La familia Olveira se encontraba en crisis, el señor había lanzado el dardo al padre del joven bajo la influencia de sus propias emociones, por extraño que fuere para él, sintió una mezcla de celos y furia al notar el brillo con el que el menor de los Pérez miraba a su hija; él sabía que no era un buen padre, ni un buen marido, no había solicitado dicha familia, sin embargo, estaba ahí, en un remolino de emociones que no comprendía.
"¿Te interesa el joven Samuel?", cuestionó al borde de la locura, la muchacha no sabía como reaccionar, su instinto le decía que actuara de manera fría, pero sus emociones le traicionaban, agachó la mirada al suelo y lloró silenciosamente, la señora Denali, pese a su relación respetuosa y distante que mantenían, sabía de sobra la inseguridad que se siente cuando le comprometen con alguien que no es de su interés, "¿son lágrimas de tristeza... o, de felicidad?", cuestionó dubitativa, la mirada de la muchacha se veía brillante, esperanzada, "no lo sé, madre, es un joven respetuoso y atento", trató de explicar pero perdió la voz cuando sintió la vergûenza acalorar su rostro, rubor que la señora Denali notó asintiendo al señor para transmitir el mensaje silencioso; el señor Oliveira suspiró frustrado consigo mismo, sabía de antemano que debía comprometer a su hija en su cumpleaños numero trece, el cual se acercaba con prontitud, más no podía negarse a sí mismo la frutración que podría sentir aquel joven que no creció con dichas costumbres, y, que sus padres probablemente no comprenderían; su arrebato insentsato al cuestionar al padre del joven sobre la proximidad de su hijo con su pequeña había causado chispas innecesarias, y ahora se veía vulnerable al percatarse de las emociones de su hija, debía resolver la situación para favorecer la relación.
El señor Oliveira se marchó de la habitación para redactar el correo de disculpa y analizar la dote que ofrecería para que aceptaran la propuesta de matrimonio; por otro lado, la familia Pérez indagaba la postura del joven Samuel, revelándoles su interés en conocerla y explicándoles que comprendía las costumbres de la familia de la muchacha, dado a que ella se adelantó a narrarle la situación, ambas familias mantuvieron una postura de calma a la espera del siguiente citatorio.