Serena: El torpe ángel aprendiz

4. El plan A sigue en pie

No me daré por vencida, seguiré intentando deshacerme de Jeremías estudiando hasta que otra cosa se me ocurra. Ya hemos salido de la escuela, Megan y Dylan siempre van por el sentido contrario por lo tanto me tocaría ir con Jeremías y Rosa hasta casa.

Rosa asistía a ballet y por lo tanto ella solía doblar dos cuadras de nuestra escuela para asistir a la academia, Jeremías había estado anotando varios conceptos sobre los ángeles durante clases en mi libreta y para mi sorpresa ¡Los entendí!, si lo que acaban de leer, yo, Serena he entendido la jerarquía angelical.

Mediante caminamos por la calle Uruguay en silencio no puedo parar de pensar en el día que Jeremías apareció en el hotel donde me alojaba, vestido completamente de blanco. Su cabello se debatía entre varias tonalidades y sus alas blancas se veían fuertes, puras y eran cegadoras, en cuanto me abrazó para calmar el dolor sentí como estas me envolvieron con su calidez y me dieron protección, fue la primera vez entonces que ambos nos vimos después de haber estado años sin hablar, él se ha ido cuando apenas cumplía 9 años ya que, según mi padre, mientras estuviera presente nada pasaría no obstante siempre me alertaba con que lo llamará a gritos si algo no andaba bien, como esa noche de tormenta.

Sus ojos me habían dejado sin aliento, lo primero que pensé fue en lo arrogante que era cuando niña y los apodos que solía decirle, incluso lo he llamado emplumado cuando lo vi, cosa que le causo gracia, tiempo después me confesó que creía que lo había olvidado a él y esos apodos tan raros que le ponía cuando niña. Sus ojos azules fueron mi apoyo para lo que vendría a continuación.

Fue horrible, indescriptible lo que sucedió al desgarrar mi piel, al quitar mis alas, por suerte Jeremías había creado un campo de invisibilidad y silencio alrededor nuestro así que mis desgarradores gritos no serían escuchados y si alguien llegaba a entrar no nos verían, no lograrían ver el acto tan atroz que mis alas provocaron.

Al terminar, Jeremías las ha dejado tranquilas y me ha ayudado a sanar las heridas, débil tras la pérdida de sangre y agotada me ha cargado hasta mi cama donde me ayudo a sentarme, respetando de no mirar ninguna parte de mi descubierto torso. Me cubrí con una toalla mientras el examinaba mis alas y luego comprobaba lo sensible que estaban.

Tomó una con delicadeza, su tacto fue suave y el cuidado que tuvo impresionante, aunque mis alas dolían el intento verlas con suavidad, no como mi padre quien las tomó con brusquedad y logró que yo llorara del dolor. Intentó darme una lección de cómo moverlas para comprobar si estaba todo en orden pero al ver cuánto me negué con las suyas sostuvo las mías, delicadamente y con una precisa lentitud las movió junto a las suyas sin despegar su mirada de mí.

Para ese entonces no era capaz de mirarlo a los ojos, hasta ahí el relato parece mágico, hermoso, incluso mis hormonas estaban revueltas al ver a aquel ser tan perfecto frente a mí. El primer mes se comportó como un caballero pero... pasados los días Jeremías se convirtió en lo que hoy es: Una pesadilla.

—¡Serena detente! —Jeremías tomó mi brazo con fuerza y jalo de el con fuerza.

Abrí los ojos sorprendida entonces ante su repentino acto el cual me sacó de mis pensamientos, mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente sin entender que acababa de suceder hasta que la bocina de un auto que pasaba a toda velocidad me hizo entrar en razón.

Estuve a punto de cruzar con el semáforo en verde, apunto de ser atropellada por ese mismo conductor que me ha tocado bocina y Jeremías, mi ángel custodio fue quien me ha salvado la vida nuevamente. Los humanos son incapaces de verlas pero él me abraza con fuerza y envuelve con sus alas, Rosa nos observa tan sorprendida como yo, incrédula y encantada por lo que sus ojos ven: sus hermosas alas las cuales brillan con pureza y elegancia.

El aire termina por escaparse de mis pulmones cuando él se aparta y me examina detenidamente, los humanos murmuran entre ellos mi imprudencia y le agradecen al Trono que Jeremías me haya tomado del brazo.

—¿En que estabas pensando? ¿Es que acaso no has visto que está en verde el semáforo? Eres muy imprudente. —me reprocha Jeremías pero no logro salir de mi sorpresa, Rosa apoya una de sus manos en el hombro de mi ángel custodio y niega con la cabeza varias veces.

—No ha sido su culpa, últimamente la has estado estresando tanto que la pobre tiene en la cabeza el tema del examen final, gracias por ayudarla siempre Jeremías.

Mi hermana acaba de salvar mi trasero, perfecto.

—Si... ha sido eso, lo siento Jeremías. Prometo tener más cuidado la próxima vez...—murmuro y trago saliva, mi garganta está seca.

Debo de aprovechar esta conversación para sacarle más información sobre el examen final, según tengo entendido una vez que un ángel aprende todo lo que se debe de saber el examen puede adelantarse y será tomado por un arcángel, primero es teórico, luego oral y pasa a ser practico.

Lo teórico será escribir sobre los pecados capitales, los mandamientos de Moisés, la jerarquía angelical y luego la historia de Jesús narrada desde la perspectiva angelical. Lo oral pasará a ser sobre Lucifer, la gran caída y cuando Satanás sedujo a Adam y Eva en comer el fruto prohibido, pasaran a poner a prueba tu amor y dedicación al trono, debo de tener mucho cuidado ya que puedo caer si las cosas no salen bien.



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En el texto hay: angeles, angelesydemonios

Editado: 13.03.2020

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