No sabía cuánto tiempo había pasado desde que quedé inconsciente, permanecía aún con los ojos cerrados.
Un aroma a alcohol y medicinas abundaba en el lugar, lentamente abrí los ojos, toda la habitación era de color blanco, eso sumando la luz, que había tuve que tomarme mi tiempo de acostumbrar mis ojos.
Mi cabeza pesaba mucho, y el dolor era fuerte pero cuando me senté este se fue calmando, analicé el lugar, parecía una enfermería bastante grande o un hospital muy pequeño, todo blanco exceptuando algunas cosas de metal y unas estampas en algunos frascos, pocas vitrinas y aparentemente la única paciente era yo.
En una de las esquinas de la habitación junto a la puerta había un perro, un chow chow, lo note por su distintiva melena como un león pequeño. Estaba completamente dormido, quise levantarme de la cama en dirección a la puerta, pero hice tanto ruido intentando sostenerme de las mesas de mis costados que el animal despertó y me miró.
Su pelaje era muy esponjoso de un color café claro brillante, sus pequeños y circulares ojos negros se cruzaron con los míos. Cuando intente volver a levantarme el can caminó hacia mí rápidamente, sus ojos cambiaron de color, y se hicieron humanos, todo él se hizo humano, antes de llegar a la cama se convirtió en un chico.
-No te muevas o te lastimaras más.
Su cabello tenía un color negro muy profundo, sus ojos rasgados y cafés que me hacían pensar que el era de ascendencia asiática, su rostro era algo redondo, alto, quizá 1.80 no estoy segura, su cuerpo estaba trabajado, cuerpo de un hombre, cosa que nadie le había avisado a su rostro, ese parecía de un niño, el chico se sentó a mi lado.
-¿Dónde estoy?
Hasta ese momento noté varias vendas en mis brazos, piernas y algunas banditas en mi rostro, también tenía una bata pero cerrada, no como las clásicas de un hospital, mi ropa estaba doblada en un estante lejano, junto a otra muda.
-Tranquila, yo no te cambie, fue Alka, la chica que te encontró, no sé si la recuerdes, la mayoría de tus heridas estaban en tus piernas, brazos y cara. Alka trajo esa muda para cuando despertaras.
Dijo el chico cuando siguió mi mirada. Y luego continuó para responder mi pregunta.
-Estás en una enfermería. Bueno, sique hablas del lugar, estás en un castillo, el Castillo de Lux, o si te refieres a este mundo, Tempel, es algo complicado pero al momento de morir caíste en el bosque lo cual es extraño, nadie cae ahí, por lo general todos llegamos al cuarto del tiempo... Ok creo que te estoy confundiendo más, lo siento.
-No caí ahí, atravesé el bosque -Mi voz era tranquila pero firme.
-¿Qué? Creo que el golpe te afectó, nadie puede atravesar ese bosque, morirías en cuestión de horas.
-Llevo un año muerta, quizá más y no preguntes como lo hice, pero lo atravesé.
Lo miré seria, supo que no bromeaba, su cuerpo se tensó.
-Bueno eso explica la ropa… Debo ir por Alka, espera aquí, no te levantes o te puedes lastimar, ¿de acuerdo?
Le hice caso, no tenía muchas ganas de salir de todas formas, y este lugar tampoco se veía tan mal, solo me senté en la orilla de la cama a ver mis piernas. Quité las vendas de la pierna izquierda y luego la de la derecha, mis piernas estaban completamente rojas y arañadas, seguro por los árboles del bosque y sus ramas del demonio, en mi tobillo aún tenía la marca de los dedos que habían atrapado mi tobillo.
Volvió rápido, fueron quizá 3 minutos como máximo, en cuanto llegó se inclinó a mi lado revisando una de mis piernas.
-Por cierto, me llamo Jason.
-Alice.
Mis piernas se veían bastante mal, tomó con delicadeza mi tobillo dónde tenía el moretón más marcado, pensé en alejarlo, pero me transmitía tranquilidad, además sus manos se sentían suaves, su intención era ayudarme, aún así, él notó cómo me ponía tensa y soltó mi pierna con la misma delicadeza con la que lo había tomado y se puso en pie.
-Es como si hubieras cruzado un campo minado, tardaré en curarlas, pero cuando menos te des cuenta podrás caminar como si no hubiera pasado nada.
"Como si no hubiera pasado nada”... Ojalá fuera así de fácil.
Mientras Jason buscaba algo en los estantes, entró una chica de cabello corto y con máscara de gas, la misma chica que vi en el bosque, pero ahora podía verle bien el rostro, la máscara descansaba frente a su cuello.
Quise levantarme de la cama, pero en ese mismo momento Jason me detuvo desde el estante lejano con su voz firme por primera vez.
-Ni lo intentes, por favor.
La otra chica sólo me miraba en silencio analizando la situación.
-Dice la verdad, Jason.
El chico me miró con ojos algo impactados pero volvió a su trabajo, buscando algo, sacó un frasco junto con algunos algodones, puso el líquido en ellos y los pasó por las heridas de mis piernas.
Hice una mueca cuando colocó sus manos sobre mis piernas, una vez, se lo paso, pero ya se estaba sobrepasando.
Estaba a punto de alejarlo cuando Alka me detuvo.
-Él sabe lo que hace... es cierto lo que dijo Jason, atravesaste el bosque, pero ¿cómo lo hiciste?
-Sí, aunque logré salir gracias a ti, pensé que iba a morir… ¿Qué hacías ahí? ¡AUCH!
Grité cuando el chico hizo más presión.
-Lo siento… Voy a tardar algo en curar esto.
Dijo mirando a la otra chica, Alka se sentó al lado de mí con su expresión más suave.
-Jason tiene el poder de la curación aunque aquí no es muy necesario así que le hace falta práctica pero estarás bien.
El chico pidió permiso con la mirada antes de colocar ambas manos en mis piernas una vez más, le asentí de la misma manera, una luz pasó de sus manos a mis piernas, se veía desde adentro cómo iba curando cada herida, la luz pasaba lentamente en ciertas zonas podia ver mis venas, fue algo realmente impresionante, el pequeño brillo de debajo llegó también a mis brazos, al separar sus manos esa misma luz se fue, y con ello el dolor que tenía, absolutamente todo el dolor, me sentí tan bien como si hubiera dormido 12 horas seguidas, tanto había sido que mis ojeras incluso dejaron de pesarme.
-Listo, pero aun así, te voy a pedir que no te esfuerces ni intentes levantarte.
Alka se levantó y se fue del lugar diciendo