¿seria mi esposa, señorita?

7

CHRISTOPHER

Por fin había llegado el día que me reuniría con aquel hombre, el señor Jake Hamilton, que decía ser dueño de una empresa de comida para vegetarianos que estaba comenzando y que según dijo, nos había buscado porque sabía del potencial y renombre que tenía nuestra empresa en la ciudad.

Pude notar cuando entró a mi oficina, que miraba de un modo extraño a mi prometida. No dijo nada, a lo mejor sólo fueron ideas mías.

—Buenos días señor Hamilton —saludé al hombre que ingresaba mientras me levantaba de mi asiento.

—¡Buen día Christopher! —dijo él muy animado—. Es un placer conocerte al fin.

—Lo mismo digo. Tome asiento por favor.

Nos sentamos en mi escritorio y noté algo extraño en su mirada.

—Disculpe Jake ¿lo conozco de alguna parte?

—No lo creo —respondió él—. Estoy hace muy poco aquí en Chicago.

—Puede ser. Lo que pasa es que su rostro me suena algo familiar. En fin, cuéntame qué te trajo hasta aquí.

—Como bien te mencioné antes por teléfono, tengo intención de abrir un restaurante de comida vegetariana por aquí y tengo entendido que tu empresa es una de las mejores con referencia al marketing.

—Así es. Ya llevamos unos cinco años en el rubro y nos ha ido muy bien.

—Entonces me alegra haber escogido bien.

—¿Te apetece un café, té?

—Sí, un café estaría bien.

Marqué el intercomunicador para hablarle a Ashlee.

—Ashlee ¿Podrías traer dos cafes por favor?

—Sí, enseguida los llevo señor —respondió ella. Habíamos acordado que si se trataba de clientes nos siguieramos tratando como tal. No queríamos mal interpretaciones de parte de los clientes, por resguardo a que decidan terminar sus contratos con nosotros.

Colgué la llamada y me centré nuevamente en este potencial cliente. Mi sorpresa fue mayor cuando vi que me apuntaba con un arma y cargaba el arma lista para disparar.

—¡Suelta ese teléfono y desconéctalo! —ordenó gritando.

—¿Señor Hamilton? —pregunté alarmado.

—No soy el señor Hamilton. Soy Scott Hartmann.

—¿Scott?

Fuimos interrumpidos por Ashlee que entraba a la oficina con la bandeja de café. Su grito de miedo hizo que se cayera la bandeja y por ende, los cafes también llegaron al suelo.

—¿Q-qu-que su-sucede aquí? —preguntó asustada sin importarle que parte del líquido haya caído sobre ella quemándola.

—Ashlee cariño, quédate allí y no te muevas... —le dije tratando de sonar calmado, sabiendo que Scott seguía apuntando a mi cabeza.

—¡Ven aquí mi amor! Esperé tanto este momento.

—¿Quién es usted y porque me dice amor?

—Soy Scott ¿no me reconoces? —dijo esperanzado.

—¿Sc-Scott?

—Sí nena. Ven.

—¡No! —gritó ella—. Me engañaste.

—¡Ven aquí o te arrepentirás! ¿Ves mi arma? —dijo al tiempo que la movía sin dejar de apuntarme—. Esta arma esta lista para disparar y si no vienes ahora hacia mi, tu novio morirá.

Ashlee y yo nos miramos por un breve momento y le indiqué que le hiciera caso. Ella lo hizo parándose justo en frente de mí pero quedándose a un lado de Scott.

Él, sin desaprovechar el momento, la abrazó hundiendo su rostro en el hueco de su cuello y oliendola, deleitándose de su olor. Ella sin inmutarse trataba de soltarse pero no lo conseguía ya que el agarre que tenía Scott sobre ella se lo impedía.

—Ahora volveremos a estar juntos mi amor... y para siempre —le dijo mirándola fijamente. Momento en el que traté de acercarme a ella y soltarla del agarre del imbécil de su ex novio, pero fue en vano. La bala que amenazaba con salir lo hizo y llegó a mi hombro dándome un tiro certero en el lado izquierdo. Caí al suelo, retorciéndome del dolor.

—¡Te dije que no te acercaras!

—¡Chris! —gritó Ashlee tratando de soltarse de su agarre siendo imposible ya que Scott la apretaba más contra él.

—¡Me las pagarás maldito! Ashlee es mi chica ahora, tú la perdiste hace tres años cuando decidiste hacerte pasar por muerto.

—¡Cállate! —exclamó provocándome—. Tu no sabes nada.

Traté de levantarme del suelo pero no podía. El dolor se hacía más fuerte al querer mover el brazo. Scott dejo de agarrar a Ashlee y acercándose a mí, sacó algo de su bolsillo y me tapó la nariz y boca, impidiendo que respire nada más que el olor de aquel paño. Al cabo de unos segundos mis ojos se cerraron y no supe más.

 

 

ASHLEE

Traté de acercarme a ellos, pero mis pies no respondían. Estaba en shock por estar al frente de Scott.

¿Por qué tuvo que aparecer así de pronto a joderlo todo?

—¡Chris despierta! —grité a mi novio deseando que despertara, cosa que no sucedió.

—¡No despertará por un buen rato, tú te vienes conmigo.

Apenas terminó de hablar me agarró muy fuerte de los brazos y me puso el mismo paño que había ocupado con Christopher hace un instante. Traté de forcejear con él para soltarme pero era imposible. Aplicaba demasiada fuerza. Al cabo de un minuto, me di cuenta que caía inconciente al igual que Christopher y sintiendo que era arrastrada por Scott afuera de la oficina de mi jefe, sin claro conocimiento de ahora me llevaría.

[...]

 

CHRISTOPHER

Sentía ruido a mi alrededor, unos pitos sonaban desde el lado derecho de donde me encontraba. No sabía donde estaba precisamente pero si me di cuenta de que estaba acostado sobre algo blando, así que rápidamente asumí que me encontraba en un hospital.




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