Domingo 12 Julio 09:30 am
Al despertar me sentí lleno de energía, mi esposa seguía dormida, así que bajé emocionado, algo me dice que hoy será un buen día; mi pierna comenzaba a tener suficiente fuerza para sostenerme, bajé despacio, llegué a la cocina y me topé con Sandy, ella estaba tomando una taza de café, no se había percatado de mi presencia, por lo que me dirigí directamente al refrigerador, saqué el litro de leche, algunos huevos y quesillo, preparé huevos revueltos y chocomilk, todo lo acomodé en una charola y lo cubrí con un par de domos, luego me senté enfrente de Sandy - ¿Cómo estás? - saludé, ella me miró ladeando la cabeza - ¿Tienes tiempo de sobra? -cuestionó sarcástica y tomó un sorbo a su taza, me confundí - ¿A qué te refieres? - Ella se rio, tomó su taza y se fue, suspiré, ha de seguir molesta conmigo.
Tomé la charola y subí despacio, realmente deseaba poder curarme lo más rápido posible; Daxne iba saliendo del baño cuando entré a mi recámara, ella sonrió, tomó la charola, la colocó en el escritorio para luego besarme -¡Que lindo, amor! - Exclamó feliz, sonreí ante su entusiasmo, me senté a la orilla de la cama y ella en la silla del escritorio, tomó su plato y comenzó a desayunar, yo la observaba, es muy hermosa, su cabello chino estaba revuelto y enredado, su piel morena era sin duda un gran atractivo, ella me miraba con la intención de darme de comer en la boca, yo sonreía y negaba con la cabeza, planeaba comer mientras me hacía el masaje para mi pierna; ella asintió al ver mi negación, ella siguió comiendo, me levanté y tomé el licuado de chocolate, de un trago me lo terminé; dejé el vaso en la charola y tomé mi plato, ella por otro lado dejó el suyo y me hizo el masaje, comenzó dando una pequeña sacudida, luego pasó los pulgares desde mi tobillo hasta mi rodilla haciendo un poco de presión, repitió ese movimiento unas tres veces, al principio dolió, pero en la última se sintió bastante relajante, el desayuno que preparé estaba rico, tenía tiempo que no cocinaba y se sintió bien.
Por extraño que sonaré, mi cabeza estaba llena de ideas, es como si de pronto me hubiese llegado la iluminación, sigo sintiendo el dolor de tanta tragedia, pero me siento fuerte y decidido - Cariño, ¿Qué deseas hacer hoy? - Me preguntó mientras recogía los platos - me dedicaré a escribir, amada mía, necesito desahogar esta cabeza mía que tiene demasiadas y diversas ideas - le respondí con un deje de cansancio, quizás no sea mi culpa la situación actual, quizás no me corresponda solucionarlo, pero en definitiva debía participar, poner mi granito de arena y ayudar a aliviar tanto dolor; Daxne no respondió, me dio un beso en la frente, acarició mi cabello y se marchó con los trastes.
Como era de esperarse, mis ideas se iban aclarando a medida que escribía, saqué tantos planes, tantas posibilidades que al final sólo pude concluir una cosa “Para hacer realmente un cambio, primero debo cambiar yo”; es ahí donde me decidí, Arielle será mi prima, y será más grande que yo, y quizás más madura, pero yo debo cuidarla, no la puedo proteger, eso le corresponde a Jared, yo la cuidaré, la acompañaré en todas sus tristezas, sus alegrías, crearé oportunidades para que sonría, para que disfrute de la vida, apoyaré a mi hermano para que finalmente le exprese sus sentimientos, seré su primo, su hermano, su cómplice, su consejero y si me lo permite, su compañero de clase. Para cuando terminé de escribir, entró mi mujer con unas cosas envueltas en tela - Aquí tienes, esposo mío, lo que me has pedido - me lo extendió con una sonrisa de satisfacción, sonreí - Gracias, amada mía, tomaré un baño y me marcho - puntualicé, ella asintió - imaginé que dirías eso, ya te preparé el baño - su sonrisa se amplió, me levanté y la abracé.
Dentro del cuarto de baño, mi esposa se bañaba conmigo, cuidaba de que no me fuera a caer, además de que el jabón no entrará en la herida - ¿Estás seguro de lo que planeas hacer, esposo mío? - preguntó indecisa; me quedé pensando en sus palabas, no respondí, estoy seguro de que necesitó hacer algo, me preocupa la situación de Arielle, la de Paúl, de Yezenia, la mía propia; quizás lo más conveniente sería quedarme y realizar mis ejercicios, quizás debería preocuparme por mi salud, quizás debería descansar más... quizás; pero no, iré a ver a Arielle, platicar con ella, verla, escucharla, saber qué piensa, qué ideas ha tenido, ver su cuarto, conocer los planes que posiblemente ya tenga o desee hacer… luego iré a ver a Paúl, no seré tan unido a él como es mi hermano, sin embargo, en su ausencia debería ir yo en su representación, puede que se abra conmigo y me cuente porqué se droga, cuándo comenzó con esto, saber si tiene cierto apego a Yezenia o el por qué la violó… Y a Yez, mi pequeña prima ha perdido su inocencia, ¿Cómo lo tomará?
Domingo 12 Julio 12:00 pm
La ropa que usaba era deportiva, mi esposa consideró que era más apropiado para hablar con mis primos, además de que uno de los jardineros fungió como mi chofer, utilizamos el mercedes de Jared; dentro de la propiedad de mis tíos se encontraban varios jardineros trabajando, Alex los observó sorprendido - ¿Quieres ir a verlos trabajar? - le pregunté escondiendo una sonrisa -¿Me lo permite, joven? - me pidió permiso con esperanza - claro, estaremos un par de horas, no quiero que te aburras en el coche - me reí suavemente, él sólo asintió; en la puerta se encontraba Carla - Buenas tardes, joven Samuel - saludó extendiéndome su brazo para ayudarme a caminar - buenas tardes, Carla, ¿Se encuentra disponible Arielle? - correspondí, la señora apretó los labios - En estos momentos la señorita se encuentra en clase de violín en el jardín - respondió mientras nos dirigíamos al lugar - de acuerdo, ¿Y Ceci? - realmente necesito hablar con su nana primero - ella se encuentra en el jardín de rosas, ¿Desea que la llame? ¿O prefiere ir con ella? - nos detuvimos, miré la puerta del salón del jardín, luego miré un sillón colonial que se encontraba a lado - la espero aquí, no quiero interrumpir la clase de Arielle - expliqué mientras me sentaba, coloqué los papeles envueltos que me entrego mi esposa; Carla asintió y entro al salón, suspiré - buenas tardes, joven Samuel, ¿En qué le puedo servir? - Saludó Ceci, le sonreí - Hola, Ceci, ¿Podrías tomar asiento conmigo? - Pedí, ella asintió - ¿Cómo te encuentras, Ceci? - Pregunté para comenzar la conversación - Sinceramente, joven, me encuentro preocupada por la señorita, imagino que es por ella que usted vino - externó suspirando, no ocultó su cansancio - Si, así es, posiblemente mis padres o Jared ya hayan hablado contigo, o preguntando por ella, pero ninguno me ha contado nada, por lo que decidí venir por mi cuenta ¿Hay algo en que lo pueda apoyar? - expliqué abiertamente, ella sonrió - Me sorprende que hable de esta manera, retomando sus palabras, el joven Jared se ha encontrado conmigo para contarme sobre la situación de la señora, me ha solicitado mantener entre todas las doncellas en secreto su estado, al parecer no quieren involucrar a la señorita en los problemas de los negocios, fuera de ello, sus padres no han tenido contacto conmigo, sino con Carla - explicó, manteniendo la calma; asentí - bueno, ¿Tú qué piensas sobre la situación? Quiero decir, estoy enterado de tu cercanía con mi tía Veatriz - ella suspiró, sus ojos sollozaron - Me duele saber que quieren matar a la señora, ella es como la madre que perdí, la señora me llevo con ella a Francia, aunque luego me pidió que regresara… Pero desde que nació Arielle he estado a su lado día y noche, es injusto que la quieran matar por dinero - se soltó llorando, tomé su mano, quería consolarla, era admirable la lealtad que ella sentía por mi Tía - ¿Qué quieres hacer? Mi tía fallecerá, Arielle estaría sola, y aunque estemos nosotros, la decisión la tomaran ustedes dos - le extendí un pañuelo para que se secara las lágrimas, suspiró -Realmente iba a esperar a que regresara la señora para que me diera sus indicaciones, porque esta casa podría seguir con el mismo orden aun después de que se marche, pero es demasiado grande solo para la señorita y me temo que le traería gran melancolía recordar cada momento que vivió con sus padres en estas paredes -Jugo con sus dedos sobre su regazo, suspiró - ¿Qué opinas si Arielle y tú vienen a vivir con nosotros? -Pregunte suavizando mi voz, ella me miro sorprendida -¿Por qué me incluye? Es la señorita su familiar, una vez que la señora fallezca todos tendremos que irnos, a menos que la señorita Arielle siga aquí - Ladeó la cabeza, no salía de su confusión, sonreí, - tanto Arielle como tú se tienen así mismas, Arielle no querría estar sin ti y me imagino que tu no querrás ir a ningún lado -Explique - No te preocupes, esperaremos a que venga mi Tía Veatriz, pero, si deseo que Arielle esté conmigo en la escuela, es decir, como su primo quiero cuidarla, no somos muy unidos, y por eso quiero que sea en la escuela como pueda tratarla, en lo que se decide lo demás, ¿Podrías ayudarme? - le entregué los documentos, ella los observó en silencio, luego suspiró - haré lo que pueda, primero lo debo hablar con la señorita y luego con la señora - expuso - por supuesto, ya hablaré con Arielle, luego podrás hablarlo tú y decidir - asentí, sentía paz de saber que lo consideraría, Ceci cerro los documentos y se levantó - ¿Le parece que les prepare un postre? Confío en que su estadía sea prolongada - Ofreció mientras observaba el reloj, no pude evitar sonreír, la melodía del violín había cesado, asentí y sin más se marchó.