La lata que tenía frente a ella se movió con violencia en su lugar y con un movimiento de mano se estrelló contra la pared. Observó la lata desde su lugar y se obligó a no usar la mano para moverla. Sintió como si le exprimieran el cerebro y que algo le mojaba los labios, se lamió los labios para comprobar si era sangre. El gusto particular confirmó su suposición.
-Alexa no te fuerces demasiado. Podemos retomar el ejercicio en otro momento.
Hizo una mueca, no quería pausar el ejercicio. Lo habían conseguido, le habían dado otro don y se aferró a él con la idea de que ya no causaría dolor. Quería tanto ese don como despreciaba el suyo y se sometería a cualquier cosa con tal de conservarlo. Su esperanza necesitaba que funcionara.
Apretó los dientes con fuerza para no gritar. La lata se levantó milagrosamente del suelo y regresó torpemente a su ubicación anterior, daba la impresión de que en cualquier momento caería, pero lo logró. Y en ese momento, la aplastó con un solo parpadeo y jadeo apoyándose en la pared.
-Increíble- su cuerpo se enderezó al escucharlo. Él estaba observando- Excelente trabajo Alexa.
- Gracias Frank- oculto todo su cansancio detrás de una sonrisa.
- Puedes retirarte, hoy hiciste un gran progreso.
Se limpió la sangre con una servilleta y salió. Su cuerpo estaba adolorido al igual que su mente. Hacía semanas que estaba con su nuevo don, la transacción fue un éxito, solo quedaba observar cómo se desarrolla en ella y si lograba conservarlo. Era la tercera vez que se sometía a ese tratamiento, pero nunca duraban más de unos meses, simplemente iban perdiendo su fuerza hasta dejar de existir. Ella tenía fe en que esta vez funcionaria, Frank le había dicho que ese era el indicado y si él creía en algo, ella también.
No veía la hora de deshacerse de su don, no tenía idea de cómo harían para quitárselo, pero no importaba mientras que ella no provocará más daño.
Abrió la puerta de su habitación con un movimiento de mano y la cerró detrás de ella. Era tonto, pero si movía las manos era mas sencillo, no sabia porque. Se recostó y cerró los ojos para descansar.
Últimamente, todos estaban muy ocupados trabajando, sobre todo Frank. La cantidad de seres que se habían acercado por ayuda había aumentado drásticamente, por lo que pasaba mucho más tiempo en soledad. Sin mencionar, que restringieron su ingreso en algunos sectores, por su seguridad, obviamente. Algunos seres no podían controlar correctamente sus dones, por lo que llegaron a la conclusión de restringir su libertad de circular libremente.
Alexa comprendía aquello, había pasado por lo mismo y siendo sincera, no tenía ganas de encontrarse con ningún ser que no pudiera controlarse, más ahora que tenía dos dones. No quería causar ni tener problemas.
Así pasaron sus siguientes días, sola y practicando. A medida que su habilidad con su nuevo don aumentaba, más tiempo pasaba sola y aburrida. Ni hablaba con el personal, a gatas los veía durante sus ejercicios, ni siquiera veía a Frank aunque sabía que él la miraba a ella.
Después de practicar algunos ejercicios, no tenía ganas de volver a su cuarto, así que decidió caminar por donde todavía lo tenía permitido. Era como si con la llegada de los nuevos seres, se hubieran olvidado de ella y solo les interesara el resultado del tratamiento.
Estaba sola y no tenía ningún amigo, lo que aún más le dolía era admitir que nunca había tenido uno. Tal vez, en la niñez, pero ya ni recordaba como era, toda su vida la había pasado rodeada de adultos.
Camino por los pasillos. Fue al comedor. Hasta fue a los laboratorios, los saludo desde afuera para que la dejaran entrar, pero le dijeron que estaban muy ocupados y la dejaron ahí afuera, sin siquiera abrir la puerta para saludarla. Siguió deambulando de un sector al otro, era como si fuera invisible para ellos...
Y si era invisible para ellos, significaba que no le prestarían atención si se paseaba por las instalaciones como antes. Una chispa de rebeldía se prendió en su interior.
Solo iría a dar un vistazo, no podía pasar nada malo, insulso, tal vez, encontraría a algún ser que necesitara de su ayuda. Ella era la que mejor comprendía lo que se sentía no poder controlarse, incluso, sus palabras podrían servir de consuelo y les daría fuerzas para no perder la esperanza. Si ellos habían logrado curarla, también los curarán a ellos. Y probablemente, encontraría algún amigo.
Era la primera vez que rompía las reglas, siempre había sido una chica obediente, hasta hoy. Tampoco era que estaba haciendo una locura, solamente estaba caminando, no podía entender qué tenía eso de malo como para impedirle circular por ahí, ni siquiera veía gente. Todo parecía igual que siempre.
Su único obstáculo, podría haber sido las cámaras de seguridad, pero con su nuevo don eso no fue un problema. Con un sutil movimiento, las cámaras se movían para dejar de apuntar al pasillo para apuntar en otro ángulo o al techo, permitiendo que ella pasara sin ser vista. Cuando pasaba y ya no estaba al alcance de las cámaras, las volvía a colocar en su posición anterior.
La curiosidad la llevó a abrir cada puerta que veía, preguntando si del otro lado se encontraba algún ser. Nunca llegó a saber qué había del otro lado, cada puerta que intentaba abrir, estaba completamente cerrada. A medida que caminaba, dependiendo del sector, las puertas iban cambiando de material. Algunas eran puertas normales, comunes y corrientes, otras eran de un metal pesado, otras de madera y algunas, incluso, tenían cadenas y candados.
Alexa supuso que dependiendo del tipo de puerta, era el nivel de peligro de cada ser que se encontraba del otro lado. Así que, solamente se dedicó a intentar abrir las puertas comunes. Al siguiente sector, tuvo que ser más cuidadosa debido al personal que había de guardia. Para su suerte, ninguno era un ser, y su presencia allí, provocó que su curiosidad aumentara hasta el punto de quebrar más las reglas.
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Editado: 29.08.2025