Capitulo 11

Ese entrenamiento fue diferente para ellos y difícil para Cameron. Robinson no se quería arriesgar a quebrarle los huesos a todos, así que prefirió usar a Cameron como conejillo de indias. Cameron se quejó durante todo el entrenamiento y ellos llegaron a un punto que comenzaron a divertirse a cuestas de él. Por culpa de ellos, había terminado con más huesos rotos de lo acordado, sin embargo, la clase resultó un éxito, hasta otros soldados se habían unido para presenciar la clase.

Primero Robinson le quebró la nariz y así, les enseño cómo quebrar una en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Después vino la parte complicada para el, Cameron les enseño como acomodar una fractura de nariz rápida en una situación drástica, para dicha explicación requirió que cada uno le rompiera la nariz y a la vez se la acomodara. Ash tenía que admitir que aquello le pareció... desestresante.

Luego el brazo y la pierna. A ese punto Cameron ya les decía comentarios. "¿Esa es toda tu fuerza?" le dijo cuando no había logrado quebrarle el brazo al primer intento y al contrario de hacerla enojar, la hizo reír. Ahí estaba Cameron, dejándose quebrar los huesos múltiples veces sin oponer resistencia y hasta diciendo comentarios sarcásticos y burlones, mientras que para ella fue una agonía ser la damisela en apuros en aquel ejercicio con las armas.

Almorzaron en silencio. Debido a que la clase fue extensa, Robinson los había levantado cuando aún era de noche y como recién le tocaba trabajar más entrada la tarde, Ash tenía pensado acostarse unas horas. Hizo todo el esfuerzo que le quedaba para no quedarse dormida en la mesa y estaba tan cansada que ni siquiera estaba prestando atención a la charla que estaban teniendo sus amigos. Solo se limitaba a asentir con la cabeza a cualquier cosa que escuchaba.

Recogió sus cosas y se levantó para llevarlas a la cocina justo cuando, apareció Robinson con una caja y la dejó sobre la mesa

- Creo que su navidad se adelantó este año.

Tiff abrió la caja y se quedó mirando su interior durante varios minutos hasta que comenzó a sacar VHS de películas viejas de dibujos animados. Inmediatamente todos se abalanzaron sobre la caja. La nostalgia la abofeteó en la cara, la última vez que había visto una película en ese formato tenía alrededor de unos siete años y no pudo evitar sonreír al ver su película favorita de su niñez. Atlantis: El imperio perdido. Adoraba esa película, había torturado un millón de veces a Cory a ver aquella película y él siempre accedía, mientras que vieran El rey león primero.

-Pensé que estas cosas ya no existían- Cameron inspeccionaba un VHC que tenía en la mano.

- ¿Te gusta esta película? - preguntó Via extrañada al ver a Ethan con la película "El planeta del tesoro".

- Si- respondió con cautela. Seguramente listo para que Via lo atacara como cuando lo molesto por lo de la sopa.

- ¡Es a mejor película del mundo!- exclamó llena de emoción y sorprendiendo a Ethan- No pensé que tenías buen gusto- bromeo Via.

No solo había películas viejas de dibujos animados, sino que también un cubo mágico, unas acuarelas, hojas, un par de juegos de mesa y una pelota de vóley y de football.

- Robinson, esto es... esto es...– le fue imposible despegar su mirada de los objetos que le recordaban a su infancia.

- No es gran cosa, cadetes. Trabajaron duro, se lo merecen- nadie sabía que decir, todos estaban sin palabras o simplemente, no encontraban las palabras para agradecerle a Robinson- Ah y en sus habitaciones los espera otra sorpresa.

Rápidamente todos tomaron sus cosas y corrieron hasta sus habitaciones, todo seguía igual a pesar de que ahora había un viejo televisor y una videocasetera. La emoción fue tal, como si tuvieran frente a ellas dispositivos de último modelo, seguramente si se encontraban con esos artefactos meses atrás no sentirán emoción alguna, pero sus vidas no eran como hacía meses atrás.

Ambas habitaciones estaban equipadas con los mismos dispositivos, pero ellos se reunieron en la habitación de las chicas para una tarde de películas, esa sorpresa le quitó el sueño y hasta discutio activamente en el orden que debían poner las películas. Movieron los colchones al piso y se acomodaron mientras Cameron intentaba conectar los dispositivos jurando no necesitar de las instrucciones ya que recordaba como se hacía. Terminó perdiendo la paciencia y Via y Ethan se encargaron con la condición de que si lo lograban, su película fuera la primera.

Siguieron paso a paso las indicaciones del manual y luego de un rato estuvieron listo para un maratón de películas.

Los primeros en perder el interés, después de dos películas, fueron Sam y Tiff. Ambos estaban jugando al dominó apartados de ellos y hablando en voz tan baja que tenía que esforzarse por comprender lo que decían, Ash no podía negar que sentía un poco de celos. Le agradaba que ambos pasaran tiempo juntos y se notaba que se gustaban, pero no podía evitar pensar que si él no estuviera allí, sería ella quien estaría bromeando con Tiff.

Cinco películas después, Sam y Tiff ya se habían ido, Cameron jugaba con el cubo mágico mientras Amara le gritaba indicaciones. Amara perdió el interés cuando pusieron su película y ella pasó a ubicar su lugar dando sugerencias de movimientos a Cameron. Indignada y furiosa porque Cameron no la escuchaba, le quitó el cubo y le explicó a regañadientes los movimientos que debía haber hecho en primer lugar, en vez de perder los dos lados de colores que tenía y que volvieron a estar completamente mezclados.

Aunque no parecía, Cameron le caía bien, hasta había momentos en los que se olvidaba de lo apuesto que era. La voz de Ash se volvía más chillona al recordarlo y en vez de hablar con un tono encantador y suave, terminaba gritando con más fuerza. Sin dudas, la seducción no era lo suyo.

Amara volvió a perder el interés y los molesto para ir a jugar con alguna de las dos pelotas, Ash se negó hasta que su amiga le dio a elegir entre seguir escuchando la discusión efusiva entre Ethan y Via, sobre un Liveaction de una película animada de perros, o salir de la habitación. No tuvo que pensarlo demasiado, Via tendía a volverse un poco loca cuando hablaba de las cosas que le apasionaba, por lo que eligió la segunda opción, aunque eso incluyera practicar un deporte.