Los sedantes fueron lo mejor que le pasó, estaba tan drogada que podía ver a sus hermanos y amigas. Era como si el ataque a la escuela nunca hubiera pasado y su vida hubiera continuado con normalidad.
Estaba en su cuarto con las chicas, la situación había ameritado una pijamada para contar lo que había pasado, todas ya tenían puestos sus pijamas y estaban sentadas en la alfombra comiendo pizza. Lanzó la bomba sin pensarlo y todas se quedaron sorprendidas menos Via, Amara se quedó con la expresión congelada en la acción de morder su rebanada de pizza. Explicó apresuradamente que tuvo una cita con Ethan pero que no estaba tan segura si lo era o no.
-Si, él es muy raro- comentó Cathie con una risita nerviosa.
-¿Qué pasó con Cameron?- le preguntó Amara aún parpadeando tratando de comprender lo que acababa de decir.
- Mm creo que somos mejores como amigos.
- ¿Y qué tal?- preguntó Tiff.
- Fue raro- admitió.
- ¿Por qué?- indago Via, como si sintiera cierta duda.
-Me hacía toda clase de preguntas.
-¿Desde que edad tienes tu don? - Via movió la boca pero su voz no era suya.
- Exacto. Eran esas clases de preguntas..
-¿Sientes el frío o el cambio de temperatura?- Amara era quien estaba preguntando, pero su voz sonaba a la de un hombre, ¿acaso le estaba jugando una broma?
-No- respondió- Y también de mi familia…
-¿Cómo cuáles?- quiso saber Cathie
-¿Qué dones tienen los integrantes de tu familia?- el tono de Tiff era más adulto, como si sonara de unos mas de treinta años.
- Mi mamá tiene el don de multiplicación corporal, mi papá es telequinético, mi hermano mayor es vidente y mi hermano menor tiene… super velocidad…
No le gustaba cuando se acababan pero hacía más soportable el laboratorio, siempre estaba en casa con sus hermanos o con sus amigas, incluso con Ethan, aunque ya no le parecía tan raro.
Cuando volvía en sí, tachaba día por día. Su cuerpo poco a poco mejoró, ya no tenía moretones de golpes nuevos y las agujas ya no le dejaban cicatriz. Vivía feliz en la ignorancia de no saber qué hacían con ella en el laboratorio, incluso su corazón llegó a latir más rápido cuando la llevaban caminando hasta el laboratorio, porque cuando la inyectaba, sus hermanos y amigos estaban con ella.
Volvía a la escuela, vivía esa vida que le había sido arrebatada. Volvía a su vida aburrida, apreciada y cotidiana, con discusiones sobre las responsabilidades con sus hermanos o sobre idioteces de donde salir o que ponerse con sus amigas.
Se deprimía cuando los sedantes dejaban de hacer efecto y se asustaba al despertar cubierta de cables. Un día despertó antes de tiempo y se dio cuenta que la tenían en una especie de cápsula prendida fuego.
Estuvo despierta cuando le quitaron las vendas de la cabeza y lloró todo el proceso. No podía tolerar como pasaban sus manos por su cabeza, ahora toda magullada y donde antes había cabello, su oreja estaba destrozada y tenía una horrible cicatriz. Fueron tan despreciables hasta el punto de darle el espejo para que se viera, solo le bastó un vistazo y lo rompió. Ante esa acción, solo le gritaron y le negaron los sedantes, y a la vuelta volvieron a llevarla arrastrando porque hizo un berrinche por que no le dieron sus sedantes del día, mentalmente se rio como una desquiciada. Los estaba insultando no porque la habían desfigurado sino porque no le querían dar un maldito sedante por romper un espejo inútil, prefería que la golpearan a que le hubieran negado el sedante.
En realidad no le gustaban, solo quería estar en otro lado y sin eso no era posible, por eso los quería tanto. Perdió su esperanza cuando pasaron los sesenta días. Primero pensó que era un pequeño atraso en el plan, podía pasar y era comprensible, pero ya no pudo superarlo tres días pasado los dos meses.
Pasó las noches en vela maldiciendo y odiando a su hermano, ¿él había hecho lo mismo con Randy? ¿los había abandonado? ¿estaba buscando a Randy mientras a ella la mataban lentamente?
Otros días recordaba todo lo que él había hecho por ella y rogaba que viniera rápido pero al cabo de la primera semana, se canso de marchar los días, eran una muestra y un recordatorio de que seguía ahí adentro.
La despertó el ruido de la puerta viniéndose abajo, se sobresaltó y se incorporó. El humo inundo la habitación y entraron hombres encapuchados vestidos de negro con mascaras y todos estaban armados. Asustada, se arrinconó en su esquina, abrazada a su manta, el humo la hizo toser y le lagrimearon los ojos.
Las personas de negro se acercaron a ella y la arrastraron fuera, comenzó a gritar asustada y a retoserse. Había sido buena, no se había vuelto a portar mal, era injusto que la fueran a torturas a esas horas.
El humo que reinaba en el pasillo llamó su atención y se dio cuenta, que la estaban cargando y que el caos reinaba en todos lados.
Mierda nos van a llevar a otro lado, pensó asustada.
La bajaron y la obligaron a correr, no podía resistirse porque la tenían sujeta de los brazos. Cuando llegaron afuera, Cory estaba esperándola, Ash volteo hacia atrás y el edificio que dejaron atrás se encontraba envuelto en llamas. Corrió hacia Cory feliz al ver que si había mantenido su promesa y cuando casi estuvo en sus brazos…
La realidad la despertó. Abrió los ojos y aun estaba en ese maldito rincón, sola. Lloro y grito, ya lo lo toleraba más. Trato de llamar a su fuego, intento e intento, pero seguía igual, crepitando débilmente en su interior pero incapaz de manifestarse. Apoyó las manos en la puerta y presionó con fuerza, tratando de que pasara cualquier cosa, intento que el débil calor subiera por sus brazos y se enfocara en sus manos y concentrar ahí el calor. Trato de intensificarlo aunque eso significara quemarse por dentro pero solo logro que sus manos quedaran, otra vez, marcadas con hollín negro en la puerta.
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Editado: 07.10.2025