Julie.
Vivo en un cómodo departamento tiene un pequeño baño al lado de mi cuarto, la cocina esta a la entrada de la casa de lado izquierdo y el living esta del lado derecho. El edificio tiene cuatro pisos y yo vivo en el ultimo, para mi mala suerte no tiene ascensor por lo cual tengo que bajar casi corriendo, ya son las seis de la mañana y tengo menos de una hora para llegar a la empresa, llego al estacionamiento y busco mi auto, aunque mi vida se consume en una gran rutina, puedo decir que soy afortuna de encontrar un buen trabajo en un mar de personas desempleadas.
Me demoro exactamente media hora en llegar estaciono mi auto y camino hasta la entrada de la empresa. Es muy normal ver a esta hora del dia a todos correr y creo que es bastante normal, luego de ver el rostro del jefe cada mañana, aunque es un tanto guapo, su mirada de piedra no deja muchas emociones mas que sentir la presion de correr.
En cuanto llego a oficina miro mi escritorio que esta lleno de papeles, los cuales tengo que revisar, respiro profundo, respiro profundo en un intento de darme animos cuando Jared Klein, mi apuesto jefe entra al piso donde se encuentra su gigante oficina.
-Buenos días, señor- Como cada mañana ignora mi saludo y se dirige a la oficina, puedo decir que la primera semana trabajando como su secretaria me sorprendio demasiado, pero al pasar el tiempo me siento mas tranquila con su incordialidad y es bastante tonto confesar eso, pero de aquel forma puedo trabajar sin interrupciones, peor seria que mi jefe me quisiera conquistar o me acosara, eso seria incomodo. Vuelvo a respurar profundo y por un instante pienso en que deberia difundir los secretos de mi jefe, ganar dinero y no volver a verle su bella cara nunca, aunque es una gran idea y muy tentadora me vuelvo a concentrar en los mil documentos que debo organizar.
- Tenemos una reunión en unos minutos, vamos- Acabo de escuchar las unicas palabras que aquel arrogante dirige hacia mi y aunque quisiera negarme, prefieron tomar mi bolso y correr tras el, no corro porque asi lo quiera, mas bien debo hacerlo porque un paso de el, son dos mios y he entendido con el tiempo que odia tener que esperarme.
Una hora despues la maldita reunion no termina y no puedo entender a las personas con dinero, porque pueden comprar todo el menu del restaurante, pero aun asi solo se limitan a tomar una copa de vino asquerosamente caro, mientras siguien con su para nada interesante converzacion, me encantaria ser como ellos y beber esa copa de vino, pero lo detesto, no hay peor cosa en el mundo que estar rodeadas de abuelos con dinero, que beben vino y aprovechan cada instante para mirar mi cuerpo.
- Señor, ire almorzar- Se que pude decirlo menos directo, pero mi estomago comenzaba a rugir como un leon y necesitaba comida grasosa y barata para remediarlo, no comer el dia anterios para nada facilitaba que mi estomago dejara de doler.
-Comeremos aqui- Mi dia no podria ir peor, almorzar con el es un sentimiento extraño, tecnicamente es como junto a una muralla intimidante.
-Señor, yo tengo almu.....
-Te he dejado sin tu hora de almuerzo, yo pagare- Esperamos a que sus socios se fueron, que por suerte no tardaron y nos trajeron la carta, que fue inesesaria porque Jared pidio por mi, me encantaria haberme negado, pero el estaba pagando la comida. Esperamos la comida en silencio, cada uno mirando su telefono, el claramente trabajando y yo jugando en mi celular, en cuanto llega la comida, Jared coquetea con la camarera, la chica por supuesto no pierde la oportunidad de regarle una mirada coquetona, quien la resive con el mismo entusiasmo, miro la esceno un tanto divertida hasta que la chica se fija en mi y sus mejillas se tornan carmesi, claramente mi seductor jefe acaparo toda la atencion de la pobre muchacha que dejo mi plato sobre la mesa y por poco corrio lejos de nuestra mesa.
-He pedido que sirvan vino especialmente para ti- Dice alzando su cupa como si no supiera que no bebo vino.
- Lo siento, Señor Klein, Pero no bebo alcohol...
- Es una lastimas, no sabes de lo que te estas perdiendo, deberias intentarlo, hay muchas variedades, solo debes dejarte llevar por su curioso sabor.
Eran exactamente las diez de la noche y por fin había terminado mi trabajo, sin pensarlo fui a la oficina de Jared y le avise que me retiraba, aquello tamnbien formaba parte de mi rutina diaria.
Editado: 08.03.2024