Capítulo 3

Cuando alguien muere podemos hacer dos cosas: tomar su recuerdo como un impulso para seguir, o hundirnos en ellos.

Mis padres y yo estamos en la cocina conversando y, al menos yo, viendo como cocinan. Ellos aman hacerlo, desde que tengo uso de conciencia nunca he visto a una cocinera en mi casa mientras ellos están, siempre han sabido encargarse de todo muy bien.

—Ten cariño, ve poniendo los platos — me indica mi madre a lo que respondo con un simple asentamiento.

—¿Han pensado en lo que les dije? —digo mientras termino de colocarlos.

—¿En qué? —interviene mi padre.

—En mudarnos —hablo tratando de sonar neutra.

—Creo que es mejor que nos quedemos Alex —dice mi madre.

—¿Nos quedaremos aquí por siempre?

—Este ahora es nuestro hogar, aquí tienes a tus amigos.

—Tengo a Mac mamá, es mi único amigo.

—No podemos irnos cariño.

—Ok no se vayan ustedes ¿pero y yo? No puedo irme.

—No es tan sencillo, además aquí hay excelentes universidades.

—En Estados Unidos también —espeto en un tono distante tratando que se dé cuenta que no me podrá manipular tan fácil.

—¿Y tú has pensado en qué te vas a poner esta noche? —interviene mi padre tratando de salvar la situación. Mi madre y yo hemos tendido esta conversación antes y nunca acaba bien.

—¿Es obligatorio que asista ? No quiero ir de verdad, odio ese tipo de ambiente.

—Estarán nuestros amigos, compañeros y además asistirán rectores de varias universidades tendrás una gran oportunidad —uff Universidad, Universidad, Universidad.

—Vamos mamá, puedo entrar a la escuela que quiera si tengo suficiente dinero y lo sabes.

—Alexa... —comienza a decir mi madre con todas las intenciones de reprenderme pero papá le interrumpe.

—Podrás mostrar tú belleza, habrá comida y música, te sentirás cómoda ya verás.

—Veo que ya han decidido que iré, así que ni al caso, no discutiré, cuando terminemos de desayunar me cambiaré e iré a comprar algunas cosas para esta noche.

—Genial, podremos ir juntas —dice mi madre algo emocionada.

La verdad es que no era mala madre dejando de lado lo intensa que a veces era con el tema "novio" y sus miles de intentos para que sea una adolescente normal. En lo muy personal odiaba ese término pero bueno, sus manipulaciones nunca dieron resultado, seguía encerrada en mi habitación y así me gustaba estar.

—Ok cuando terminemos de desayunar salimos —cedo y después de eso nadie vuelve a hablar limitándonos a desayunar en silencio. Cuando termino me levanto y me dirijo hacia mi habitación para cambiarme.

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—Alex ¿ya estás lista? —escucho a mi madre hablar al otro lado de la puerta.

—Sí ya casi, ahora voy —termino de meter todas mis cosas en el bolso y  salgo —ya podemos irnos. 
                                                                   
Fuimos a unas 7 tiendas buscando algo que le gustara a mi madre, terminamos comprando un hermoso vestido rojo sangre. Al principio ella se opuso como a todos los anteriores por sus mangas largas pero terminó cediendo porque sí que estaba hermoso y ya estábamos cansadas.

A unas pocas horas del comienzo de la celebración  vino todo un equipo para arreglarnos a mis padres y a mí. He de admitir que me estresó un poco todo el tiempo que tardaron pero el resultado me gustó.

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—¿Y.. que te parece? —escucho la voz de Mac interrumpiendo mis pensamientos, le veo a mi lado y la verdad se ve genial tiene su pelo rubio perfectamente peinado hacia atrás, viste un traje color crema que resalta sus ojos verdes y el piercing de su ceja le da ese toque tentador que toda chica desea ver en un chico.

—Es peor de lo que creí —le espeto y giro sobre mis talones para dirigirme al patio trasero de la casa.

—Nunca te gusta nada, hace tiempo que estás indiferente y muy rara ¿qué rayos te pasa Alex? —al parecer ha decidido seguirme.

—Nada —suelto sin más.

—Soy tú puto mejor amigo Alexa demonios ¿que carajos te pasa? —agh al parecer alguien se acaba de enojar pero la verdad me da igual.

Este sería un buen momento para desviar la conversión y que me explique que fue lo que pasó en esa cafetería pero la verdad no quiero tocar el tema, no por ahora.

—Nada —le termino diciendo en el mismo tono seco.

—Yo también quería a Val era mi amiga pero pasó hace años tienes que seguir adelante —dice esto último con un tono más suave acercándose a mí y tomando mi rostro entre sus manos— sabes que es lo que hubiese querido, ella te adoraba.

—No puedo —suelto y todos esos muros que había construido se derrumban y me quiebro, ha tocado mi fibra sensible —no puedo joder, es como si todos le hubiesen olvidado, como si le hubiesen obviado de sus vidas ¡Estuve ahí y no hice nada, no pude! —el chico me abraza y recurre al silencio, no le hace falta hablar, le he entendido, me ha dicho que está aquí para mí.

Después de unos minutos me separa un poco, atrapa una lágrima que se escabullía por mi mejilla y me aparta con cuidado el cabello de la cara.

—Nadie la ha obviado Alex sigue siendo parte de nuestras vidas y siempre lo será. Pero el mundo sigue, no se detiene. No nos podemos estancar en el pasado, hay un gran futuro esperándonos, esperándote.

—No es justo ella también tenía una vida, y sueños, pero ya no puede cumplirlos y todo es mi culpa —le digo dando unos cuantos pasos hacia atrás.

—Alex... —empieza a decir mientras se acerca a mí pero no le dejo hablar.

—No, déjame, sabes que es verdad y si ella no tiene la oportunidad de cumplir sus sueños por estar pudriéndose en un puto hueco, yo tampoco lo haré y me pudriré en vida —le digo y me voy de ahí lo más rápido que puedo, le escucho decir mi nombre pero no miro hacia atrás quiero salir de ese sitio, quiero alejarme de toda esa gente, quiero... quiero morir.

La noche está fría y las calles desoladas, me duelen un poco los pies por los zapatos así que me los quito. Falta poco para llegar al único sitio de esta ciudad que me da paz. Sin embargo me siento mal, mi respiración está acelerada, mi visita borrosa y creo que he empezado a sudar frío. Pero nada de eso importa, yo no importo, solo quiero visitarle.