Nueva ciudad.
Empezar una nueva etapa de tu vida a los 18 años es algo difícil, pues no terminas de acostumbrarte ella y a lo que esta te tiene destinada. Decir que tengo miedo es poco para lo que realmente siento, tengo mucho pánico a no lograr ser responsable de mi vida, sola y sin nadie que me esté diciendo en que estoy fallando, ¡joder! Tengo miedo a no rendir en la universidad y terminar cayendo como si de una hoja desprendiéndose de un árbol se tratase, lenta y tortuosamente.
Miro ahora mismo todo mí alrededor y aun no puedo creer que estoy en un lugar diferente, a horas de mi ciudad y en otro país. Nuevas culturas e historias por aprender todo es maravilloso y único pero todo sería perfecto si el miedo no invadiera cada parte de mí.
Haces unos meses leí un artículo que decía que gran parte de tu vida vives con miedos unos se van cuando los superas y otros simplemente se quedan ahí pero nunca te limitan a hacer lo que tú quieres, pero que en algunos casos se pueden volver una verdadera pesadilla – reí un poco fuerte - en ese momento dije que era solo mentiras y que los miedos no te limitan, hoy me arrepiento de haber dicho aquellas palabras. Como la vida puede darte tres vueltas y simplemente volverte nada con ellas, es increíble como cualquier cosa puede cambiar en cuestión de segundos, después de no sentir muchos miedos. Hoy, hoy siento más de mil miedos que me tienen muy conmocionada.
Pensar en que reprobaras, en que no tendrás amigos, que no disfrutaras, que terminaras fallando, que no soy buena para esto, que mi talen…. – el conductor me saca de mis pensamientos hablando –
–señorita hemos llegado a su destino, aquí es su departamento –me mira por el retrovisor del vehículo –
–muchas gracias, ¿cuánto le debo? –Pregunto cortes mente –
Me dice el total le pago y salgo del automóvil con todas mis maletas en mano, miro hacia arriba, unas torres con unos colores rústicos y muy bien combinados junto con una hermosa vista por los ventanales grandes de cada departamento.
–Gran elección madre –pensé– me aproximo con un poco de dificultad hacia la puerta principal y pedir en la recepción la llave de mí ahora nuevo departamento.
Con un poco de dificultad me adentre al ascensor y empecé a subir hasta mi piso, empiezo a buscar mi correspondiente departamento 1126 –sonreí victoriosa- me adentro en ella y miro cada detalle de esta.
Mientras reviso cada detalle del departamento mi teléfono suena dejando ver la imagen de mi madre en la pantalla de mi teléfono
–hola hija, ¿cómo estás? –pregunta mi madre bastante emocionada –
–bien, el viaje fue tranquilo y llegue hace poco al departamento, y debo decir que te subestime tienes un muy buen ojo para escoger departamentos –reí dirigiéndome a la que ahora sería mi nueva habitación–
–soy la mejor, no es así bebe –dice mi madres sonando demasiado modesta–
–recuérdame por favor no volver a decirte nada lindo y halagador porque creo que no soportare tu modestia madre –empiezo a desempacar–
– ¡Ay! hija debes aceptar que hice una gran elección –sonríe– ¿no te gustas acaso?
–Sí, si me gusta solo eres demasiado modesta para mi gusto –reí fuerte–
– Más respeto a tu progenitora –me mira mal–
–deja el drama madre por favor, ¿cuándo llegara la mudanza? – pregunte–
– Se supone que llegaría hoy cuando tú llegaras, no ha llegado –pregunta–
–por algo te pregunto no crees –sonreí–
–ya te llamo llamare a la mudanza –cuelga–
–sí, yo también te quiero –ruedo lo ojos y decido ir a observar todo el departamento–
Miro a mi alrededor sin saber qué hacer, no tengo amigos mucho menos conocidos, no conozco absolutamente nada de este país y muy probablemente si salgo quede perdida en medio de la ciudad.
Tampoco sé que hacer aquí, todo está vacío y no hay absolutamente nada que hacer a menos de que empiece a acomodar mi ropa, demasiado trabajo para mí –dije –
Mi teléfono vuelve a sonar, era mi madre
–Contesto- y ¿bien?
–Me dijeron que llevan dos horas de retraso pero que a las 5 de la tarde estarán ahí –sonríe mi madre–
–está bien madre, te aviso cualquier cosa, debo irme ahora arreglare un poco y saldré a caminar – sonreí–
– te amo hija, cuídate mucho y no te alejes demasiado de tu casa no conoces la cuidad y podrías perderte –mi madre me lanza un beso y cuelga –
Miro a mi alrededor sin sabes que hacer, toda mi vida estuve con mi madre y mi hermano menor y ya estaba acostumbrada a ellos y a lo que constantemente hacíamos.
Amaba salir con ellos los domingos y comer en algún restaurante para que mi madre no cocinara nada, teniendo un plan cada día uno diferente al otro en realidad me hacía falta.
–tome algo de ropa y me arregle, saldré a tomare un café, quizás eso ayude a despejarme un poco.
Salí de mi departamento y luego del edificio a lo lejos vi una pequeña cafetería, como es la más cerca decido ir a esta. Entro y miro lo hermoso que es lugar