Seres

Capitulo 8

Un mes. Se encontraban en aquel lugar desde hacía un mes y la única nueva información que les había dado Robinson fue que no tenían información de su ciudad, ósea, que no sabían nada de sus familias. Habían logrado hacer contacto e ir a otras ciudades, donde solo la minoría había aparecido y la gran mayoría estaba desaparecida o secuestrada. Aquello no tenía sentido, había algo que no querían que ellos supieran pero todo lo que estaba sucediendo en ese lugar con ellos era extraño.

Se suponía que tendrían que estar camino al entrenamiento, pero todos, a excepción de Sam y Tiff, estaban en la habitación esperando que ellos aparecieran y que el plan hubiera funcionado. Si ellos no les daban información, ellos la obtendrían por sus propios medios. Preguntar a los demás soldados no era opción, lo habían intentado pero no les decían una sola palabra, ni siquiera de cómo estaban las cosas afuera.

Todo comenzó con ellos negándose ir a entrenar en forma de protesta unas horas atrás, cuando habían terminado con sus tareas, habían estado hablando de lo preocupados que estaban y de lo raro de la situación. Fue ahí cuando comenzaron a decir ideas locas para conseguir información, desde interrumpir en la oficina del papá de Cathie hasta meterse en la habitación de Robinson para buscar lo que fuera. No fue hasta que Sam nombró haber visto a alguien de personal de limpieza con una radio portátil, que se les ocurrió su plan de robo o de pedir prestada la radio por unas horas. El plan era sencillo, Tiff sería el señuelo de distracción para que Sam atravesara una pared y robara la radio. Nada podía salir mal.

La puerta de la habitación se abrió y Tiff exhalo una vez que cerró la puerta detrás de ella. Ash no pudo evitar levantar una ceja al ver a su amiga con un paquete de tampones en la mano.

- ¿Por qué tienes eso?

- Fue lo primero que se me ocurrió.

- La tengo- dijo Sam eufórico luego de atravesar la pared, levantando la radio en señal de victoria.

-¿Alguien sabe como funciona? - pregunto Amara sin apartar su vista de la pequeña radio portátil de color negra.

Sin decir nada, Camero agarró la radio y comenzó a apretar los botones. Una vez prendida, Cameron fue pasando por las estaciones buscando alguna que les diera información, pasaron por una estación de música, otra de chimentos y una de deportes.

-Increíble la derrota del equipo...- Cameron cambió a otra estación- Las alianzas internacionales penden de un hilo.... aquellos que están a favor y los que están en contra de la ley- la radio por momentos perdía señal provocando que Cameron manejara la antena hasta que se ajustara la señal- La población se encuentra dividida... movilizaciones por todo el país. Se ha declarado el toque de queda en el país, toda aquella persona o ser que sea encontrado circulando por la calle luego de las nueve de la noche será encarcelado...

Mierda, mierda.

-Agrupaciones de seres protestan en contra de esta ley.... nos recuerdan un capítulo oscuro de la historia humana...

- ¿Nos están comparando...? - el tono de voz de Via temblaba.

- Un gobierno deshumaniza a un grupo entero, justificando atrocidades bajo pretextos de progreso y seguridad... el silencio de muchos permite que esto continúe...

-No, NO, ¡NO!

Cameron comenzó a tratar que la radio volviera a funcionar y trató de buscar otras estaciones pero no tuvieron suerte. Todos se quedaron angustiados en silencio. Era peor de lo que se imaginaba, tal vez era peor porque lo que acababa de escuchar era real y no producto de su imaginación.

Quería ir a casa, quería estar con su familia, pero ya no había casa a la que volver y no sabia donde estaba su familia, ni si estaban todos juntos. La angustia se abrió como un hoyo negro en su interior y cada vez era mas grande, engullendo todo a su alrededor. Ni siquiera apartó la vista de sus zapatos, no tenía el suficiente valor para ver a sus amigos, sabía que si levantaba la vista y veía a alguna de sus amigas llorar ella también lloraría. No quería llorar porque tenía miedo de no poder parar si comenzaba.

Alguien golpeó la puerta despertándola de su tristeza y vio a sus amigos, la puerta volvió a sonar y Cameron del nerviosismo tiró la radio hacia Sam. La radio fue pasando de mano en mano mientras pensaban dónde esconderla, hasta que Via la agarró, la envolvió en una remera y la puso debajo del colchón justo cuando Robinson abría la puerta. El los miro con una completa seriedad y les hizo señas para que lo siguieran, Ash eligió hacer como si no pasara nada y forzó a su piernas a no flanquear cuando se levantó y lo siguió.

Sin saber qué hacer y decir, todos lo siguieron sin chistar. Mientras caminaban, un silencio incómodo y cómplice los rodeaba. Todos se dirigieron miradas de complicidad y miedo, su corazón latía tan rápido que Ash pensó que su corazón se saldría de su cuerpo. Una vez que llegaron a la sala de entrenamiento él se puso frente a ellos y habló.

- Yo no soy nadie para decirles que no se pongan mal por las noticias - ¿que? ¿los había escuchado con la radio? - Pero no tenemos que darnos por vencidos, por eso, no puedo tolerar que pierdan una clase de entrenamiento -cuando logro entender que él se refería a las noticias que ellos le habían dado, respiro de alivio. - Así que pongan una mejor cara y pónganse en fila. Hoy tenemos mucho por hacer.

Aunque no los habían descubierto, fue como si el alivio durará un segundo y Ash comenzó a dudar de su verdadero propósito allí dentro. Los querían desinformados y encerrados, los estaban entrenando para algo mucho más grande, con la excusa de que no podían quedarse sin actividades. Durante el entrenamiento, fueron intercambiando miradas como si todos pensaran lo mismo, no podían ignorar lo que ahora sabían.

Una idea pasó por su mente y a medida que transcurría el entrenamiento no la pudo soltar. Fue creciendo hasta que terminó la clase y llegó a la conclusión de que tenían que escapar y cuanto antes lo hicieran mejor.




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