Cap extra - La muerte deJason

La soledad a veces puede ser acogedora, y otras veces abrumadora, pero cuando te acostumbras a eso, a la monotonía de la vida, comienzas a aceptar que no es tan malo… O en mi caso es que no hay otra opción, no puedo quejarme, dentro de lo que se puede, he tenido una buena vida. Claro, esto probablemente también se deba a crecer en una familia bien acomodada, conozco mis privilegios, pero también soy muy consciente de las muchas trabas de la vida.

Desde que nací la inmunodeficiencia combinada grave quiso matarme, pero no lo consiguió, sólo me limitó a 4 paredes, que de nuevo no puedo quejarme, tengo lo que necesito, y mucho tiempo para aprender cosas nuevas, tengo mis libros, mis videojuegos, algunos amigos que solo he podido tener a través de mi barrera, pero son amigos, a veces detesto el silencio, que puede ser tan estruendoso que me persigue incluso cuando hablo con alguien, a través de mi barrera, o por mis audifonos.

Con el tiempo la única voz reconfortante fue la de Isabel, bueno, era una disputa constante, escucharla me llenaba de vida, me hacía olvidar todo, pero a la vez, nunca podría estar con ella.

De verdad me siento agradecido de poder encontrar el amor aún en mi posición, Isabel, el destino la trajo a mí de maneras muy extrañas, es hija de una amiga de mis padres, aún recuerdo la primera vez que nos conocimos de niños, pensó que yo era una especie de robot, estaba usando mi nebulizador, aunque es triste que nuestro momento más romántico fuera tocar nuestras manos a través de la barrera, me sentía como Romeo y Julieta, pero en lugar de tener un amor prohibido por culpa de peleas familiares, mi Montesco y Capuleto era mi débil salud, cualquier cosa podía matarme, tocar a mi Julieta podía matarme. Le he escrito diarios completos con poemas, en un inicio lo mantenía en secreto, era fácil, no es como que pasara a mi biblioteca a sacar mis libretas, después deje que leyera algunos. Así es como comenzamos a leer juntos las tardes de los jueves, cuando nuestros padres se reunían, nos recargábamos juntos en el vidrio, a veces se calentaba y me imaginaba que de cierta forma nos podíamos tocar así, justo ahora me sentía así, mientras yo leía un libro de romance adolecente que ella me recomendo, ella leía otra de mis libretas.

-”Eres como las tardes de Abril, suave, cálida y sana” ¿Cómo que sana?

- El clima de Abril es más cálido, me enfermo menos, también mis medicinas se reducen en esos meses, por eso es sana.

Claro pero si estuviera afuera sería quizá peor, por el polen, el Sol, mi habitación estaba estratégicamente acomodada para que no me diera el Sol directamente, también podía dañarme, pero eso hacía que el frío del invierno fuera más fuerte.

- Yo pensé que tal vez dirías algo de las flores, o cosas así.

- Puedo hablar de la belleza visual de las flores, pero sabes que no las he tocado ni conozco sus aromas.

-Cierto, lo siento… Oye pero puedo describirlos.

-A ver, inténtalo, pero ¿cómo describir un olor?

-Pues mira, cada flor tiene un olor diferente, pero son tenues, suaves, no te abruman, y muchas veces yo he tenido que pegarme la flor a la cara para poder sentir el aroma, pero yo siento que las rosas son como un abrazo, un abrazo de la naturaleza.

-A veces pienso en cuántas cosas me pierdo fuera de estos muros… sabes tengo mi micro mundo aquí, si quiero comer algo en especifico puedo tenerlo, bueno mientras no sea alérgico, si quiero televisión, lo tengo, si quiero algún libro, lo tengo.

Dije mientras señalaba mis botones para comunicarme, mi televisión, mi computadora, y mi pared de libros.

-Pero algo tan simple como salir de mi casa, siquiera de mi habitación, o un abrazo sin un traje especial… te envidio, Isa.

Antes de que me respondiera, entró su madre para llevarla, en cuanto se iba ella, tenía que continuar mi eterna rutina, hacer algo de ejercicio, tomar mis medicamentos, revisar mis signos vitales, revisar la regulación de mi aire, bueno, de todo mi ambiente, era muy bueno con la tecnología gracias a eso, y a que tenían que pasarme la mayoría de cosas desarmadas para poder desinfectar todo, mi celular, mi computadora, y todo aparato dentro de mi ambiente, era tedioso pero entretenido, algo que salía de mi rutina. Bueno sí había algo diferente hoy, mis padres tenían una reunión de trabajo, y a pesar de mis 20 años mi mamá seguía alargando las despedidas.

-Cualquier cosa me llamas, la enfermera está abajo, tiene los números de emergencia, volveremos antes de las 11, cena bien…

-No olvides tomar tu medicamento, ni te acuestes tarde jugando, lo sé mamá, ya no soy un niño, puedo cuidarme solo, estaré bien, por favor ve tranquila.

Respiró profundo, puso su mano en el vidrio y yo le respondí con el mismo acto, estoy seguro de que si pudiera besar mi rostro y estrujarme contra ella cada que pudiera, lo haría, siempre ha sido muy amorosa. Se fue no sin antes decirme “te amo” luego mi padre hizo lo mismo, con él mi relación no era tan amorosa como con la de mi madre, pero era mi cómplice, la mayoría de cosas que tenía era porque él me las conseguía, creo que lo más tierno fue que estuvo más de un mes tratando de buscar la forma de meter helado de forma segura para que yo pudiera probarlo, ahora teníamos la vista puesta en una mejor computadora, esa era su manera de decirme que me amaba. “chocamos los puños” y se fue.

Una vez terminada mi rutina nocturna trajeron mi cena, y comencé a comer mientras veía un nuevo capítulo de mi serie, o ese era mi plan, afuera comenzó una tormenta bastante fuerte que provocó que la luz se fuera, de inmediato mis generadores de emergencia se encendieron, no tardaron en venir a revisarme tanto mi enfermera Ana como el ama de llaves Leonor, ambas me conocen desde bebé son de mis rostros conocidos.

-Joven Jason, ¿todo está bien?, ¿los generadores se encendieron?

-Si, todo está bien, deben estar cargados al completo, así que no debe haber problema.