Serendipia

2 El infierno en el cielo

Cada vez que la gente muere, alguien siempre menciona en el funeral, “Ahora está en paz”, “Ya está descansando”… pero qué puta mentira.
Maldigo el día de mi muerte, maldigo a quien me mato, maldigo este lugar… Maldigo mi propia existencia. Cuando el espejo se cerró intente buscar una salida, haciéndole honor a mi nombre caí en un agujero, como la madriguera de conejo, pero no encontré wonderland, encontré el infierno en el cielo. Este lugar podría definirse perfectamente así, había visto y sentido cosa que si estuviera viva me hubieran matado, pero de aquí no había salida, estaba en un agujero con el que apenas veía la luz al amanecer, escuchaba algunos ruidos… al llegar solo recuerdo que un chico… Thiago, de solo pensarlo quiero escupirle en su horrible cara, me trajo de tirones y jalones a este agujero, dentro había alguien más conmigo, Mike y Rose, Mike lleva más tiempo, no olvidaré que al caer el estaba cubierto de sangre, moretones, su respiración era pesada, y aun así la mirada de pena por el otro fue dirigida a mi, pues me esperaba aquí lo mismo que a él.

Rose llegó tiempo después, al inicio intento animarnos, intentó escapar como yo lo intenté, pero con el tiempo se volvió callada como nosotros, nuestros silencios eran crudos y largos, las palabras sobraban, además de que encariñarse entre nosotros sería darles más motivos a los de arriba para dañarnos. Las pocas estrellas que veía eran mis únicas cómplices, no eran las mismas que veía desde mi ventana, eran diferentes, ninguna constelación la reconocía, no podían quitármelas de mis pensamientos, pero si así fuera, ojalá borraran todo, me hacen tener esperanza, esperanza de algo que dudo pueda tener algún día; ser libre otra vez.
Mike. Él había muerto en un accidente de auto, él mismo iba manejando después de una discusión con sus padres, “El no volver a verlos duele más que todo lo que he sufrido aquí”.
Rose llegó tres meses después de mí, ella murió cayendo por las escaleras de un centro comercial, era demasiado vanidosa, y una de sus "hermosas" bufandas largas se atoró en un barandal.

La mejor parte del día es cuando vuelvo a este agujero que yo llamo hogar, un lugar en el que ni las ratas van a parar, aunque sea un lugar grande cada vez lo siento más pequeño, solo puedo mirar hacia arriba y a través de las rejas ver las estrellas en las noches, siempre pidiendo el mismo deseo, que esto sea solo un sueño, despertar en el laberinto, en el circo.

¿Llegué a llorar?, si, en un inicio, con el tiempo note que no servía de nada.

El cielo estaba allá arriba con todos aquellos que tenían una peculiaridad, manos de fuego, control sobre otros, tantas cosas había visto ya que dudo que algo me sorprendiera a estas alturas.

El sueño me estaba venciendo, hoy había sido un día “tranquilo” ninguno de los tres “grandes”, Charlotte, Thiago y Emily, me había molestado por hoy, pero pensé demasiado rápido cuando algo cayó sobre mí, eran las dos huecas…

-¿Tenías sueño? Hora de levantarse, estamos aburridas y queremos nuestro juguete favorito.
Entre las dos abrieron la reja, Charlotte bajó de un salto, yo ya estaba de pie frente a ella, solo quería terminar esto de una buena vez.
-Así me gusta –apretó una de mis mejillas- que cooperes.

Me tomo de la playera y de un salto me sacó de ese lugar, ese era uno de sus 4 diferentes poderes, hasta ahora ese era el número máximo de singularidades en una persona, Sira “El líder” también poseía ese número, era algo de lo que Charlotte alardeaba mucho.
Ahora Emily fue la que me tomó del brazo mientras Charlotte cerraba la reja.
-Hoy vamos a hacer algo muy divertido, Muda.
Hace meses que había dejado de hablar con todos, pensaron que después de todo yo había terminado muda, pero la verdad era que ¿Para qué gastar mis palabras en oídos sordos?
-Hoy mi querida Alice se te va a cumplir un deseo, vas a salir del castillo.
El miedo como siempre quería entrar en mi cuerpo, siempre intentaba contenerlo pero esta vez se me hacía casi imposible, nunca me habían sacado, quizá estaban hartas de mí y me enterraran como lo hicieron con Mike una vez, pasó un mes entero para que lo sacaran, lo peor es que no durmió ni quedó inconsciente en ese tiempo.
Rogue en mis adentros a un ser que se ha olvidado de mí o quizá ni existe.
Entre las 2 me llevaron a golpes al principio del bosque, llegó un momento en el que mis piernas ya no podían más, levantarme tantas veces me había acabado. Charlotte tomó mi cabello en un puño y levantó mi cabeza hasta quedar frente a la suya.
-¿Te dije que te detuvieras? Aún no llegamos.
Me dedico una de esas miradas que tanto odio y me arrojó de nuevo al frente, no sé de donde saqué las fuerzas pero continúe caminando aguantando sus golpes durante 2 kilómetros más.
Llegamos a un lugar donde alguna vez existió un lago o eso deduje por las marcas en el suelo, Emily me amarró a uno de los árboles y quito los mechones de cabello de mi cara para poder ver.
-Te voy a contar un pequeño secretito, cuando personas inútiles como tú están de sobra nosotros nos ponemos muy tristes, porque ya no hay más diversión para nosotros, afortunadamente siempre llega uno nuevo.

Intentó tocar mi rostro pero lo retire ganándome un golpe de puño cerrado en la cara, Luego de nuevo jalando mi cabello me obligo a mirarla.

-¿Y sabes que hacemos cuando ya nos hartamos de ustedes?, los desechamos, pero tranquila tu nos sirves, sin embargo él ya no.

Se quitó del frente dejando ver a Thiago llegar por el otro lado trayendo a Mike en un constante estado agonizante.
-¿Por qué está ella aquí? -Dijo Thiago mirándome.
-Quise que viniera a ver, será divertido ¿No crees?
Ignoré sus palabras, concentré mi mirada en Mike, hice bien mi trabajo en no encariñarme con él, de lo contrario ahora estaría sufriendo, se veía terrible, peor que otras veces, entonces recordé lo que Emily me había dicho hace un momento “los desechamos”.
Charlotte se paró a mi lado.
-En vista de que estoy cansada dejaré que ellos dos se encarguen, mi propia diversión está aquí -revolvió mi cabello con mucha fuerza- cuando algo ya no sirve hay que desecharlo y él -señaló a Mike con una rama- sólo es un desperdicio, digo repito las cosas por si ya se te olvido.
Thiago giró hacía mí, después de amarrar a Mike en el centro del lugar, pero el pobre no podía ni respirar bien, las cuerdas eran solo humillación.
-Hay cosas que no conoces aún, sabes que todos aquí llegamos al fallecer, por lo tanto estamos muertos, eso es lo que sabes –apretó mi mandíbula haciéndome decir “si” con la cabeza- pero lo que no sabes es que nosotros 3 descubrimos la manera de “matar a un muerto”.



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En el texto hay: romance y fantasia, romanace

Editado: 15.08.2025

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