Seres

Prologo

El efecto de los sedantes comenzaba a gustarle y tenía que admitir que no sentir dolor y no estar mentalmente ahí por al menos unas horas, le gustaba y mucho. No poner resistencia hacía que todo fuera más rápido y sin dolor extra, esa era otra razón para que les gustarán aún más. Lo único que odiaba era cuando el efecto comenzaba a disminuir, porque ahí comenzaba su verdadero dolor, lo único que rogaba era ya estar en la habitación cuando eso pasara.

Su vista comenzaba a recuperarse y lograba ver algunas imágenes difusas, pero aún se sentía confundida, así que cerró los ojos y se dejó llevar a rastras por el pasillo, ni se había molestado en intentar caminar, sus pies simplemente se deslizaban. Lo único que impedía que no se desplomara sobre el piso eran los dos guardias que la llevaban de los brazos.

Volvió en sí cuando su cuerpo chocó contra el piso, cuando escuchó que cerraban la puerta suspiró con alivio, al menos tendría unas horas de descanso hasta que volvieran a buscarla. No supo cuánto tiempo estuvo sin moverse, solo que el dolor atroz llego primero y que la rabia llego después, en respuesta, lo único que pudo hacer fue gritar, maldecir y gruñir como un animal, sin fuerza y como pudo, se arrastró hasta una esquina donde se desplomo sobre una frazada y se maldijo por haber destruido el estúpido colchón al poco tiempo de haber llegado.

Se quedó mirando el techo tratando de no pensar en nada, pero eso nunca duraba demasiado tiempo, ya que los recuerdos de sus amigos y familia inundaban su mente. Estaba tan aterrada, furiosa y sola que solo quería estar de vuelta en casa.

Aunque hacía meses que había perdido la esperanza de que la vinieran a salvar, a veces se imaginaba que entraban por la puerta como un golpe comando y la sacaban de allí para llevarla de vuelta a casa, pero solo quedaba en eso, en un anhelo. Solo quería ver a Cory y golpearlo en su estúpida cara, era un mentiroso arrogante, él había sido quien le había metido esas ideas en su cabeza, "Te irán a buscar en dos meses", era un maldito bastardo y lo odiaba, habían pasado mucha más cantidad de tiempo y ella seguía allí.

De todas las personas que amaba, su traición era la que más le dolía, aunque rogaba todas las noches que él viniera a rescatarla, como cuando era una niña asustada por la oscuridad y él iba como un héroe a su lado a decirle que nada le pasaría mientras lo tuviera a él, pero su hermano la había abandonado, todos la habían abandonado y nadie vendría a rescatarla. Estaba muerta o lo estaría dentro de poco porque una vez dentro de la organización, uno nunca volvía a salir.

El cansancio se fue apoderando de ella y aun con odio y dolor en su corazón, le rogo al universo y al idiota una vez más: "Universo, que él me encuentre. Por favor, Cory ven a rescatarme"




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