Al día siguiente, su madre entró a despertarla, la muchacha se sorprendió al verla, "¿Qué sucede?", preguntó dándose cuenta de dónde se encontraba, "tus tíos han venido a desayunar, baja, tú padre está impaciente", le explicó con cierta tranquilidad que despertó en la muchacha una inquietud, sin pensarlo se vistió rápidamente aún en presencia de su madre, ella guardaba silencio y parecía estar perdida en sus pensamientos.
Ambas mujeres bajaron al restaurante del hotel para desayunar en compañía de las tías y sobrinos de parte de su padre. El señor Oliveira se veía animado, una faceta poco común en él; sus familiares dirigían un buffet jurídico, sin embargo, buscaban expandir sus servicios, por lo que la reunión consistía en hablar sobre los detalles pertinentes al respecto; por otro lado, la muchacha se sentía incómoda, sólo era acto de presencia, nadia le preguntaba ni hablaba por si misma.
El desayuno se extendió al punto de ser de igual manera, una comida; dado al horario que se maneja y la gran cantidad de horas que llevaban discutiendo asuntos del negocio y familiares. A la joven mujer le llamó la atención la mención de la familia Pérez, en conjunto a su nombre, más el ánimo con la que si padre hablaba daba la impresión de estar emocionado con la situación. Pasado el mediodía, la familia Pérez se reunió con ellos, la joven observó detenidamente al muchacho de los rizos castaños, apretó contra su regazo el bolso que llevaba consigo; esperaba el momento adecuado para entregarle la carta; más la vida le volvía a realizar otra movida inesperada, sentando al joven a lado suyo; sin poder ocultarlo, se ruborizó al momento de agachar la mirada ligeramente apenada por verlo tan cerca de ella y con su habitual sonrisa.
"Me alegro de verla, señorita", saludó el joven en un susurro, "lo mismo digo, joven", asintió cortesmente mientras sacaba la carta de su bolso, "hágame el favor de tomarla, de cierta manera es la respuesta a su nota", explicó al colocarla debajo de la servilleta en el regazo del joven, éste amplió su sonrisa y agachó la mirada, tratando de disimular.
Los padres de ambos jóvenes discutían asuntos con el señor Quintero, el señor Pérez creaba sobre la mesa algunos bosquejos para el nuevo logotipo del buffet, deseaban marcar una nueva tendencia; atender a jubilados y pensionados, además de los demandantes y trabajadores. Por otro lado, la señora Pérez hablaba con la señora Oliveira sobre asuntos de los jóvenes, la señora Oliveira se veía extremadamente interesada por la educación y carácter de su hijo pequeño, "¿Considera usted, que su hijo menor es responsable o busca solucionar las situaciones difíciles que la vida le presenta?", cuestionó antes de dar un sorbo a su taza de café seguida de una mirada analítica, la señora Pérez se sobresaltó extrañada, "Considero que ambos hijos son responsables en lo que les interesa, aún en las cosas que se les impone", respondió con cierta tranquilidad sin salir de su asombro, "bueno, hablando específicamente de tu hijo Samuel, ¿consideras que lo es?", insistió, "sí, él ha aprendido de mi a seguir su corazón e imponer su carácter, por ello practica el baloncesto", respondió más segura de lo que pensaba de su hijo, "de acuerdo, ¿y cómo es con los asuntos sociales? ¿Considera que se deja influenciar o se mantiene firme en sus creencias?", siguió, "respecto a ese tema, creo que es flexible, analiza lo que se le presenta y sino le perjudica, accede", explicó la señora Pérez más aliviada, tenía aún cierta sospecha, pero debía mostrar seguridad en lo que respondía, ya que se había percatado de que le analizaban, "excelente, ¿y en las relaciones amorosas? Considerando que vuestras costumbres son diferentes, imagino que ustedes le ceden todo el derecho de estar y hacer lo que deseen, ¿cierto?", la señora Oliveira había lanzado su último dardo y el más importante en la conversación, dependiendo de la respuesta final de la señora Pérez se iba a presentar o no la propuesta del matrimonio arreglado; ambos jóvenes se encontraban estudiando el grado obligatorio a nivel internacional, ambos eran adolescentes listos de empezar a madurar como personas adultas; la muchacha se preocupó al escuchar el dardo de su madre, miró discretamente al joven Samuel, éste se encontraba al pendiente de la conversación entre el señor Quintero con el señor Oliveira; mientras su hermano discutía con su padre por los bosquejos que seguín realizando; "Mantengo mi arterior respuesta, considero que Samuel analiza las situaciones que vive y acciona según le convenga; por el momento, no nos ha contado sobre algún interés amoroso" explicó restándole importancia, en su interior, la señora Pérez se sentía aliviada de que su único hijo aún no presentase a ninguna chica, y tampoco llevase hábitos sucios o morbosos como muchos jóvenes de su edad; por otro lado, la señora Denali estaba complacida, asintió y de un momento a otro cambió de tema, a la señora Pérez no le quedó de otra que adaptarse al cambio; la muchacha dejó de escuchar la conversación de su madre, vio su reacción y le había confirmado lo que pensaba,afortunádamente el joven Samuel no había prestado atención.
Durante el atardecer, los jovenes se encontraban recorriendo el jardín nuevamente, el joven muchacho consideraba algo encantador el ser silencioso de su acompañante, le permitía hablar sin interrumpir y calmaba su acelerado corazón; la muchacha le suplicó que leyera la carta y le dijera su opinión, ella no esperaba escuchar las palabras que el joven de los rizos pronunciaba delante de ella, "condiero que sería una oportunidad maravillosa para conocerla con maypr detalle, usted comenta que el tiempo obligatorio son tres años y que por unanimidad se confiere el divorcio si no hay hijos de por medio, actualmente, aquí en México hay esa libertad de elección y planeación familiar, ¿no cree usted que, si vuestros padres lo sugieren podríamos probar? Quiero decir, experimentar cosas de novios aunque para sus padres seamos esposos; imagino que el acto sexual no es obligatorio y aún siendo así, podría yo o usted cuidarse, será nuestra decisión permitir que se extienda el plazo o no", explicó calmadamente, se detuvo a observar la reacción de la muchacha y quizás escuchar alguna queja, sin embargo, ella asintió, "la cuestión a resolver entonces, sería pensar en cómo o en dónde se llevaría a cabo, la boda obligatoriamente en mi país, pero la vivienda posiblemente sea aquí, ¿considera que sus padres presenten ciertas condiciones para acceder a la propuesta?", la muchacha tomó asiento en la banca que se encontraba cerca de la entrada, el joven enmudeció, él no sabía lo que sus padres opinarían, él sabía lo que la muchacha le hacía sentir, más no lo que sucedería..."¡Samuel! ¡Ya es hora de irnos!", le llamó su padre mientras se acercaba seguido del señor Oliveira, "hija, despídete del joven y señor Pérez", le indicó su padre, ella asintió confundida, el señor Pérez se veía molesto, "que tengan una buena noche, señor y joven Pérez", se despidió cortezmente, ambos hombres asintieron y se marcharon.