13. El ángel custodio

Esta vez ella se ha pasado, esta vez Serena ha tocado fondo con lo que ha hecho... de todas las mujeres que había, ¿Por qué ella? Joder, ¡¿Por qué Iman?! No sé qué hacer, ha revivido heridas que he escondido durante años, Serena... ¿Cómo pretendes que te perdone con esto? Simplemente no puedo... He perdido a Loreta a manos de un demonio y ahora tú me envías a su reencarnación, sé que tus intenciones no eran lastimarme, sino sacarme de tu vida lo más rápido posible, pero, ¿Por qué ella?

No sé cómo dirigirme a Iman, tampoco sé que hacer. Realmente ella es su reencarnación, mi antigua amiga, amante, esposa y la madre de aquel niño que nunca logró ver la luz del sol, después de su muerte los ángeles y demonios hicimos un pacto en el cual nadie atacaría a nadie hasta llegada la fecha de la liberación de Satanás donde el destino de la humanidad sería decidido.

La sonrisa de Serena, sus reacciones e incluso su manera de actuar me hacían recordar a ella, sin embargo, siempre supe que era otra persona diferente, Loreta no volvería a nacer como un ángel, me jure una y otra vez no volverme a enamorar, sin embargo... el día en el cual Serena nació supe que sería imposible.

Esa niña estaba destinada a mí, es alguien intocable y valiosa, si Isaías se enterara de esto... me mataría. Serena y yo estamos conectados por algo antinatural, pero, a pesar de aquello, los sentimientos por Loreta siguen aquí presentes, jamás podré superarla, mucho menos viendo la hermosa sonrisa de Iman frente a mí, su maldito y perfecto calco. Serena, ¿Por qué? ¿Por qué quieres sacarme de tu vida? Tú aun eres joven, no lo comprendes, pero ambos nos necesitamos, yo te necesito, eres la mujer de mi vida. La niña malcriada que quiero proteger, cuidar, amar y complacer, aunque sea a distancia. Sí, tienes un carácter de mierda, pero es comprensible, estas sufriendo, has vivido mucho en tu corta edad.

Desde el rechazo de los demás ángeles y los niños, hasta la perdida de tu hermano y el tener que encargarte de tu madre día a día. Tan solo quiero verte sonreír, quiero ver a la verdadera tu que se esconde bajo esa apariencia de niña malcriada y falta de atención.

— Te vez preocupado, Jeremías, ¿Sucede algo?

La dulce y cálida voz de Iman me saca de mis pensamientos, ella se encuentra frene a mi tomando una taza de café con total normalidad, sus hermosos ojos me atraen, me atrapan, sin embargo debo contener estos sentimientos, después de lo sucedido con su vida anterior, me juré no buscarla, sin embargo ella me ha encontrado. Que maldito pesar estoy pasando, que gran confusión.

Ladeo la cabeza y suspiro dándole un trago a mi café, intento distraerme mirando por la ventana de la cafetería, a lo lejos puedo divisar a Dante, aquel maldito bastardo que intenta robarme a Serena. El chico "perfecto" según ella, pero es todo lo contrario a eso, si tan solo ella prestara más atención sabría el por qué me fastidia tanto.

— No, lo siento estaba distraído. Dime Iman, ¿Por qué has venido?

La joven se encoje de hombros, su hermoso gesto de inocencia es tan insoportablemente hermoso, realmente quiero abrazarla, quiero besarla y no dejarla ir otra vez, me contengo.

Desvió nuevamente la mirada, Dante sigue allí parado, observándome desde la sombra de un árbol, algo extraño sucede a su alrededor, el aura que tiene... es diferente a la cual muestra en la escuela, oscura y distante. Sin embargo noto algo en particular, él no me está observando a mí, sino a la reencarnación de mi antigua novia.

Sus ojos brillan, un horrible color rojizo, sangran incluso, levanta una mano y pasa un dedo sobre su cuello. ¡No puede ser! No... Dante no es humano, tampoco es ángel... joder ¡Por qué no me he dado cuenta antes! ¡Dante es un demonio y sabe quién es realmente Iman!

— Conozco a Serena, no quería defraudarla. No somos las mejores amigas, bueno creo que no me ha de considerar amiga, pero quería hacerle esta favor, está pasando por mucho. Primero su hermana y ahora la misteriosa desaparición de su hermano... queria pedirte un favor, ella parece importarte por lo que he visto. — toma una bocanada de aire, sus palabras le duelen, puedo verlo en sus hermosos ojos, tan llenos de sentimientos por mí. Oh no, su reencarnación ha recordado sus sentimientos por mí. — Te confieso que me gustaste la primera vez que te vi... p-pero sé que nada podría haber pasado, digo... Serena parece importarte, además, tus padres son amigos de los suyos, ¿No? Es obvio que se conocían de antes... solo veo como tú la vez y... por favor quiero que la hagas feliz, es una buena chica, algo apartada del resto de las personas, pero buena chica.

Lo presentía, Iman se ha enamorado de mí, sus palabras tan dulces me duelen, aquella mirada llena de dolor me destroza por dentro, joder no... no puedo verla más, tampoco quiero ponerla en peligro, Dante ya la tiene fichada, si hago algo, si digo algo, la matará.

— Descuida, Iman. Hare feliz a Serena, no tienes por qué disculparte, gracias por preocuparte por ella, intenta ser su amiga, no te arrepentirás.

¿Pero qué carajos estás haciendo, Jeremías? Si ella se hace amiga de Serena entonces la verás más seguido, ¿Acaso eres masoquista?

Al parecer, sí.

Tomo una bocanada de aire y posteriormente suspiro, Dante sigue allí, parado, observando cada movimiento, ese tipo me cae fatal, ¿Qué ha visto en él Serena? Debo comentarle a Isaías lo más rápido posible de esa persona, tal vez tenga conocimiento sobre quiénes son sus padres, después de todo, no llega a ser completamente demonio, por ende nunca me había fijado en ese detalle. Serena, solo deseo que pienses con quien te estás metiendo y tengas cuidado... deseo lo mejor para ti.

Mi cuerpo se estremece se golpe, se tensa, oigo un grito desgarrador en mi cabeza, el llanto de una mujer... ¡Serena! ¡Serena está en peligro! La conexión angelical que tenemos me lo ha indicado, tengo que ir con ella, tengo que salvarla, no dejar que otro demonio la ataque como aquella vez o su padre me matará.