Seremos Estrellas

★ CAPÍTULO 10 ★

PATRICK

No era mi intención tratar mal a Olivia, pero era lo único que podía hacer para alejarla, ya que mi corazón siempre la seguía. Ella me tenia atrapado de una forma en la que me gustaría quedar siempre así.

Jake decidió venir conmigo a el café, él no dejaba de cuestionarme y peguntarme si Olivia era la chica de la que yo le había contado. Pero la verdad es que yo no quise contarle, pero el otro día hubo una fiesta en su casa, donde termine emborrachándome y termine contándole todo.

Días antes

Eran aproximadamente las 3 am, Jake estaba ebrio igual que yo, por eso pensé que no se acordaría de lo que le conté. Y era la primera vez que me emborrachaba.

—¿Cuantos dedos vez, Patrick? —Jake me mostraba cuatro dedos.

—Dos, veo dos. —la cabeza no dejaba de darme vueltas.

—Mierda, Patrick. Tu hermano me va a matar, le jure que no tomarías demás.

—Ja, Ja, necesitaba tomar lo suficiente para poder saber cómo se siente estar borracho.

—Lo bueno de todo esto, es que, no eres de las personas que hablan de sus ex´s y terminan llorando.

Bueno, nunca había estado con una chica, ya que jure no enamorarme de nadie y tampoco quería ser un mujeriego que se acuesta con chicas para calamar su dolor. No era ese tipo de persona, aunque nunca nadie, me hacia sentir como lo hacia ella. Eso era lo que odiaba de ella.

—Nunca he tenido una relación. —Jake me mira sorprendido.

—¡Que! Como que nunca has estado con una chica. Tal vez no llaman tu atención o simplemente no te gustan.

—Nunca he querido enamorarme, hasta que la vi a ella… —Jake me tomo de los brazos y empezó a sacudirme ya que me estaba quedando dormido.

—Hey amigo, no puedes soltar eso como si nada. ¿Y quién es ella?

—Olivia… ella, no puedo dejar de pensar en ella.

—¿Que paso con ella? —se nota que Jake le gustaba el chismesito

—Ella… es tan hermosa, su cabello castaño y sus ojos me matan cada vez que la veo y…. su sonrisa. ¡Ah! Me trate mal esa chica.

—Guao, viejo, en verdad esa chica te trae mal. Pero porque no sales con ella si en verdad te llama la atención.

—No, no, no…jure que no me enamoraría de nadie, no quiero darle esperanzas a ella, porque ella se ve tan buena, tan pura que no puedo lastimarla, lo único que puedo es alejarme.

—Patrick, deja eso de lado, se feliz una vez en tu vida. Si viniste a Madrid a empezar de cero, pues es tu oportunidad.

Terminé contándole como la conocí en el café, como la hice sentir mal (pero no fue con una mala intención). El en autobús cuando paso eso y la lleve a la cafetería para que pudiese desahogarse. En realidad, tenía un caos en la cabeza y en mi corazón, y lo peor es que no podía desenredar ese nudo que había ahí.

★★★

Llegamos a el café, mientras me alistaba para mi turno, Jake se sienta al otro lado del mostrador y no dejaba de preguntar.

—Patrick, ¿porque tuviste que tratarla así? Acaso crees que tu indiferencia va hacer que ella se aleje así nomás. Si lo que quieres es tenerla lejos, tienes que ser claro y decirle, porque ella no puede saber lo que tu piensas.

Jake tenia razón, pero mi corazón no podía tenerla lejos, tampoco quería jugar con ella, tenía un dilema.

—Crees que no lo sé, Jake. No puedo con este dilema entre mi cabeza y mi corazón, es difícil, porque siento algo por ella, algo muy fuerte, y es difícil de explicar.

—Si que estas enamorado. Pero porque tanto dilema, si te gusta, dile. O tienes miedo de que ella te rechace.

—Tengo miedo de que no sienta lo mismo que yo, y terminar en ridículo.

—Bueno, eso tiene sentido. Pero el que no arriesga no gana.

—Ella no es como un trofeo al cual tengo que ganar, si no que tengo que ganar su corazón.

—Cierto. —Jake me ayuda con algunas cosas en el café por la tarde y luego de despide.

Se hizo de noche y tenia que regresar a casa. Escucho mi móvil sonar, voy hasta el y veo quien llama, es mi madre. No pienso contestar, pero desde que llegue a Madrid no he hablado con ella, así que haré el esfuerzo.

—¿Qué quieres? —contesto muy directo.

—Hola hijo, ¿cómo has estado? ¿Todo bien por allá? —su voz era delicada y al parecer se notaba un poco nerviosa.

—Sí, estoy bien. Dime que quieres, no tengo tiempo.

—Hijo, necesito hablar contigo en persona. —no, no, no. No quería volverla ver.

—¿Sobre qué? ¿Sobre mi padre? Ya esta muerto, acaso que hables de él va hacer que el vuelva. No quiero escucharte jamás y no me busques.

—Hijo… —corté la llamada, no quería seguir escuchándola.

Todo esto me llenaba de odio. No podía seguir viviendo así, estaba harto de sus palabras, mi corazón no me permitía perdonar.

Cerré el café y me fui corriendo a casa, tenia tantas ganas de abrazar a alguien, tenía en mi corazón muchas cosas guardadas, era una carga de la cual no podía cargarlo solo, era muy pesado, que sentía que en cualquier momento iba a caer.

Iba a caer al piso, frio y oscuro. Pero alguien me sostuvo, alguien me salvo, alguien le dio luz a la noche oscura. Era como una estrella.




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