos y besé la punta de su nariz.
- Gracias Eloise por haberme esperado por estos cinco años, no merecía tu amor pero te agradezco por seguir amandome aún cuando no te veía.
- Ayudarte a ser tu esposa falsa sería mi último intento, si no me veías y no sentías nada por mi, iba a continuar con mi vida Adrián.
La abracé fuerte no quería pensar que si hubiera seguido siendo pendejo como dice la abuela Magdalena, no hubiera tenido la felicidad que hoy tenia, estar al lado de la mujer que amo y a punto de ser padres.
Era feliz, tenía a una bella mujer por dentro y por fuera y una bella nena en camino aunque si era un nene lo iba amar igual porque era fruto del gran amor que nos teníamos Eloise y yo.