Capítulo 3 Aguas termales
Por fin llegábamos al campamento, estaba igual o mejor de lo que hacía años atrás, Jess y yo lo habíamos dejado. Nos llevaban en ocasiones cuando éramos pequeñas y yo recién llegada a Praga.
Las cabañas eran de madera, con ventanas de cristales y las paredes avejentadas por los años, pero firmes, con tres camas grandes, una mediana y una chimenea que repartía el calor por todo el interior. La señora Margaret ya se había instalado y elegido su cama al lado de la mediana para estar más cerca de Ashley.
El campamento tiene horas estrictas para cada intervención alimenticia del día y justo llegamos en horario de la cena. Primero salieron Jess y mi tía, no dejaban de recordar anécdotas de cuando éramos pequeñas, luego Ashley que no paraba de revolotear a pesar del frío y por último yo, revisando mi teléfono ya que era tan apartado el lugar que suponía que no teníamos ninguna conexión inalámbrica con el exterior. La cabaña de los chicos quedaba al frente de la nuestra, estaban sentados esperando y Alan inmediatamente corrió detrás de mi prima, mientras Oliver acomodaba sus rizos, como de costumbre
«Acaso no se cansa?»
Entramos al comedor, un sitio discreto y lleno de luces, con nueve o diez mesas distribuidas por el local y casi todas ocupadas, en esta época del año todos vienen a pasarlo en familia. Nos colocamos en una mesa de cuatro ya que mi tía además de haber venido a disfrutar, había sido contratada para hacer sus dulces y sobre todo su especialidad, las "Oplatky" (obleas) por la que era conocida en todo el país. Cenamos, sonaba música suave y un ambiente acogedor.
Antes de salir, mi tía nos dió obleas y nos reunimos alrededor de la fogata que ya habían creado, Ashley en brazos de Jess y todos disfrutando de una obra con marionetas, que se inspiran en cuentos locales y leyendas checas. Oliver y yo intercambiamos miradas, creándose una tensión rara, como si mis ojos dependiera de los suyos o viceversa.
Al terminar, todos se devolvieron a sus cabañas, acostamos a mi hermana y Jess y yo decidimos ir a bañarnos a las aguas termales, como cuando nos escapábamos para sentir las aguas calentitas en medio del frío.
Por el horario ya las pequeñas piscinas estaban vacías, lo que nos daba más libertad de seguir actualizándonos.
— En la misma conexión cariño —musita una voz desde atrás
— Por eso estás conmigo —sonríe Jess, mientras nos damos vuelta y vemos el panorama que tenemos enfrente
Alan y Oliver con toallas en mano mientras se sonríen.
— Los ojos están a esta altura —me señala Oliver, haciendo que me sonroje, mientras coincido con sus ojos, antes de recorrer la mirada por todo su cuerpo.
Pero quien podría ignorar la vista que había ante mis ojos, cuerpos atléticamente perfectos y bien definidos, el de Alan ya lo había visto y sabía que era adicto al ejercicio, pero el de Oliver no se quedaba detrás, cuadros definidos, con una figura Mandala tatuada en el lado izquierdo de las costillas y una piel hiper blanca sin cicatrices ni detalles, trago tratando de calmar estas sensaciones erráticas en mi cuerpo. Mi prima ya estaba disfrutando de las aguas con su novio, mientras yo estaba tragando en seco con Mr. Rizos.
— Qué vamos hacer mañana? —pregunta Oliver
— Mañana vamos a esquiar a la montañas —contesta Alan tensando su pelo hacia atrás
— Yo no puedo ir? —me miran todos extrañados y con cara de decepción —mi tía tiene que trabajar y Ashley no puede quedarse sola —intento convencerlos
— El campamento tiene una especie de guardería y tu tía puede vigilarla de vez en cuando, creo que estará más tranquila —refuta Jess derrumbado todas las posibles excusas
— Piensas en todo y muy rápido —choco mi hombro junto al de ella
Las aguas eran al aire libre y bajo una noche completamente estrellada, la vista definitivamente era diferente a la de la ciudad. Jugamos un rato en el agua, Oliver y yo no paramos de coquetear con la mirada, hablamos por un rato y conocí un poco mas de él, al igual que yo perdió a sus padres de pequeño y fue criado por sus abuelos, tiene un hermano mayor y su familia tiene un Bufet de abogados
—Además de la pintura, qué te apasiona Andrea, a ver, en que inviertes tus latidos?? —pregunta acercándose
Nunca me habían preguntado de una manera tan refinada lo qué me gustaba, y la verdad me encantaba su forma de expresarse y comunicarse con los demás, mi tía no se equivocaba cuando decía que el trato con las personas hablaba de ti mucho antes de que pronunciaraspalabra, tenía toda la razón
— En realidad me gusta el arte en todas sus formas de expresión la pintura, la lectura, la fotografía —hago una pausa cuando observo que está totalmente fijo concentrado en lo que estoy diciendo —aunque esta última no la practico, si que me gusta apreciar quienes tienen ese arte
— Sí, verdaderamente eres una consumista del arte —pronuncia y le dedico una sonrisa tímida
El silencio se hace cortante, se va acercando poco a poco, como cuando un cazador está expectante a su presa, detallando cada movimiento para así atacar en el momento preciso, así está Oliver asechándome acortando la distancia que nos separa hasta llegar frente a mí, el agua caliente burbujea y no precisamente por sí solas, el acercamiento de Oliver a hecho qu suba la temperatura y también a tenido efecto en mí.
Extiende los brazos a mi alrededor dejándome rodeada, solo su cara está en mi campo de visión, gira la cabeza hacia un lado y yo estoy inmovilizada como una ratoncita asustada, cierro los ojos, los nervios se apoderan de cada célula de mi cuerpo y ya no sé si respiro por mi voluntad o por inercia, estoy lista para que mis labios rocen los suyos, pero lamentablemente para mí y mis sensaciones ocurre algo que no esperaba, su boca se dirige a mi cuello dejando un beso húmedo que me desordena las pocas ideas que me quedan y a la vez derritiendo mi cordura en las aguas termales que nos rodean.