Seres Almáticos. Fuerza de Voluntad. Inari Masga.

3. Infancia

“[…] ¡El sueño está repleto de milagros!
Por un capricho singular
había dejado fuera de ese espectáculo
al vegetal irregular,
[…]” Charles Baudelaire. Sueño Parisiense.

 

 

 

 

Se preguntarán el por qué me dolió tanto la partida de mi padre y el trato que tuve con mi madre hasta su muerte. Pues, bien, ahora les voy a contar como es que tuve una relación muy estrecha con mi padre y una gran barrera con mi madre.

 

Tres años antes de mi nacimiento…

 

En Julio de 1995, mi madre finalizó sus estudios de preparatoria y en agosto decidió estudiar en el extranjero, con su excelente promedio consiguió una beca en una universidad prestigiada en París, Francia, en la licenciatura de Diseño de Modas y Tendencias Internacionales; en su primer día conoció a una muchacha llamada Stephenni y al paso del tiempo se hicieron grandes amigas, ésta chica, tenía un novio mayor que ellas, él era un joven parisino de 21 años, era Arquitecto industrial.

Sin embargo, mi madre siempre fue de esas mujeres que prefieren el hogar que las fiestas, por lo que en los cuatro años que estuvieron estudiando, muy pocas veces convivió con ellos dos o con todas sus amistades.

Después de su graduación mi madre y Stephenni fundaron una boutique juntas que nombraron “bel amour” en honor a la reciente boda de Stephenni y Francesco, mi madre estaba encantada con el nombre, ya que para esos tiempos estaba enamorada, pero un tiempo después, ese amor se esfumó, a pesar de todo, siguió adelante con la empresa, Stephenni y ella eran unas grandes empresarias, comenzaron a agrandar el local y luego se extendieron a las ciudades vecinas.

A principios del año de 1997 fue su cumpleaños y en ese día tan especial para ella, su amiga Stephenni, la llevó a desayunar a su restaurante favorito, luego la convenció de ir de compras; realmente no entiendo por qué, si ellas eran diseñadoras; mi madre escogió un hermoso vestido que me mostró en una fotografía. Ya en la noche, dice mi madre, Stephenni la llevó a un salón, donde le habían organizado una fiesta sorpresa “Joyeux Anniversaire vingt-trois –Feliz cumpleaños veintitrés –”. Ahí conoció a mi padre, quien era un invitado del novio de Stephenni, mi padre era su socio, con quien acababa de tener una junta y decidió llevarlo para celebrar su acuerdo.

Mi madre me contó que cuando recién entró a dicho salón, observó a todos quienes eran amigos y viejos compañeros de la universidad, excepto un joven y apuesto hombre, me dijo que vestía un pantalón tipo country, color azul navy, una camisa de rallas negro con azul cielo, que tenía una mirada cautivadora, ojos color azul grisáceo y una sonrisa encantadora.

Ella me contó que le preguntó a Stephenni que quién era ese apuesto joven, y que, en vez de responderle con su nombre o datos de él, la tomó de la mano y se lo presentó. – Eduard je te presente mon amie Veatriz, c’est celle qui fete son Anniversaire – (Eduardo, te presento a mi amiga Veatriz, es la cumpleañera). – Quel plaisir mademoiselle – (Mucho gusto, señorita). – Mi padre le besó la mano, en señal de modales y respeto. Stephenni los dejó solos para que se conocieran. – Tu aime la musique? – (¿Te gusta la música?) – Bien sûr et vous? – (Claro, ¿Y a ti ?) – Bien sur j'aime bien la musique clasique, et vous ? – (Por su puesto, me gusta la música clásica, ¿Y a usted ?) – La electronique est un genr tres connu dans mon pays. – (La electrónica, es un género muy común y popular en mi país). – Oh, je vois, vous êtes d’ou? – (Oh, ya veo, ¿De dónde es usted?) – Je suis du Mexique. – (Soy de México). – C'est vrai? – (¿En serio?) – Oui c'et tres beau. – (Si, es muy hermoso.) – Trés interessant! – (¡Qué sorprendente!) – Oui… – (Si…) – Mi padre me contó que, a partir de esa noche, toda su vida cambió, comenzó a frecuentar a mi madre y un mes después de haberse conocido, le pidió que fuese su novia, mi madre aceptó encantada pues estaba profundamente enamorada de él.

Un año después, se casaron y para celebrarlo, se fueron a Londres a su Luna de Miel.

Mis padres deseaban un bebé y no les importó disfrutar de su matrimonio como recién casados. Ambos comenzaron a hacer compras para recibir a su futuro bebé. Nueve meses después, nací el 14 de noviembre del 1998 en París, mis padres estaban felices, ellos decían que yo era el fruto de su amor, la alegría de su corazón.

Cada vez que pienso en esto, me pregunto, si en verdad yo por ser su hija, era el fruto de su amor, entonces, ¿Por qué no tuvieron más hijos? Claro está, que esa pregunta nunca la hice.

Los primeros cinco años, nos la pasamos increíble, o eso decían mis padres, yo no recuerdo muy bien, pero un día que podría haber sido como cualquier otro, hubo un accidente en la construcción de una empresa que el amigo de mi padre dirigía y falleció en un intento de escapar. Mi padre se volvió loco, cuando se enteró de la trágica forma de morir de su amigo, se deprimió, se hundió en una tristeza indeseable, mi madre hiso de todo para ayudarle, pero por más que se esforzaba, no lo conseguía y harta de esa actitud depresiva, mi madre pidió ayuda a sus hermanos, los cuales le aconsejaron que nos fuéramos a vivir a México, al cambiar de ambiente y de convivencias, podría superar tan dolorosa pérdida, en menos tiempo.

Mi padre de mala gana aceptó venir a México a ver casas y yo vine con ellos. Cuando llegamos, cuatro personas nos esperaban, dos hombres y dos mujeres, el que parecía tener más edad se llamaba Víctor y su esposa era Susana que era la mujer más joven, ambos se veían muy serios, pero ella me abrazó al verme, al principio me dio mucho miedo, no los conocía y ya me estaban haciendo cariños, mientras que las otras personas abrazaban a mis padres, el hombre era más alto que la mujer, pero no le llegaba a mi padre. – Veatriz, que gusto verte. – De igual manera, Verenice. – ¿Cómo te encuentras, Eduardo? – Mejor, gracias Roberto –.




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