La verdad odio ese carácter explosivo e intenso de enojarte por todo, cuando realmente intento hacerte ver lo que me lastima.
Odio tener que amarte, porqué me lastimas.
Odio caer muy fácil en tus mentiras y aferrarme a la estúpida idea de qué cambiarás
Odio sentirme debil ante tus labios.
Odio ser tan vulnerable, como la porcelana entre tus brazos.
Odio tener las de perder, por ser quién más siente.
Odio la idea de verte con alguien más, porqué yo me desviví al amarte.
Odio la idea de perderte, porqué nunca fuí un buen perdedor.
Pero lo que más odio, en verdad, es qué no te odio.
Editado: 27.07.2021