Seré Tu Esposa (segundo Libro)

Capitulo 32

Al día siguiente a las 9:00 am ya estábamos en él aeropuerto de Chile, dormimos todo el viaje y en cuanto llegamos al aeropuerto un hombre se nos acerco y les dio las llave de un auto a Jared, guardamos las maletas y nos subimos al auto, ese auto sera nuestro fiel acompañante en nuestra estadía en mi país.

-Ahora dígame señorita ¿hacia donde vamos?- yo comencé a conducir y no dije nada, el debe disfrutar del viaje, ahora la que manda soy yo.

-solo diré que te acomodes porque él viaje es largo, muy largo...

-¿me llevaras a la playa?- yo negué con mi cabeza y seguí conduciendo, concéntrate Julie, no puedes chocar- recuerdo que al lugar que vamos solo quedaba a unas dos hora de mi casa y todos los días lo visitábamos, algunos días íbamos mas lejos, como otros días recorríamos el mismo lugar de siempre, creo que son unos de los mejores recuerdos que tengo junto a mi familia, es el momento de dejarle esos recuerdos a alguien mas, por eso quería que viajáramos aquí, a mi lugar especial..

-Muchas gracias, Julie estoy seguro que no te lo he dicho pero eres la mejor persona que conozco en mi vida, tienes un corazón hermoso...- solo sonreí y me concentre en el camino a la felicidad...

Ya llevábamos tres horas de viaje y ya habíamos pasado por casi todo Santiago -Capital De Chile- nos dirigíamos a Paine, amo ese lugar y por lo que veo no ha cambiado, cada vez que avanzamos mas y mas hasta nuestro destino siento como mi corazón se aprieta un poco y siento una gran felicidad, recordar esos momentos me pone muy feliz,me hace sentir en paz, me hace sentir como si la niña que quedo en el pasado vuelve a mi y me da ánimos para seguir con esto. Me encanta Paine porque es solo naturaleza, encontrar señal es difícil y aun mas si nos adentramos mas y mas en la zona rural, al lugar especifico que nos dirigimos es un lado apartado de la carretera en el cual ahí muchos arboles, desde ahí podemos luego a ir a diferentes centro turísticos.

-Amor ¿donde estamos?- con Jared nos bajamos del auto y yo comencé a caminar, había dejado estacionado el auto de un lado de la carretera y comencé a caminar, sentí los pasos de Jared detrás mio, pero no pare y comencé a bajar del pequeño acantilado, por suerte un estaba el pequeño camino, cuando llegue a la orilla del pequeño rió me senté en un enorme piedra y mire con una gran sonrisa el lugar, había mas arboles de los que recordaba, habían mas piedras y el rió era mas pequeño, Jared se sentó a mi y yo apoye mi cabeza en su hombro, sentía como el viento movía bruscamente mi pelo tapándome la visión, Jared me hizo una cola y luego me abrazo, el día estaba nublado pero era agradable, hacia un poco de frió y eso daba una agradable sensación

-¿pasaremos aquí la noche?- me acerque a el quedando a escasos centímetros del, sentía su respiración a la perfección, podía ver sus labios entreabiertos lo que me incitaban a besar y no tarde en hacerlo, necesitaba y quería sentir sus labios nuevamente.

-estamos en Paine y si, pasaremos la noche aquí, en medio de la nada- dije interrumpiendo el beso, me separe lentamente de mi chico y junte mi frente junto a la suya.-ahora iremos a una cabalgata en el rancho Tudor.

Tuve un gran día cabalgando a Rancho Tudor y encontré que tienen caballos que son mansos y bien cuidados. Subimos el cerro hasta la cumbre y vimos la laguna aculeo al otro lado. Me encantó el paseo, vimos hermosos paisajes y fue un muy lindo día afuera de la ciudad. Jared a cada momento me decía que amaba el lugar y que volvería mil veces, también cada vez que el caballo camina un poco mas rápido gritaba como niña.

En cuanto llegamos al Rancho una señora de aproximadamente cincuenta años nos recibió con una gran sonrisa, luego nos llevo hasta donde estaba su esposo, nos subimos a los caballos y el hombre nos guió por diferentes senderos y nos contó la historia de su rancho, el cual ha pasado de generación en generación, todos mantienen el centro turístico, tiene miles de hectáreas, las cuales tienen estrictamente prohibido vender.

Cuando les pagamos nos fuimos al mismo lugar al cual habíamos parado por primera vez, con Jared compramos pan amasado a unas señoras que vendían a un lado alejado, luego de comprar, nos fuimos directo a preparar las cosas, hicimos un fogata, armamos la carpa y luego nos sentamos a comer pan con café.

-me ha encantado este lugar, demasiado- yo sonreí y me acosté en el pasto a mirar el cielo estrellado, la noche ya había caído y las estrellas con la enorme luna nos dejando ver todo con claridad, me sentía en paz mirando todo y pensando en lo feliz que me siento en este momento.

-es muy agradable encontrar ese lugar especial.- dije sintiendo como Jared se acostaba a mi lado y tomaba mis frías manos.

-yo te mostrare mi lugar especial el próximo fin de semana- sonreí y seguí concentrada en las estrella, amo sentir el frió viento en mi cara mientras veo las estrellas es una sensación tan placentera que me hacer sentirme feliz de tan solo sentirla.

-cuando mis padres querían escapar de todo por unas horas, venían aquí junto a mis hermanos, cada fin de semana veníamos, me encantaba, amaba estar un rato sentada alejada de todos con mis audífonos mientras escuchaba las canciones que mas me gustaban, estar un rato sola era algo que siempre estaba presente, recuerdo que mis padres me molestaban mucho por ese motivo, pero luego se acostumbraron, amaba tener mi espacio para pensar-

-¿ahora no lo tienes?- y aquí esta Jared cagando el momento con sus tontas preguntas.

-claro que si, es diferente, sabes a lo que me refiero- dije tratando de suavizar la situación, porque uno no quería dar explicaciones y dos el semblante de Jared cambio por completo.

-no, no se que ha te refieres-

-antes era una niña, no sabia dividir mi tiempo, cambie, ahora ese tiempo lo tengo a mas corto plazo, Jared, amor no te pongas así, a mi me encanta estar contigo- dije poniendo una de mis manos en sus mejillas.




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