Serena: El torpe ángel aprendiz

11. Plan C: Una novia para el ángel.

Creo que jamás será capaz de perdonarle a mi padre lo que ha hecho, creo que mi madre no volverá a ser la misma de antes. Ha estado encerrada en su habitación desde que llegamos, la oigo sollozar recostada en su cama e incluso trabó la puerta con seguro para asegurarse de que mi padre no entre aunque se ha olvidado de algo: se puede transportar sin problema al cuarto.

Según lo que me ha dicho Jeremías, ha sido culpa de Alastor lo que sucedió con Rosa, últimamente se estuvo aliando con Belcebú. Que estúpido hermano menor tengo, ¿Aliarse con el príncipe del infierno? ¿De enserio? Hasta ahora ninguno de los dos sabe cuáles eran sus motivos, sus razones para tal acto pero comprendo el por qué Rosa ha salido tan herida; ese demonio es poderoso, fuerte y mucho más astuto que una simple hibrida.

 He perdido todas las ganas en seguir con el plan B y lo mejor es crear un C, la razón es simple, nos estamos acercando aún más con mis malos intentos de acabar con su paciencia por lo tanto esto no funcionará, deshacerme de Jeremías es una buena manera de distraerme. Rosa sigue internada y prefieren sedarla puesto a que el dolor de sus heridas la ha hecho gritar e incluso llorar cuando pudo abrir los ojos esa noche.

La mejor manera de deshacerme de una vez de Jeremías será encontrándole una novia, ¡Si es perfecto! Algunos ángeles custodios renuncian luego de conseguir pareja, ¡Mi madre me lo ha dicho! Ese será mi plan C de ahora en más, conseguirle una novia al ángel.

  • Serena, tienes visitas. —Jeremías interrumpió en la cocina, aún sigo en pijama y con una improvisada trenza.

Ha entrado por la puerta como una persona civilizada, ya era hora, pensaba que nunca aprendería a utilizar una puerta como es debido. Son las doce del medio día, mi padre no está y mamá ha logrado dormirse luego de haber llorado toda la noche, me he cocinado huevos revueltos con fideos y papas fritas, una comida no muy saludable pero rápida y fácil de hacer.

Ya sentía bastante tranquilidad y silencio, me parecía extraño que el idiota de mi ángel guardián no apareciera para molestarme. Pincho un fideo y lo llevo a mi boca mirando al ángel mientras mastico, alza una ceja esperando una respuesta de mi parte.

  • ¿Y se puede saber quién es la visita? —pregunto tomando el refresco, deseaba hoy no tener que soportar a Jeremías, no estoy realmente de humor.

Los labios de Jeremías forman una sonrisa burlona, ¿Qué está tramando este idiota? Sus ojos se muestran divertidos e incluso me recorren detenidamente, allí, escondidos en ellos se encuentra esa llama que arde y crece conforme me observa, cargada de lujuria y deseo, la simple acción de relamer mis labios descontrolan esa intensa mirada que me ha regalado, ¿Acaso no sabes lo que la lujuria es capaz de hacerte Jeremías? Podrías caer, perder tus alas.

Me levanto olvidado completamente el almuerzo, camino hasta el ángel y levanto la barbilla posando mi mirada sobre la suya: sus ojos arden y se controla por seguir un impulso tan idiota que puede perjudicarnos a ambos. La lujuria lo consume poco a poco, puede esconderla, puede ignorarla pero, ¿Por cuánto tiempo serás capaz de negarte a tus deseos?

Deshago la improvisada coleta de mi corta melena y dejo que el cabello caiga sobre mis hombros mientras, satisfecha por haber molestado al ángel, paso por su lado apoyando mi mano en su hombro, acción que lo hizo tensarse. Por dentro me rio, es difícil contener la risa ante esta situación pero lo hago, salgo a la sala de estar donde las visitas aguardan.

  • Ya, Gabriel, ¿Podrías dejar de molestarme?

Observo a los invitados sentados en el sofá, ambos llevan ropa blanca, ¿Serán ambos? Son parecidas a la vestimenta de los médicos. El que acaba de hablar lleva su cabello largo hasta los hombros y suelto, su piel es bronceada y sus ojos miel contrastan con ella, es atractivo y da cierto aire a seguridad, incluso parece simpático y maduro, si no fuera un ángel pensaría que está en sus gloriosos treinta. El segundo ángel es rubio y su cabello forma hermosos y delicados rulos que caen en su frente con delicadeza, me tientan a tocarlos, brillan como el oro; sus ojos azules se muestran juguetones, su piel es pálida pero no como la de un enfermo o la de un muerto, su palidez es bonita, se encuentra intentando hacerle lindas y delicadas trenzas a su amigo.

¿Gabriel acaba de decir? ¿Cómo el arcángel?

  • Miguel ha enviado a Rafael y Gabriel para ver cuánto has avanzado en tu aprendizaje, todos están ansiosos esperando tu examen y tal parece el jefe no ha podido esperar más. —comentó Jeremías tras de mí, por su tono de voz se encuentra entretenido y yo estupefacta, ¡Estoy ante dos arcángeles! —Tu padre fue muy querido allí arriba y muy poderoso por lo tanto esperan mucho de ti en el cielo.

Me están jodiendo, ¿No? Esto debe de ser una estúpida broma, entraré en crisis si llega a ser real, ¡Apenas han pasado tres meses desde que mis alas nacieron! ¿Tan rápido esperan que aprenda? ¡Una cosa fue mi hermana Rosa que es hibrida y otra Alastor! En tan solo tres meses no he podido aprender casi nada (Ya que he estado concentrada intentando echar a mi ángel custodio), ¿Qué se supone que haga?

  • ¿Serena? —Gabriel, el arcángel del señor, el mensajero que ha de darle la gloriosa noticia a María está ahora frente a mi pero es todo lo contrario a lo que he imaginado, incluso mejor. —¡Pero mira que grande estas!



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En el texto hay: angeles, angelesydemonios

Editado: 13.03.2020

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