Seremos Estrellas

★ CAPÍTULO 4 ★

PATRICK

Llevaba 1 semana aquí en Madrid, pero todavía me costaba acostumbrarme a la diferencia de horario. Mi hermano mayor Mike tiene una cafetería aquí en Madrid desde hace 3 años, decidí venir aquí porque no soportaba estar más en casa con mamá y su nueva pareja.

Cuando mi madre y su pareja decidieron casarse y mudarse de casa, eso a mi me dolió. Sentí que algo dentro de mi se rompía, ese amor con el cual crecí desde niño, ya no estaba. Cuando mi hermano se fue de casa, me sentí aun mas solo, estaba perdido en un mundo sin luz.

Cuando tuve la edad suficiente para poder trabajar, ahorré lo suficiente para irme de casa. No podía seguir viviendo bajo el mismo techo con la persona que un día me dio la vida y también me la quito. Le dije a mamá que quería ir con Mike ya que aquí ya no tenía nada que hacer, aunque le rompí el corazón ella ya lo había hecho conmigo cuando decidió romper una promesa.

Había dejado mi corazón en esa casa, esa luz que siempre había tenido, ya no brillaba más. No era mas que un simple cielo oscuro sin estrellas.

 

Me había dado cuenta que ya se me había hecho muy tarde, sabía que Mike me regañaría y como castigo me dejaría lavando los trastes, algo que detestaba mucho.

Tomé el autobús hasta bajar en el café, apenas entre a la tienda vi como mi hermano me miraba a lo lejos, tenía la misma mirada que papá cuando yo hacia una travesura.

—Oye imbécil, puede que seas mi hermano, pero soy el jefe, así que si sigues llegando tarde te voy a descontar tu sueldo.

Sí, ese es Mike, aunque tenga solo 25 años parece muy joven, siempre me anda regañando de todo, pero yo lo tomo como una broma.

—Ya lo sé, idiota, todavía me cuesta acostumbrarme a la diferencia de horario. —quería reírme, pero no quería recibir más castigos.

—Bueno, ve a cambiarte que hoy hay mucha gente, por favor se amable, y quita esa cara de culo. —okey eso ya no daba risa.

Fui hacia el mostrador, por si alguien necesitaba mi ayuda, hasta que vi entrar a una chica acompañada de una mujer. Fueron a tomar asiento en una de las mesas que están junto a la ventana, donde la luz del día hacia ver su cabello mucho más castaño y sus ojos marrones.

Me iba a acercar para tomar su pedido, pero en el momento en que vi su rostro, vi que no estaba feliz, se notaba que estaba triste, desanimaba, se veía que fingía una sonría solo para la persona que tenía en frente, creo era su tía porque se parecían mucho. Vi como su tía de dirigía hacia los servicios higiénicos, y aproveche en ir a tomar su pedido, pero cuando me acerque me di cuenta que estaba tomando fotos a el lugar, así que supuse que era nueva aquí.

Me acerqué a la mesa donde se encontraba y vi que estaba grabando hasta que se dio cuenta que estaba parado al frente suyo, dejo caer su móvil, llamando la atención de la gente, no sé si fue por el susto o por otra cosa.

—¿Buenos días, va a pedir algo? —alzo la mirada y me quedo viendo y eso me intimido un poco. —¿Señorita, tengo algo en la cara o duerme con los ojos abiertos? —no sabía cómo iba responder, pero espero que haya entendido mi sarcasmo.

—Pues sí, tienes algo en la cara, justo ahí. —me señaló la mejilla izquierda y lo decía con una voz muy segura que por un momento le creí.

Empecé a tocarme el rostro para ver qué era lo que supuestamente tenía en la cara. —¿Donde? —le pregunte.

Vi cómo se le escapaba una risa, me di cuenta que había caído en su broma, era un idiota.

—No es gracioso. —le respondí de una forma seria, pero me arrepentí de haber dicho lo último porque cuando lo dije, su rostro cambio, al parecer tenía miedo.

—Perdona, no fue mi intención hacerte enojar. —lo dijo en voz bajita, se levantó de la mesa, se dirigía hacia el baño y vi como la primera lagrima cayo.

No supe cómo reaccionar, sentí que todos me miraban hasta que vi a mi hermano en el mostrador. Si estaba muy molesto, solo fui hacia la puerta de atrás, sabía que lo peor me esperaba.

—Que carajos te pasa Patrick?! Te dije que no seas sarcástico porque no sabes que puedes lastimar a alguien sin querer. —mi hermano tenía razón, esta vez sí que me pase de idiota, es que a veces no puedo estar tan callado en un día sin estar bromeando con alguien. Mike odia mis bromas, así que sabía que no podía ni tocarle un pelo.

Luego de un rato vi a ella volver a la mesa, pero con su tía. Mi hermano me dijo que me fuera a casa, que él se encargaría de arreglar las cosas. Jamás me había sentido tan culpable por hacer una broma.

Cuando mi hermano llego a casa me dijo que la chica no dijo nada de lo sucedido, el solo les ofreció una bebida gratis, ella dijo que no era necesario y se fue con su tía.

 

A la mañana siguiente me levante muy temprano de lo normal, aunque tenía mucho sueño, algo en el fondo me decía que ella merece ese perdón de parte mía.

Tome el autobús, baje en el café, estaba apurado, porque no sabía a qué hora podría venir, pero fue en vano, hoy no vino.

Al día siguiente me levante igual de temprano, tome el bus, baje en el café, y ese día tampoco llego, estuve así por 2 semanas, aunque se volvió una rutina, lo que más anhelaba era volverla a ver.

 




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