6. De regreso a la escuela.

Un nuevo ciclo escolar acaba de comenzar, aún sufro ataques de ansiedad que me provocan piques de cólera, muchas veces he agradecido que sigan siendo mis amigos y que los demás me tengan paciencia; me han dado medicamentos para ayudarme a regular la adrenalina que sube por mis venas y me hace golpear lo que esté en mi camino.

A pesar de los secretos que mantenemos entre Milagros y yo, me siento más tranquilo de saber que mis padres no fueron tan descuidos como para dejarme en la calle, tanto los negocios como los ahorros de cuentas alternas, me han estado respaldando.

He podido escoger el área de ciencias médicas para seguir realizando mis investigaciones en relación a mis padres y sus trabajos, incluso solicité permiso para replicar sus experimentos en el laboratorio escolar; afortunadamente, Esther accedió mandar a uno de las doctoras a supervisar mis labores, y resolver mis dudas.

Sé que el tener a Lucy cumpliendo sentencia no es el final de éste caso, más sé que ahora puedo prepararme física, mental y emocionalmente para lo que encuentre una vez cumpla la mayoría de edad.

Abril me ha contado que mi madre se sintió atraída por la cultura hinduista debido a sus investigaciones; dentro de la historia, se sabe que la India fue conquistada por Inglaterra y fue explotada para comercializar sus recursos, entre ellos, las primeras drogas. Por ende, cuando mi madre estudiaba nutrición llegó a interesarse por el tema, convenciendo a mi padre de conocer el lugar cuando finalmente se consiguió la certeza de que aún traficaban sustancias psicoactivas, sin embargo, fuimos atacados y la chica que nos salvó les dijo que fue Ganesha quien la había mandado a proteger nuestras vidas.

Mis amigos y yo nos encontramos a un lado de la puerta, tratando de ponernos al día con las anécdotas que tuvimos durante vacaciones, cuando los tres nos quedamos callados al ver entrar a una chica morena con el cabello negro en rizos definidos que llevaba unos lentes oscuros, caminando con una energía que se sentía como descargas eléctricas. Samuel se levantó de su silla con una sonrisa inmensa, le brillaban los ojos de emoción y sin poder creerlo se dirigió a ella con la misma energía fundiéndose en un apasionado beso. Todo el salón se quedó expectante ante semejante escena.

Se escuchó el timbre y cada quién tomó su lugar, la chica misteriosa se sentó en la fila siguiente de Samuel, dejando la silla de adelante vacía, como si estuviera apartada. La observé con sospecha e intriga, hasta que la voz de la maestra captó mi atención, visualizándola con otra chica nueva, una castaña de piel clara con unos impactantes ojos verdes que brillaban con la luz del salón, Arielle Galarza, pronunció su nombre con timidez y al mencionar que era prima de Samuel quedé anonadado, ¿Por qué nunca me la presentó si llevamos años conociéndonos?

Las horas pasaban y yo no podía dejar de mirarla, era hermosa y transmitía una energía como torbellino, si ella y la chica misteriosa se juntaran, podrían crear tormentas eléctricas que paralizarían a todos...

Reia sin parar...
Lloraba entre risas...
Bailaba entre palabras...
Y no dejaba de gritar...

En un segundo, todo se detuvo, observé lo que me rodeaba... ¿Estoy enamorado?