¿seria mi esposa, señorita?

2

ASHLEE

Todavía estaba en shock después de todo lo sucedido. No entendía porqué Scott hizo una cosa como esta.

Han pasado cinco días y no se ha sabido nada de Scott. Como fue capaz de aparecer como si nada frente a mí.

Estuve muy enamorada de él y sufrí cuando me enteré de su muerte ¿por qué fingirla?

—¿Necesita algo señorita Ashlee? —me preguntó Frida apenas entré a la cocina.

—Sólo quiero un vaso de jugo.

—Enseguida señorita —le imterrumpí.

—Sólo Ashlee, Frida. Por favor.

—Esta bien Ashlee. Como tú digas.

—Así está mejor —le respondí con una sonrisa—. Chris no me ha llamado a mi celular ¿Ha llamado a casa?

—Hace una hora más o menos. Dijo que llegaría un poco más tarde hoy.

—De acuerdo —dije desanimada.

Desde que le dije a Christopher que no me sentiría cómoda volviendo a trabajar en la empresa por el momento, siento que se ha vuelto algo distante. Se ha sentido raro el hablar poco y apenas compartir momentos juntos.

Por la mañana ha sido extraño despertar y no verlo junto a mi en la cama. He querido pensar que me ha querido dar mi espacio, dejándome pensar y analizar lo que esta sucediendo. Aún así lo necesito a mi lado y me apoye.

Tomé el vaso de jugo que Frida me acercó y lo bebí de un sólo trago. Estaba sedienta. Con lo sola que me encontraba en la habitación, lo que hacía la gran mayoría del tiempo era simplemente llorar. Llorar por haber sido engañada, llorar por no saber que era lo que pudiera pasar y llorar por sentir que el hombre que amaba no estaba conmigo.

Estaba decidida a conversar con él, necesitaba su apoyo... simplemente necesitaba de él.

Me despedí de Frida, pidiendo me avisará si Chris llamaba de nuevo. Dijo que lo haría. Al llegar a nuestra habitación sólo me tumbe sobre la cama y comencé a extrañar a mi mamá. Ella fue mi apoyo cada vez que tenía problemas con Scott, sin duda mi gran consejera. Aproveché que hacía mucho no hablaba con ella ni con Melissa y agarré mi celular que estaba sobre la mesita de noche.

Contestó luego de un par de tonos.

—¡Hola hija! Que gusto que nos llames.

—Hola mamá ¿cómo están?

—Muy bien hija. Por mi parte, comencé a emprender en un pequeño negocio de repostería y me ha ido bastante bien, gracias al cielo.

—¡Eso es genial mamá! Te felicito.

—Gracias hija. Esto en parte lo logré gracias a tu futuro marido —apenas mi madre dijo eso, sentí un leve vacío en mi corazón, como si algo me faltara—, con lo que tenía ahorrado para el tratamiento de tu hermana, y gracias a sus consejos, decidí invertirlo y comenzar este pequeño negocio y me ha dado resultado.

—Que bueno mamá, me alegro mucho por ti, en serio ¿Y mi hermana como está?

—Ella además de contenta y radiante, pudo retomar lo que tanto le gusta, que como sabes es el deporte.

—Sí, recuerdo que fue duro para ella el tener que dejarlo cuando comenzó todo.

—Así es. Converse con ella y el doctor Philips que la operó y dijo que con el trasplante de médula todo salió perfecto y que sólo es cosa de que vaya retomando su vida de a poco. Que el tiempo y su cuerpo dirán si es factible volver a lo que era su vida anterior.

—Esas son grandes noticias. Siempre recuerdo que Mel se esforzaba en ganar sus competencias de atletismo. Y era la más feliz cuando eso sucedía.

—Así es, hija. De a poco además ya le volvió a crecer su cabello, un día me dijo que no se lo cortaría nuevamente. Tu hermana y sus ocurrencias.

—Las extraño tanto mamá, quisiera estar con ustedes.

—¿Sucede algo malo hija? Te noto algo extraña.

Tenía miedo de que este momento llegara. Pero creo que era mejor contarle a mi mamá lo sucedido hace sólo unos días.

—La verdad es que sí mamá. Hace unos días, me dio una crisis de pánico y terminé en el hospital.

—¡Ay hija, por Dios! ¿Por qué no me dijeron nada?

—Tranquila mamá, Christopher estaba conmigo y sólo estuve unas horas. Luego me dieron el alta y pudimos volver a casa.

—¿Pero por qué terminaste en el hospital? ¿Y por qué hablas de que volvieron a casa?

Decidí contarle todo desde un principio.

—Bueno, yo... hace unas semanas comencé a recibir unos anónimos que hablaban sobre volver a mi vida y estar conmigo de nuevo.

—Hija, me asustas... -me interrumpió mi madre.

—Recibí más de un anónimo y aunque no le tomé mayor importancia, Christopher si lo hizo así que optamos por vivir juntos en su departamento.

—Por un lado era de esperarse considerando que se casarán.

—Sí, aprovechando la oportunidad me decidí por rentarlo y ya tengo a alguien viviendo ahí. Se aprovechó de rentar y así tener otro ingreso extra.

—Es una gran idea cariño.

—Sí, Chris me convenció. Pero eso no es lo peor. Terminé en el hospital porque me encontré con alguien que jamás imaginé.

—¿Con quién? Hija no me asustes.

—Con Scott mamá, mi ex novio.

—¡¿Qué?! ¡¿Pero como es posible?! Acaso no estaba muerto.

—Sí mamá, lo mismo pensaba yo, pero al parecer fue todo un engaño. Luego de ese pequeño encuentro no lo he vuelto a ver ni menos saber de él.




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