Seremos Estrellas

★ CAPÍTULO 17 ★

OLIVIA

No había visto a Patrick estos días, tenía un raro presentimiento hace días. Era ya fin de semana y cada vez hacia más calor. Odiaba el verano, y más porque aquí en Madrid, llegaba hasta los 40° grados. Me encontraba en mi habitación, había salido de bañarme por 4ta vez en el día. Mientras esperaba a Estef, decidí agarrar la guitarra que había dejado hace días en la esquina de mi habitación. Cuando la sujete, me di cuenta que todavía llevaba un poco de polvo, lo limpie con algo que tenía a la mano y termino reluciente. Pasé la correa por mi cabeza, la deje en mi hombro, pasé mis dedos por las cuerdas y me di cuenta que estaba desafinada. Busqué en mi móvil una aplicación para poder afinarla, cuando la encontré, pude afinar la guitarra. Llegue a encontrar el capotraste, y lo ubique en donde quería que sonara bien. Empecé a ubicar mis dedos en aquellos trastes de las cuerdas de la guitarra, pero aún me era difícil ponerlos en una buena posición.

Toqué la guitarra después de mucho tiempo, cuando estaba con Jean, él no dejaba que yo tocara la guitarra, decía que no era buena en ese instrumento y que debía de buscar algo mas simple. Josh, el enamorado de Emma, me enseño a tocar la guitarra, pero dijo que, si quería aprender mejor, podría tomar clases particulares, él me recomendó un lugar muy bueno para poder aprender guitarra. Todavía recuerdo aquellos tiempos.

Era verano, decidí seguir los consejos de Josh y me metí a unas clases de guitarra. Jean no lo sabía, ya que sabría que a él no le gustaría eso. Ya iba unas 5 clases, era algo nuevo, pero a la vez, emocionante. Hice un amigo en una de esas clases, se llamaba Charlie. Él decía que quería ser un musico, por eso quería aprender a tocar la guitarra. Era un chico muy amistoso, me encantaba su cabello rubio y su cicatriz en la mano.

Se preguntarán ¿Porque a Olivia Miller le gusta una cicatriz? Por que Charlie dijo una vez: “Nunca hay que avergonzarnos de nuestras cicatrices, ya sean externas o internas, eso nos hace ser quien somos. Nos hace ser únicos, nos hace ser especiales a quienes en verdad nos aman. Porque cuando alguien ama primero tus cicatrices, ama todo de ti”.

Todavía recuerdo cuando me dijo eso. Casi siempre nos regresábamos juntos después de las clases, lo invite a casa unas veces a almorzar con mi familia, mis padres le agradaron y mis hermanas aún más. Un día regresamos juntos, porque vivíamos casi cerca.

—Livi Liv —así me decía él—. ¿Qué piensas hacer este fin de semana?

Estábamos apunto de cruzar la calle, me giré para responderle, pero llevaba la guitarra en el hombro y sin querer le di en la cabeza con la guitarra.

—¡Perdóname! Soy muy despistada. —sobe su cabeza.

—Tranquila Livi Liv, nunca nadie me había dado con la guitarra.

—¿Eso era parte de tu lista “Golpes que quiero recibir un día”?

—Si, gracias a ti tachare eso de mi lista. —se acerca y me peñisca la mejilla.

Cruzamos la calle, y seguimos caminando por la acera.

—¿Qué era lo que me dijiste? —pregunté.

Habíamos llegado a mi casa, estábamos en la puerta.

—Quería preguntarte…—veo a alguien que lo sujeta de atrás y lo tumba al suelo.

Era Jean.

Él agarra la guitarra de Charlie y con eso le da en la espalda. Había roto la guitarra de Charlie. Me dolió porque Charlie había ahorrado por mucho tiempo para poder comprar esa guitarra.

Trate de agarra a Jean, pero el me empujo e hizo que cayera y me golpeara la cabeza. Me levanto lo mejor posible, dirijo mi mano a la zona donde me golpee y siento que esta mojado, veo mi mano y era sangre. Charlie se da cuenta y se libera del agarre de Jean.

—¡Tranquila Livi Liv! Todo va a estar bien, no te preocupes, mantente despierta, ¿sí?

Cada vez la vista se me nublaba y sentía sueño, lo ultimo de vi fue a Jean corriendo, estaba huyendo. Escucho a Charlie maldecir mientras llama a una ambulancia.

Justo antes que llegue la ambulancia le digo algo a Charlie.

—No digas que fue él, por favor.

—¿Él era tu novio del que me contaste, Livi? —asentí y recordé que a Charlie no le gustaba mentir.

—Hazlo por mí, por favor. —le rogué.

—Por Dios, Livi. Date cuenta que esto no esta bien, si este no es el limite no me espero cual será cuando él deje de hacerte esto.

Tenía razón todo tenía un límite, mi limite ya había llegado y fue de la peor manera.

Recordé aquella canción que Charlie compuso cuando aprendió a tocar la guitarra. Era una melodía muy relajante, era como estar en las estrellas. Quise llorar al recordar a Charlie, lo extrañaba mucho, no sabia que era de su vida porque después de ese accidente con Jean, yo no volví a las clases de guitarra. Charlie vino a buscarme a mi casa, pero le dije a mis hermanas que no quería verlo, porque Jean me dijo que, si lo veía de nuevo, él se encargaría de no volver a verlo jamás.

Después de ese accidente, lo único que hice fue darle mi guitarra a cambio, él no la quiso aceptar, pero insistí. Deje de ir a las clases de guitarra ese verano, porque Jean me había dicho que, si lo volvía a ver, habría consecuencias.

A Charlie lo veía pasar por mi casa cada día desde mi ventana, la sabia de una u otra forma que también lo estaba viendo. Me dolía cada minuto verlo pasar por mi casa con la guitarra que le di. Después, no supe nada de él hasta el día de hoy.

Escucho el timbre y bajo rápidamente. Abro la puerta y veo entrar a Estef.

—¿Estás lista? —pregunta.

—Sí, lo estoy.

Salimos de casa, decidimos ir de compras ya que Estef tendría que ayudar a su padre en la empresa. Ella no quería seguir con la misma carrera de su padre, pero era algo del cual no tenía voz para decírselo.




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