¿seria mi esposa, señorita?

4

ASHLEE

Había decidido volver a la empresa. Ya me sentía mejor de ánimo y Christopher luego de su sorpresa estuvo mucho más cercano a mí. Tal y como lo necesitaba.

Sonó mi teléfono y pude ver que era Mónica, la recepcionista del edificio quien llamaba.

—Hola Mónica ¿Sucede algo? —pregunté apenas alcé el auricular y puse sobre mi oreja.

—Sí. Has recibido una carta. Pero no tiene remitente. Quise llamarte para consultarte si quieres aceptarla o no.

Comencé a sentir miedo. Por un breve momento, todos mis recuerdos de aquel día cuando lo volví a ver se hicieron presentes. El verlo, la sonrisa que tenía de felicidad y luego mi desmayo. Gracias a Dios, Rachel estaba conmigo.

—¿Ashlee? ¿Sigues ahí? —escuché de pronto por el otro lado de la línea.

—Eh... sí. Si claro que estoy. Puedes enviarla por favor.

—Seguro. Envío a Derek con la carta para ti.

—Perfecto. Muchas gracias.

Colgué la llamada y de inmediato le marqué a Chris para avisarle. No pasaron ni treinta segundos y ya estaba junto a mi en mi escritorio.

—¿Crees que sea de Scott? —le pregunté.

—Es lo más probable —me respondió con la mirada fija en el ascensor.

—Tengo miedo —confesé.

—No te preocupes, sabes que te apoyaré en todo —esta vez se giró para responderme.

Justo en ese momento sonó el timbre del ascensor indicando que alguien estaba llegando. Se abrieron las puertas y era Derek quien salía. Tal y como dijo Mónica.

—Dame eso por favor —dijo Chris apenas llegó Derek a nuestro lado. Él, por su parte me miró dudoso. Fue Chris quien le respondió por mí—. Ashlee es mi prometida, no hay problema.

Ante eso, Derek se sorprendió pero no dijo nada. Sólo le entregó la carta y se fue, dejándonos nuevamente solos. Mi novio abrió el sobre y sacó la hoja del interior. Comenzó a leer en silencio y por su expresión, definitivamente no decía nada bueno.

—Ya dime que dice, por favor.

—Ashlee, mi amor. Que agrado fue volver a verte. Lástima que duró tan poco tiempo. Pronto sabrás nuevamente de mí. Espérame que vine por ti y esta vez no te dejaré ir.

Chris terminó de leer la carta en voz alta para mí y era evidente su enfado. No era común que un día cualquiera a tu novia le llegue una carta de un ex novio psicópata y amenace con quitartela.

—¿Qué se supone que haré ahora? ¿Cómo supo donde trabajo?

—No lo sé. Pero créeme que no permitiré que un loco cualquiera se acerque a ti, por muy novio tuyo que haya sido.

—¿Crees que si pudo averiguar dónde trabajo pueda saber también donde vivo?

—Es una posibilidad pero tendré que informar a Jeremy, el jefe de los escoltas.

—Dios quiera no pase nada malo.

—Tranquila. Yo me haré cargo.

—Agradecería me mantuvieras informada de todo. A pesar de lo que pueda planeado en mi contra, es mi derecho saber que es lo que ocurre.

—Lo sé nena. Prometo que te diré todo. Ahora será mejor volvamos a trabajar que ahora tengo reunión con Jacobson. He tomado la decisión de cancelar mi acuerdo con el. Prefiero buscarme otro socio que no me obligue a casarme.

—Tienes todo mi apoyo cariño. Te informaré cuando llegué.

 

 

CHRISTOPHER

Estoy en la sala de reuniones junto a Eric Jacobson. Él me sigue hablando sobre el proyecto que tiene en mente una vez que concretemos el tan famoso acuerdo. Estoy esperando se calle para decirle que tomé la decisión de cancelar este acuerdo que sin duda no llegaría a ninguna parte.

—¡Christopher! ¿Me estás escuchando? —interrumpió mi silencio.

—La verdad es que no.

—¿Qué dices? ¿Hace cuarenta minutos que te hablo y no has escuchado ni una sola palabra? —preguntó ofuscado.

—No —respondí tranquilamente—. Y tengo una clara razón para no hacerlo.

—¡¿Y cuál sería esa razón?! —gritó a la vez que se paró del sillón de mi escritorio.

—Que ya no hay trato.

—¿De qué hablas?

—La razón es muy sencilla y lo sabes. Para concretar el acuerdo que teníamos quieres que me casé con tu hija, pero sabes perfectamente que Angelique no me interesa en lo más mínimo.

—¿Y qué pretendes?

—Buscarme otro socio que no me obligue a casarme cuando no es lo que quiero.

—¿Y qué voy a hacer ahora?

—Ese ya no es mi problema. Ya te dije que tengo novia y se llama Ashlee, con la cual me casaré muy pronto. Por lo que comprenderás no me interesa involucrarme con nadie más.

—Esto no se quedará así. Ya tendrás noticias mías... sólo espera y verás.

—No te tengo miedo.

—Más te vale que lo tengas —habló y salió de mi oficina dando un portazo.

Me levanté inmediatamente y lo seguí. Justo cuando abrí la puerta de mi oficina, pude escuchar cuando le dijo a Ash:

—Y tu putita... te arrepentirás de haberte metido donde no te llaman.

Ante tal insulto no pude evitar dirigirme a él con enojo.

—¡Con mi novia no te metas imbécil!

—Entonces que no se meta donde no debe.

Dijo eso y se alejó hacia el ascensor. Apretó el botón y por suerte el elevador se mantuvo en el piso por lo que las puertas se abrieron de inmediato y entró en el.
 




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