“Ya sea en la noche y en la soledad,
ya sea en la calle y entre la multitud,
su fantasma danza en el aire como una antorcha”
Charles Baudelaire. ¿Qué dirás esta noche, pobre alma solitaria?
Otro día en la cama, no he podido recuperarme, no sé qué tengo, qué me pasa, simplemente he dormido mucho, no he querido ir a la escuela de verano en la que según me inscribí; tengo mucho sueño, me levanto, desayuno y regreso a la cama, miro el techo por tiempo indefinido, veo mis libros reposando en sus repisas y en vez de levantarme a coger uno, me quedo tumbada sobre mis almohadas, con sueño y sin poder dormir...
Jared se ha marchado hace un mes y dos semanas, al principio fue triste, pero ahora, me siento vacía, la vida en la familia sigue siendo cotidiana, mis tíos trabajarán dos semanas más para luego tener vacaciones, Sam también resintió la partida de su hermano pero su personalidad le ha ayudado bastante a seguir como si nada...lo único malo, es que desde que no he querido salir de mi habitación, él busca la forma de alegrarme los días, él es muy paciente y emotivo, a veces inventa historias para hacerme reír, hasta ahora lo ha logrado, sin embargo, no sé cuánto tiempo soporte esto...¿Su paciencia será eterna? O, ¿Se hartará de mí, más Tarde o más temprano?
Realmente no lo sé, el día de ayer me trajo a Daxne, entre los dos me contaron algunas de sus vivencias desde que salimos de vacaciones y algunos de los planes que tenían para el resto del verano. Sin embargo, Daxne se veía cansada, como si los problemas en casa siguieran siendo fuertes, ninguna de las dos dio pie para que alguna iniciara la conversación y se contase lo sucedido o la razón de su agotamiento.
Por un buen tiempo estuve sumergida en mis pensamientos, hasta que estos fueron interrumpidos por mi nana que tocó la puerta para luego abrir... – Mi ángel, ¿Aún sigues en la cama? – Se acercó – No tengo ganas de hacer algo – respondí con mucha indiferencia – ¿Sigues llorando, princesa? – Ceci sabía lo que me pasaba, no por nada lleva toda mi vida conmigo – No, nana, estaba pensando – le dije con tranquilidad – ¿Y en qué piensas? – Se interesó – En la vida, en mi vida – miraba el techo, hablaba al aire – ¿Has llegado a alguna conclusión? – Preguntó con delicadeza – No, por más que pienso, sólo llego a que soy una víctima del cruel destino – se inundaron mis ojos de lágrimas, suspiré – Hay, hija, ven, déjame abrazarte – mi nana se sentó en la orilla de la cama y yo me acerqué a abrazarla, al colocar mi rostro sobre su hombro, percibí un agradable aroma a frutas, su perfume favorito, mis lágrimas comenzaron a surcar mi cara aún en contra de mi voluntad, mi corazón se desahogó por largo tiempo, mi nana me acarició el cabello y tarareó una canción que ella me cantaba cuando era bebé.
Ella, al igual que yo, hablamos los tres idiomas, por ello me sorprende que siga aquí, a mi lado... – Princesita, ¿Qué te parece si te bañas y bajas a cenar? Te preparé tu postre favorito, buñuelos con chocolate – Oír esto me sacó una sonrisa repentina, tenía mucho tiempo desde la última vez que comí mi postre favorito – Gracias, Ceci, ahora bajo – accedí – Eso espero, bebita – mi nana me besó en la frente y salió de mi habitación. Me levanté aún apesadumbrada, sin ánimos de hacer nada en absoluto, aunque ella había encontrado la forma de animarme. Entré al baño, me miré en el espejo y tremendo susto que me llevé, no me identifiqué con la persona que se reflejaba en el espejo, recordé a mi madre antes de morir de depresión por la pérdida de mi padre... No le tomé importancia y me metí a bañar. El agua estaba fría, relajó mis músculos para luego salir un poco de agua tibia que me terminó de despertar, bostecé una vez más antes de terminar. Me cambié mecánicamente, no sé si la ropa que me puse estaba combinada o si era un pijama, pero como fuese, así bajé.
Al ir descendiendo las escaleras, se podía disfrutar del agradable aroma de los buñuelos y el chocolate.
Voy caminando en... ¿Un bosque? ¿Una selva? No lo sé, de la nada, sale una pantera volando de entre los árboles, le veo caer, trato de acercarme y veo que está herida, me acerco más con las manos en alto, me ve y en su mirada me suplica que no le dañe, seguí acercándome cautelosamente, de algún lugar veo pasar dagas, flechas, espadas que caen directo sobre el lomo de la pantera, quien gime de dolor y se queda inmóvil, volteo a ver quién o quiénes fueron los causantes, se ocultaron rápidamente. Toco la cabeza de la pantera y ésta cambia de forma, de ser una grotesca pantera negra, se convierte en una persona, se convirtió en... ¿Mi? ¿Por...qué? ¿Qué significa? Retiro mi mano y ella baja la mirada, le sigo la vista y noto que tiene incrustadas las dagas, las flechas y las espadas en todo el cuerpo y sangraba, empecé a gritar, sentía terror, sentía dolor, miedo, confusión, sufrí al verme así...herida.
– ¡Arielle! ¡Arielle! ¡Despierta! ¡Despierta! – En ese instante me hice consciente de que alguien me agitaba y me gritaba, poco a poco abrí los ojos y me di cuenta que se trataba de Ceci y detrás de ella se encontraban Sam y mi tía, sin pensarlo la abracé y empecé a llorar, ella me acurrucó en sus brazos y tarareó una canción de cuna, Sam se acercó y se colocó a su lado. Escuché la puerta abrirse, lo ignoré, pasó mucho tiempo antes de poder soltar a mi nana, y al hacerlo, volví a sentirme vacía, miré a Sam y él me abrazó... – Ahora estás bien, Arielle, todo, está bien, tranquila – intentó tranquilizarme – Mientes, nada está bien – intenté zafarme de su abrazo – Shh... Tranquila – trató de volverme a abrazar – No... Nada está bien, ¿Por qué me mientes? – le pegué en el pecho, él no se quejó, su pecho es suave completamente diferente al de su hermano, eso me molestó más y le pegué con más fuerza, mi primo sólo me abrazó para calmarme, volví a llorar. Por alguna razón, al poco tiempo Sam me soltó y vi a mi tío intentando verme a los ojos, él se había agachado para poder estar a mi estatura – Nena, ¿Esto es por Jared? – Me preguntó con verdadero interés – No... No lo sé – me negué, quería decir que sí, pero la verdad es que no era sólo por él, sino por todo lo que he vivido, lloro por todo lo que no lloré en su momento – ¿Qué soñaste? – Preguntó intentando hacerme hablar – Había una pantera que estaba herida y al tocarla se convertía en mí y... sangraba – las lágrimas no dejaban de surcar mi cara, mi tío me abrazó y me aferré a él, su aroma era similar al de Jared... ¡No! ¡Tengo que dejar de pensar en él! Empujé a mi tío, él se veía inmutable, suspiró y cerró los ojos, Sam se veía atónito, no comprendía por qué actuaba así, por qué había empujado a su padre, mi tío, mi suegro... Me volteé, me crucé de brazos– Por favor, déjenme sola – traté de que mi voz sonara tranquila, mi tía se acercó, me puso ambas manos en mis hombros, me besó en la cabeza – Lo lamento, Arielle – me susurró en el oído, después de eso se marchó, mi tío y Sam no dijeron nada, cerraron la puerta y me quedé completamente sola.