Serendipia

Prefacio

Volveremos a encontrarnos...
quizás en las resplandecientes brumas
de la Espalda de Orión,
quizás en una desierta meseta del Asia prehistórica.
Quizás en un sueño esta misma noche,
imposible de recordar;
quizás en otra forma,
en los eones por venir, 
cuando el sistema solar ya no exista.

H. P. Lovecraft

Seguimos en esta horrorosa fiesta de insti, de verdad no sé en que momento se me ocurrió hacerle caso a Valeria. Me duele la cabeza por la estruendosa música y hace más de media hora que no veo a mi amiga. Decido llamarle, de nuevo. Escucho al teléfono dar tono por unos instantes hasta que responde.

—Alex —habla la chica arrastrando mi nombre con algo de alegría.

—¿Dónde estás? —inquiero sin más rodeos.

—En la fiesta, ¿dónde estás tú?

—Estoy en el jardín, baja.

—Por qué mejor no subes tú, queremos que te nos unas ¿No es cierto?—suelta y acto seguido escucho una especie de sí coreado.

—No Val, baja tú —hablo perdiendo la paciencia —aquí está Gérard —miento en un susurro.

—Gérard, ¿mi Gérard?

—Sí justo ese. Ven, está solo, puede ser tú oportunidad.

—Vale, ya voy —dice y creo que colgará pero vuelve a hablar —que no se vaya.

Cuando cuelgo la llamada miro a mí alrededor. Hay gente por doquier bebiendo, bailando, besándose y haciendo todo tipo de burradas. Así que decido sentarme en una pequeña piedra que hay en una esquina para esperar a mi amiga.

—Has tardado —le digo poniéndome en pie mientras le veo avanzar torpemente en mi dirección.

—Pero ya estoy aquí —asiente —¿dónde está?

—Ya se ha ido pero da igual, nosotras también ya nos vamos —le informo tomándole por el brazo pero esta se zafa.

—No, como crees, yo quiero quedarme. Quedémonos un poco más Alexa —habla haciendo pucheros mientras se acerca a mí.

—Estás mal Valeria, debemos irnos.

—Vete tú si quieres —reprocha.

—Nos vamos ambas.

—Está bien —dice haciendo un asentamiento de cabeza —pero debes de prometerme algo.

—Lo que sea —cedo.

—Prométeme que  vivirás al máximo tú vida y serás feliz. Te ves aburrida Alex.

—Está bien, lo prometo, seré feliz y viviré mí vida.

—Ok —dice dando pequeños saltos en el lugar.

—Ahora vámonos.

—No, espera, antes tengo que cumplir mí reto.

—¿Cuál reto Valeria?, vámonos.

—Tengo una reputación que cuidar —habla dando unos pasos hacia atrás —ahora vuelvo, te amo —grita esto último y veo como comienza a avanzar entre la gente.

—Te espero aquí —digo alzando un poco la voz y me dirijo de nuevo a la roca encendiendo mí teléfono para distraerme un poco.

Después de unos minutos me llega una notificación de que Valeria está transmitiendo en directo por Instagram. Decido chismear un poco aunque lo más probable es que se tratase del dichoso reto.

Cuando pincho la notificación me lleva directo a su transmisión, ella no tiene el teléfono, es alguien más el que está transmitiendo.

Se ven más chicos con vasos de plástico a los alrededores.

De momento todos comienzan a silbar y la cámara se dirige a Valeria, la cuál acaba de llegar. Están en lo que parece ser la terraza, dejo de ver la pantalla del teléfono. Una sensación de angustia atraviesa mí pecho provocando que se forme un nudo en mí garganta.

Como acto reflejo me levanto de la roca y me dirijo hacia donde las personas se han comenzado a aglomerar.

Se me hace casi imposible seguir avanzando así que vuelvo a dirigir mi atención a la pantalla de mi celular, todos siguen en el mismo sitio excepto Valeria, la cual se encuentra en el borde de la terraza, dirijo mi vista hacia esta y ahí le veo de pie.

Siento el mundo detenerse y el pulso se me acelera, ya no importa que haya gente en medio, avanzo a través de ellos sin importarme si les empujo o no, tengo que llegar a ella, tengo que lograr que se detenga.

Un ruido seco me saca de mi transe y yo apresuro el paso, siento mis ojos picar y el nudo en mi garganta se ha vuelto mucho más asfixiante.

Cuando llego al lado de la piscina las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos.

Una sensación de miedo y dolor se apodera de mi ser. Veo a Valeria tirada en el piso bañada en sangre, hay por doquier, le brota de su nariz y boca. También sale un poco de líquido de su cráneo ocasionando que todo el césped se manche.

Las personas comienzan a comentar y gritar, incluso algunos aún graban.

—No Valeria, mírame por favor, todo va a estar bien, ¿me oyes? Eres fuerte, lo eres —hablo entre lágrimas mientras toco el cuerpo inerte de mi amiga —Una ambulancia, pidan una ambulancia —grito para los que están ahí presentes mientras volteo la cabeza hacia todas las direcciones. Yo misma tomo mi súplica y con los dedos temblorosos y llenos de sangre marco la línea de ayuda.

—Buenas ¿cuál es su emergencia? —oigo la voz de una señora a través del teléfono.

—Necesito una ambulancia, es urgente. Mi amiga se ha caído de una cuarta planta —hablo sonando lo más clara posible.

—Claro de inmediato, dígame su dirección.

—Yo... espere un momento —hablo y sin más me levanto del suelo y me acerco a una chica que se dedica a ver todo en silencio.

—¿Podrías darle la dirección de esta casa?

—Sí... claro —suelta con voz temblorosa. 

Sin agregar nada más le extendiendo el teléfono y me vuelvo a acercar a mi amiga, necesito estar cerca de ella, nunca le ha gustado estar sola. Quiero que sepa que estoy aquí, debe de saberlo.

—Ya vienen Val, ya vienen a ayudarte.




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